Se vale soñar
¬ Augusto Corro jueves 24, Nov 2011Punto por punto
Augusto Corro
Josefina Vázquez Mota, la precandidata panista a la Presidencia de la República, se fue a España a armar la tremolina: presentó su libro de entrevistas, quehacer propio de los periodistas; atestiguó el triunfo del conservador Mariano Rajoy y le dio el espacio y tiempo necesarios a sus tradicionales ataques al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En medio de la euforia de la victoria de la derecha española para renovar la presidencia obtenida por el mencionado Rajoy, quien fue felicitado directamente por la política mexicana, aprovechó el momento para decir: “Claro que me veo como él el año que viene. Con mucho entusiasmo. Me veo construyendo hacia adelante, veo a los mexicanos diciendo en las urnas sí a la modernización del país y a la democracia, y no al populismo ni a las nostalgias del pasado”.
Con el fin de lograr sus sueños, la diputada azul con licencia tendrá que superar un sinnúmero de obstáculos. Para empezar en su partido tendrá que definirse quién de los tres aspirantes azules será el protagonista en la sucesión presidencial. No estará fácil para la escritora y entrevistadora Vázquez Mota, porque uno de sus adversarios políticos, el ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, es el delfín de Calderón y, como es lógico, el michoacano luchará hasta el último momento para que le funcione el dedazo.
Si bien es cierto que la legisladora es la mejor posicionada en las encuestas electorales de su partido, el presidencialismo se hará sentir de una u otra manera, porque para nadie es un secreto, que Calderón en ningún momento dejó de influir en las acciones partidistas que se han desarrollado, en esa organización política. Sin duda la propia Vázquez Mota se convirtió en un dolor de cabeza para el calderonismo.
La actividad política en el PAN se vio afectada porque en la cúpula partidista se busca aplicar el dedazo en las designaciones para candidatos a diputados y senadores, con la consecuente pugna entre las corrientes internas encabezadas por Vázquez Mota, Santiago Creel, el de los permisos a los casinos; y Ernesto Cordero, el precandidato que no crece, pero que tiene mayor poder entre los azules, debido al apoyo presidencial.
A nivel interno, los grupos tendrán que limar sus asperezas para sacar al candidato de unidad, con cierta demora. No olvidar que mientras en el partido azul continúa la opacidad para designar a su abanderado, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya tiene a su candidato: el ex gobernador Enrique Peña Nieto, quien en las encuestas encabeza las preferencias electorales con muchos puntos de diferencia a su más cercano competidor. En el otro caso, los perredistas ya designaron a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para que los represente en la sucesión presidencial del 2012.
Ante ese panorama, Vázquez Mota tendrá que dejar de soñar y plantarse en la realidad que le ofrece pocos caminos para salir airosa en sus empeños políticos. Si se compara con el victorioso Rajoy, el viacrucis de este para llegar al poder empezó hace varios años con derrotas estrepitosas y fue hasta en la tercera oportunidad cuando, por fin, derrotó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en otras cosas, porque el gobierno de izquierda manejó pesimamente la crisis económica que azota a España. En ese escenario de tragedia social, con millones de desempleados (parados) el Partido Popular (PP), de Rajoy fue bienvenido.
Las condiciones sociales, económicas y políticas que vive España, son diferentes a las que existen en México que está inmerso en una lucha contra la delincuencia organizada, que más bien parece una guerra civil con más de cincuenta mil muertos; el tejido social destruido en algunas regiones del país y la amenaza de que grupos delincuenciales dejen sentir su presencia en los comicios del próximo año.
En los dos sexenios panistas, México se estancó en su desarrollo económico. El que se anunció como el Presidente del Empleo terminó con un gran número de desempleados. Y como señalamos renglones arriba, son contados los sitios en los que se puede disfrutar de la seguridad pública. En las demás regiones del país, los cárteles de la droga desarrollan su guerra con decenas de miles de víctimas en acciones cada vez más sangrientas, con los resultados que todos conocemos.
En las condiciones en que se encuentra nuestro país, Vázquez Mota deberá empezar por convencer a los electores que en la guerra de Calderón contra el narcotráfico, los mexicanos resultaron beneficiados y demostrar punto por punto lo positivo de los resultados.
La precandidata panista reconfirma que, en caso de ser presidenta, pasará a una segunda fase en la lucha contra el narcotráfico, que produzca un fortalecimiento de las policías, la aprobación de la ley de lavado de dinero (¿otra vez?) que “cierre el paso a la impunidad, a la corrupción” y la creación de una agenda de seguridad y de prevención.
La pregunta obligada es: ¿Cómo y cuando se terminará la primera fase de la lucha anticrimen?, pues a la guerra fallida de Calderón contra la delincuencia organizada no se le ve fin y poco o nulo interés por cambiar a una estrategia con menos número de víctimas.
Posiblemente la precandidata panista convenció a los españoles que la escucharon en la presentación de su libro Nuestra oportunidad. Un México para todos, un texto en el que entrevista a políticos y a cuanta persona se dejó, que ella es la mujer idónea para gobernar a México, (¿y?) ¿Esto les interesa a los hijos de la Madre Patria?
Vázquez Mota debe despertar de sus sueños y buscar la manera de decirle al electorado que el PAN busca una tercera oportunidad para gobernar, a pesar de esa sarta de errores imposibles de ocultar registrados durante los once años que van de poder panista. Tiempo suficiente en que la sociedad ha sido afectada por daños irreversibles.