Cómo fabricar culpables
¬ Claudia Rodríguez martes 22, Nov 2011Acta Pública
Claudia Rodríguez
La masacre del 31 de enero de 2010 en Villas de Salválcar, Ciudad Juárez, misma en la que perdieron la vida 15 jóvenes, tiene todavía un largo tiempo por delante para lograr cerrar capítulos.
Tras las ráfagas de plomo que segaron la vida de más de una decena de adolescentes y jóvenes en el mismo lugar y que dejaron a casi 15 heridos, le siguió otra gran tragedia. Fue la conceptualización que dio el señor Felipe Calderón desde el extranjero a varios chicos que se reunían en casa de un familiar o conocido a departir por ocasión de un cumpleaños. Ir a un centro de esparcimiento público ya implicaba desde hacía mucho tiempo, un gran peligro por las balaceras que continuamente se presentaban al interior de esos locales en Juárez, y en muchos otros puntos del norte del país.
Calderón enlodó más el violento y sangriento evento cuando aseguró que los jóvenes sorprendidos, heridos y muertos, no eran más que criminales de una banda a los que se les ajustaba cuentas. Después, trató de enmendar su aseveración y presentarse frente a las madres juarenses que habían perdido en dicho evento, a hijos comprometidos con su estudio y hasta con el deporte. Pero la dignidad de varias de esas madres le asestaron de forma pública una “bofetada” a Calderón, al reclamarle la muerte de sus hijos y sus injustas imputaciones.
“Todos somos Juárez” fue un programa que entonces Calderón impulsó para que aquella ciudad fronteriza reencontrara el camino libre de la violencia que asestan los criminales.
Pero de Villas de Salválcar y su tragedia, aún hay más que bordar.
El caso de Israel Arzate Meléndez uno de los implicados como presunto culpable, se abona como otra gran desdicha al evento primario.
Sólo diez días después del asesinato de los jóvenes de Salválcar, Arzate debía ser trasladado desde el Cereso de Chihuahua a una audiencia de vinculación de proceso ante el juez para declararse culpable de homicidio de 15 personas en una fiesta de estudiantes, pero el preso no llegó. Por lo cual, su defensa sería desde ese momento más que difícil.
Pero ahora, tras el informe de la organización Human Rights Watch, “Ni seguridad, ni derechos: ejecuciones, desapariciones y tortura en la “guerra contra el narcotráfico” de México, se describe como Israel Arzate Meléndez fue torturado para declararse culpable y luego, otra vez atormentado, cuando militares se enteraron que podría declarar esta acción.
En México, los criminales ya no se distinguen. Han entrado a nuestras casas. Cualquiera puede pasar en un segundo del anonimato al mal cruel señalamiento.
Acta Divina… En septiembre de este año, el presidente Felipe Calderón, durante su discurso en la ceremonia de apertura de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, señaló: México combate el crimen en todas sus manifestaciones con toda energía, pero es necesario, ahora más que nunca, que los países con más altos niveles de consumo de drogas realicen acciones efectivas para disminuir la demanda”.