Arquidiócesis contra el IFE
¬ Augusto Corro martes 22, Nov 2011Punto por punto
Augusto Corro
La Arquidiócesis de México arremetió contra el Instituto Federal Electoral (IFE). En su semanario “Desde la Fe”, tituló su editorial: “El costo de la democracia”.
No le dio vueltas al tema. Fue al grano. Las consideraciones de los representantes de la Iglesia católica fueron las siguientes:
El IFE se ha convertido en una enorme burocracia. Sus consejeros gozan de sueldos “insultantes”. Está controlado por los partidos políticos.
Se encuentra desvinculado del interés de los ciudadanos.
Concretamente, se refirió al mencionado organismo como “uno de los productos más caros del país, cuyo presupuesto para el próximo año alcanza casi los 16 mil millones de pesos”. Destacó el insultante sueldo de cada consejero que asciende a 170 mil pesos, sin contar los 12 mil adicionales para alimentos, 4 mil para teléfono móvil y 5 mil para gasolina, así como los costosísimos seguros médicos y de vida de los que gozan no sólo ellos, sino una gran parte de los funcionarios de dicho instituto.
El Arzobispado de México también cuestionó la efectividad de los institutos electorales de los estados y si ésta se corresponde con la dimensión de los recursos públicos que se les asignan. Los señalamientos contra el IFE no son nuevos. Sin embargo, en esta ocasión sí podrían remediarse algunos problemas, pues los puntos de vista fueron emitidos por los representantes de una las fuerzas más importantes de México: la Iglesia católica.
Esperemos que las organizaciones políticas y el propio IFE escuchen los puntos de vista de la Arquidiócesis, que es el sentir y el pensar de la sociedad mexicana.
¿Cómo es posible que el IFE funcione con tantos cuestionamientos, que desde su nacimiento se convirtió en una oficina electoral en la que nadie confía?
Por cierto, ¿qué paso con los tres consejeros faltantes? No cabe la menor duda de que a la partidocracia le importa un comino que el IFE llegue mocho a las presidenciales del 2012. En la democracia luego se permiten exageraciones que dañan a las instituciones.
TRISTE ANIVERSARIO
Anteayer se festejó un aniversario más de la Revolución Mexicana. Aquella gesta heroica que costó la vida a más de un millón de compatriotas, según los historiadores.
Casi fueron 70 años los que estuvieron las palabras de Revolución Mexicana en boca de los políticos. En nombre de ese movimiento, los funcionarios públicos acumularon riquezas, ilegalmente, desde luego, mientras que la mayoría de la sociedad recibió pocos beneficios.
Hubo cambios obligados por la evolución del pueblo, porque así tenía que ser, pero en ningún momento las acciones revolucionarias llevaron beneficios a las clases sociales menos favorecidas económicamente.
Tan rotundo fue el fracaso de la Revolución Mexicana, que en el presente, más de 50 millones de mexicanos viven la pobreza, incluidos aquellos que enfrentan el problema del hambre, porque no tienen manera alguna de conseguir un poco de dinero para satisfacer sus necesidades de sobrevivencia.
También millones de jóvenes conocidos como “ninis”, porque ni trabajan ni estudian son el resultado de una “revolución” parcial, que tuvo su importancia únicamente en los discursos de los políticos.
Debido a las estrategias económicas, sociales y políticas fallidas, a 101 años de la Revolución Mexicana, nuestro país se encuentra sumido en un baño de sangre por una guerra que el gobierno federal panista declaró a la narcodelincuencia.
Por eso, el aniversario de la Revolución Mexicana cada año se convierte en un acto intrascendente, quizá triste por lo inútil que resultó el sacrificio de tantos mexicanos.
ESPAÑA Y SU VIACRUCIS
Los problemas de la economía mundial sacudieron a Europa. Las crisis reventaron a los gobiernos en Grecia, Italia y España.
Anteayer hubo elecciones para renovar el gobierno español y el triunfador fue Mariano Rajoy, del Partido Popular, obviamente de derecha. Rajoy es el alumno más destacado del ex presidente José María Aznar, quien avaló la invasión estadunidense a Irak, encabezada y promovida por George W. Bush.
Quienes siguieron los acontecimientos en Europa a raíz de los conflictos económicos, sabían muy bien que el presidente José Luis Zapatero, de izquierda, no podía con el paquete, como se dice coloquialmente, y que lo mejor que pudo hacer fue adelantar las elecciones presidenciales. De otra manera, hubiera sido echado del poder ignominiosamente.
Era insostenible la posición de Zapatero, pues llevó a España al precipicio con una política económica antipopular que produjo millones de desocupados. En sus errores como gobernante, llamaron la atención sus inclinaciones a la derecha. En ocasiones no se distinguía quien ejercía el poder: ¿la derecha o la izquierda?
Que Rajoy sea presidente no significa que España saldrá de la crisis como por arte de magia. El Fondo Monetario Internacional (FMI) le exigirá al nuevo gobernante la aplicación de restricciones que agobiarán más al pueblo español. Y no será con discursos como Rajoy convencerá a la Unión Europea de que España se encuentra en la mejor disposición de superar sus problemas.
A los españoles les esperan días difíciles, porque la izquierda y la derecha han gobernado muy lejos del pueblo.
En sus primeras palabras como triunfador absoluto, Rajoy se curó en salud. Dijo que no cabe esperar “milagros”. La verdad es que ni con milagros podrá salir España del abismo económico en que se encuentra. Bueno, dejemos que Rajoy saboree las mieles de la victoria, aunque alguien tendría que advertirle que de ninguna manera le será fácil salir del lío en que se metió.