La guerra que falta
¬ Augusto Corro lunes 21, Nov 2011Punto por punto
Augusto Corro
En los próximos días tendrán que definirse los nombres de los candidatos o candidatas al gobierno capitalino. No será fácil, porque en los diferentes partidos se libra una lucha sorda de la que, a veces se conocen solo algunos detalles, por la violencia en que se dirimen sus ambiciones. Sin embargo, las organizaciones políticas en el Distrito Federal tendrán que apresurarse a nombrar a sus aspirantes antes que se desborde la contienda electoral en estos días de efervescencia política nacional y local.
En la capital mexicana el Partido de la Revolución Democrática es la organización política dominante, la que ostenta el poder político. El jefe del gobierno capitalino es perredista, en la Asamblea del DF los representantes de la izquierda son mayoría; en las delegaciones políticas también mandan los amarillos.
Y como no toda la izquierda mexicana es perredista surgen los problemas, pues no todo mundo acepta que el jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, tenga el privilegio de ser el gran elector en el DF. Es decir, el único que decidirá quién será su sucesor en el cargo.
Como perdió la candidatura para la Presidencia de la República ante Andrés Manuel López Obrador, en el PRD se manejó la idea de que hubo un acuerdo entre ambos políticos basado en que el perdedor se encargaría de manejar, a su criterio, la sucesión en el DF.
Se supone que la situación es diferente y las decisiones de Marcelo sobre los movimientos políticos en la capital tendrán que pasar por el tamiz de la organización lópezobradorista Movimiento Regeneración Nacional, debido a una sencilla razón: los seguidores del tabasqueño tienen problemas muy complejos con Los Chuchos quienes profesan una profunda amistad a Marcelo, además de que tienen a un candidato propio: el senador Carlos Navarrete.
Ponerse de acuerdo en la disputa del gran pastel que representa la capital, provocará conflictos de pronóstico reservado. El propio Marcelo tiene a su delfín en Mario Delgado, actual secretario de Educación, que a pesar de todo el apoyo que ha recibido de su protector no levanta el vuelo. En las encuestas de aspirantes mejor posicionados, ocupa el último sitio.
Entre los candidatos con mayor posibilidades de conseguir la candidatura de la izquierda se encuentra la asambleísta Alejandra Barrales y el procurador Miguel Angel Mancera, según los resultados de encuestas serias. Si Marcelo se empecina en apoyar a Mario Delgado se complicarán las pugnas en la izquierda, aunque en los otros partidos como el PRI o el PAN las aguas tampoco se encuentran tranquilas.
En síntesis, grupos que forman parte de Morena buscan reglas claras para la sucesión en el DF. No será fácil, porque se buscará evitar el dedazo, supuestamente aprobado por la cúpula de las izquierdas, que beneficiaría a candidatos a cargos de representación popular: senadores, diputados, asambleístas y delegados políticos. Y para que no haya pleitos de familia, el pastel tiene que repartirse equitativamente.
De todas maneras, la multicitada izquierda tiene que aplicarse en resolver cuanto conflicto se le presente, porque en las encuestas para conocer quién tiene las preferencias del electorado como candidato o candidata al gobierno capitalino, resultó que la priísta Beatriz Paredes ocupa el primer lugar. Le sigue la mencionada Alejandra Barrales.
Ninguna de las dos mujeres, a pesar de encontrarse en los mejores sitios de las encuestas, ha promovido con intensidad sus pretensiones e imagen. Así es que existe la posibilidad de que ambas políticas se encuentren como abanderadas de su partido en la contienda electoral del 2012.
Pero falta ajustar todavía algunos detalles en el PRD, lo mismo que en el PRI. Para empezar Marcelo debe aceptar que con Mario Delgado, todo será en vano, porque el delfín se ve desangelado, preocupado porque las encuestas no le favorecen. En cambio, Alejandra Barrales, como señalamos arriba, sin promover tanto su imagen, es más conocida y aceptada por los electores.
En el PRI la lucha interna en el DF también se libra con todas las armas que se tienen a la mano. La imagen del dipuhooligan, Cristian Vargas, en el hospital, nos hablan de la intensidad de la batalla. Después del enfrentamiento entre las pandillas (perdón), planillas Blanca y Roja, con varios lesionados, en el Revolucionario Institucional se prendieron los focos rojos.
Desde luego, algún jefe priísta exhortará a la cordura a los tricolores, porque si en realidad tienen las oportunidades de conseguir el poder con Beatriz Paredes, los pleitos internos a nada positivo los conducirán.
En el PAN el horno apenas se empieza a calentar. No corren las prisas entre los blanquiazules, quizá porque saben que no tienen ninguna posibilidad de triunfo en el Distrito Federal. El ex priísta, ex perredista y ahora panista Demetrio Sodi de la Tijera es el más movido entre los aspirantes del PAN a sucederle en el cargo a Marcelo.
Por otro lado se encuentra la disputa entre las panistas Gabriela Cuevas y Mariana Gómez del Campo, prima de Margarita Zavala. Ninguna de las dos tiene posibilidades de triunfo. El otro contendiente es el director general de la Comisión Nacional del Agua, José Luege Tamargo, quien carece de méritos políticos para aspirar a la candidatura del DF.
También aparece en la lista de panistas el delegado en Cuajimalpa, Carlos Orvañanos, quien se autodestapó como precandidato. Si no pudo gobernar su delegación, menos lograría manejar a una urbe con millones de habitantes.
Si logra superar sus líos internos, el PRI participará con Beatriz Paredes; y la izquierda con Alejandra Barrales, como candidatas a gobernar una de las ciudades más grandes del mundo.