Crisis y opciones
Francisco Rodríguez miércoles 13, Ene 2010Índice político
Francisco Rodríguez
En menos de 140 caracteres:
En 30 años, la clase política neoliberal ha destruido al país.
La expectativa es una hambruna, como la del África Subsahariana.
(Segunda parte)
PARA EL ECONOMISTA Julio Zamora Bátiz, cuyas reflexiones comencé a presentarle ayer aquí, “hubo un esfuerzo, hace 30 años (el Sistema Alimentario Mexicano -SAM-) por dar a los mexicanos seguridad alimentaria incrementando la producción de los artículos de mayor consumo. Hoy en día la agricultura no abastece más del 52% del consumo nacional. Lo cual es explicable porque carece de apoyo técnico, los limitados programas promocionales favorecen a los influyentes y a las grandes empresas agrícolas, no hay seguros ni precios de garantía -que todos los países desarrollados tienen- y, el colmo, el crédito agrícola se contrajo 30% entre 1997 y 2005.
“La inversión pública se redujo a menos de la mitad de lo que significaba respecto al PIB hasta 1982; se perdió el control nacional del sistema bancario y de seguros; la eficiencia educativa es peor cada año y sistemáticamente ocupamos los últimos lugares en las encuestas que hacen la OCDE y UNESCO.
“La dependencia del petróleo como fuente del gasto público nos orilló a sobreexplotar el recurso, que ahora acusa una fuerte tendencia a la baja. Se ha disminuido año a año desde 1994 el gasto en ciencia y tecnología y los principales afectados han sido Pemex, que carece de capacidad técnica para explotar los yacimientos ya localizados en aguas marítimas profundas y semiprofundas, y el sistema de universidades públicas”.
Zamora Bátiz, quien es egresado de la UNAM, maestro en Desarrollo Económico Williams College de USA y con estudios de doctorado en Economía (Universidad de Texas), es maestro en el IPN y la UNAM. Coautor de varios libros sobre desarrollo regional. Autor del Por qué y para qué del TLC y de La corrupción en USA, es actualmente presidente de la Academia de Economía de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y vicepresidente de la Junta Directiva Nacional de dicha sociedad.
Zamora pone el dedo en la llaga: “los neoliberales condenaron el crecimiento del mercado interno al congelar los salarios con aumentos iguales a la inflación y pusieron todas sus esperanzas en el mercado externo. Para ello firmaron al mayoreo tratados de libre comercio, con 42 países en total, bajaron o eliminaron la protección a la producción nacional y creyeron que las exportaciones crecerían hasta sustituir la demanda doméstica y generar utilidades cuantiosas.
“Lo que ha sucedido es que nuestro comercio exterior sigue dependiendo del mercado de los Estados Unidos de América, con el cual tenemos el 83% de nuestro intercambio. Porcentaje por cierto igual al que teníamos en pleno porfiriato, en el siglo XIX y sin tratado comercial.
“Los empresarios no tienen productos competitivos para introducirse en la economía globalizada y, más allá de las tradicionales y rimbombantes declaraciones de los funcionarios, carecen de respaldo bancario, de transportes -no hay un solo buque carguero de bandera nacional- y de promoción para abrir nuevos mercados. Además de la carga fiscal tienen que pagar la corrupción y absorber los altos costos internos de las materias primas y de los servicios, especialmente los energéticos comercializados por el gobierno federal.
“La agricultura tiene baja productividad y se insiste en cultivar productos de baja demanda internacional y que no responden a los cambios en la dieta de los mexicanos urbanos, sino a las costumbres campesinas, que ahora solamente representan una quinta parte de la población nacional.
“El resultado es que la pobreza se enseñorea en el país. Ha aumentado en los últimos años hasta que la mitad de la población se incluye en este renglón estadístico y casi la mitad de estos pobres carecen de recursos para comprar la canasta mínima de consumo, ya que viven con menos de un dólar al día. O sea, estamos ante la expectativa de hambrunas masivas, puesto que esos porcentajes son similares a los de las zonas paupérrimas de la India, el África subsahariana y zonas aisladas del Asia sudoriental.
“Un resultado palpable es la disminución de las tallas de los niños que ya se registra en el sureste y las zonas montañosas de Oaxaca y Guerrero, la reaparición de enfermedades asociadas a la pobreza, como la tuberculosis y la muy de moda influenza A H1N1.
“El salario real ha perdido el 70% de su poder adquisitivo entre 1988 y 2006 y apenas hemos creado empleos. Los indicadores respecto al número de nuevos solicitantes de trabajo que fueron absorbidos por la economía son 21% en el salinato, 36% con Zedillo, 14% con el anterior presidente y menos aún con el actual. Antes los promedios sexenales respectivos eran de 90% a 95% hasta 1970 y 67% en la década siguiente.
En síntesis. Hemos vivido durante un cuarto de siglo en una economía en plena crisis”.
Treinta años ya. Y no se observa en el horizonte que esta situación pueda cambiar, ¿o sí?
Índice Flamígero: Para el psicoanalista social José Antonio Lara, el estallido social está contenido: la actual política económica de manera perversa ha contenido el estallido social, los aumentos continuos y en fechas decembrinas, la desaparición de Luz y Fuerza maquiavélicamente planeada a finales de año, el aumento de asesinatos que más parecen advertencias, el desempleo que apunta a la depresión del mexicano, la injusticia en torno a los niños que murieron calcinados en Hermosillo, sin que hasta la fecha exista un solo preso por esos asesinatos, el bioterrorismo de la influenza, esto y más, apunta a introyectar impotencia en el mexicano, lo mismo que depresión, apatía, y en muchos casos coraje; sin embargo, este coraje se diluye ante la apatía social, convirtiéndose en desesperanza, hay que aumentar a todo esto el manejo emocional televisivo encargado cuando le conviene de ser siervo del poderoso y cuando no ser el amo que manda y signa lo que debe de ver y sentir el mexicano. ¿Por qué no hay un estallido social? Por que la guerra de alta intensidad que vivimos los mexicanos ha destruido en muchas almas la esperanza y la lucha, ha golpeado a nivel emocional a la población mexicana.