Una derrota anunciada
Augusto Corro martes 15, Nov 2011Punto por punto
Augusto Corro
El priísta Fausto Vallejo será el próximo gobernador de Michoacán. Los perdedores son: Luisa María, hermana de Felipe Calderón Hinojosa, candidata panista, y Silvano Aureoles, aspirante perredista.
La lucha política por el poder estatal no fue fácil, aunque se trataba de una derrota anunciada para panistas y perredistas.
Los problemas nacionales que vive México se sienten y se viven intensamente en Michoacán, azotado por la violencia desde hace más de 11 años. Estaba claro que los michoacanos no evitan a votar por más de lo mismo. Es decir, los electores quieren un estado tranquilo, con un gran interés de vivir en armonía, en paz, lejos de la ola de asesinatos y secuestros.
Desde el gobierno perredista de Lázaro Cárdenas Batel en la entidad mencionada empezaron a actuar los grupos delincuenciales que hacían gala de impunidad. Con Leonel Godoy en el poder, reafirmaron sus acciones criminales “La Familia Michoacana” y “Los Caballeros Templarios”. Antes, otras bandas de hampones, como la de “Los Valencia” habían abonado el terreno para el resurgimiento del crimen organizado.
Desde luego, la política estuvo relacionada, o la relacionaron a propósito, con los cárteles de la droga y a las autoridades federales realizaron redadas de funcionarios públicos estatales, y de alcaldes michoacanos sospechosos de colaborar con la delincuencia.
La acción del gobierno federal fue criticada ampliamente, porque las detenciones de funcionarios y ediles se registró meses antes de las elecciones intermedias para renovar la Cámara de Diputados. No se pudo evitar que se calificara el hecho como una medida electorera para desviar la intención del votante.
Finalmente, los detenidos lograron su libertad, pues no se les comprobó delito alguno relacionado con el crimen organizado.
Por cierto, en esas elecciones, quien sí resultó acusado fue Julio César Godoy, hermano del gobernador Leonel. El hermano incómodo fue señalado de ser un miembro importante de “La Familia Michoacana”.
Julio César participó como candidato perredista para diputado federal y ganó. Los legisladores del sol azteca lo metieron de contrabando a San Lázaro para que rindiera su protesta como congresista.
Luego de esa ceremonia protocolaria, las autoridades intensificaron su interés por la captura del político michoacano, cuyo paradero se desconoce.
UNA ACTITUD PASIVA
Leonel Godoy, el mandatario estatal michoacano, desde que asumió el poder, se distinguió por una actitud pasiva ante los embates cada vez más agresivos del gobierno federal panista.
En medio de los ataques de los cárteles de la droga y de las acciones prepotentes de Calderón, el mencionado mandatario estatal no encontró la manera de superar el sojuzgamiento intenso al que fue sometido, debido a su incapacidad para gobernar.
De tal suerte que al gobierno perredista actual le tocó cubrir de tierra la tumba del partido del sol azteca que empezó a cavar el junior Lázaro Cárdenas Batel.
Quizás uno de los errores garrafales de Leonel Godoy fue el de permitir que el gobierno federal no respetara el pacto federal y Michoacán se convirtiera en el estado, más a la mano, para realizar el experimento de la guerra contra la narcodelincuencia. La idea no resultó. Esa entidad continúa bajo la ola sangrienta del crimen organizado. El último ataque que recibió la sociedad michoacana fue el asesinato del alcalde panista de La Piedad, Ricardo Guzmán Romero, cuando repartía propaganda.
Sin embargo, el mal no se quedó en la tierra de Lázaro Cárdenas, sino que se extendió a todo el país, con el resultado que todos conocemos: más de 50 mil muertos por una guerra que se inició sin ser sometida a la consideración de los mexicanos.
DE LAS CAMPAÑAS
La tibieza o la complicidad de Leonel Godoy se evidenció cuando el gobierno federal, descaradamente, decidió apoyar a la hermana de Calderón, Luisa María en la candidatura panista rumbo a la gubernatura.
Según los adversarios políticos, la primera hermana de México recibió ayuda importante de los delegados federales de las diferentes dependencias gubernamentales. Uno de esos funcionarios coordinó la campaña de Luisa María. De plano, ese apoyo no funcionó.
Así pues, varias derrotas dolorosas se registraron en Michoacán. La primera fue la relacionada con Felipe Calderón Hinojosa, quien se empeñó en que su hermana ocupara la gubernatura de su estado natal. Calderón, en otra ocasión fue vencido por el PRI cuando buscó ser el gobernador.
Esta vez pensó que con el poder federal podría inclinar la balanza a favor de Luisa María. Fracasó nuevamente. A pesar del derroche de recursos, el PAN no logró su propósito. El triunfo del candidato priísta, Fausto Vallejo, afectó los cacicazgos de la familia Cárdenas y del propio Partido de la Revolución Democrática (PRD), que pierde “su principal bastión histórico e ideológico, la cuna misma del cardenismo”.
Como planteamos al inicio de estas líneas, en las elecciones de Michoacán, la derrota panista estaba anunciada, porque los michoacanos estaban decididos a votar contra la violencia que con tanto ahínco promueve el gobierno federal con su guerra fallida contra el narcotráfico.