Trolls en Noruega
* Especiales, Cine viernes 11, Nov 2011Vértebras del cine
Luis Diego Hernández Romero
Trol, de André Øvredal
Los mitos y leyendas de una comunidad se generan a partir del contexto histórico de la misma. Mientras en nuestro país vemos a La Llorona, en Londres al Hombre Lobo o el Vampiro; en Noruega aparecen los trolls, seres horrorosamente gigantescos, aunque poco inteligentes.
Aprovechando esas historias populares, el cine ha desarrollado un subgénero a partir de falsos documentales. Así como El Proyecto de la Bruja de Blair, Cuarto Contacto u Holocausto Caníbal, las cuales presumen de mostrar la realidad sobre eventos extraordinarios; la cinta noruega Trol, aparece con la premisa de enseñar al mundo la existencia de los trolls que habitan en las montañas y bosques de dicha región.
El director casi desconocido, André Øvredal, nos otorga una cinta irregular, única, capaz de converger la fantasía y la realidad en los tiempos contemporáneos. Sin perder de vista el propósito de entretenimiento, tampoco olvida el sentido de seriedad que debe tener al presentarse como un supuesto documental.
La película parte con un grupo de estudiantes que durante una investigación sobre un cazador furtivo, darán con Hans, un excéntrico sujeto, cuyo trabajo consiste en exterminar a los trolls que irrumpen en territorio humano. A lo largo de la cinta observamos trolls de todos tamaños, siendo acabados mediante métodos heterodoxos.
El filme recupera los elementos básicos de las leyendas escandinavas, con todo y el carácter moralizador de dichas narraciones. En específico, la cuestión de la religión cristiana, que en algunos momentos de la historia de Noruega, fue poco aceptada; y que de acuerdo a la leyenda el troll es capaz de olfatear a los cristianos.
Es inevitable relacionarla con la recién estrenada Monstruos: Zona Infectada, puesto que son del mismo estilo y además, ambas fueron realizadas con un presupuesto muy limitado. Sin embargo, al realizar una comparación es fácil darse cuenta de que Monstruos, se ve superada por la solidez del guión de Trol.
Probablemente su punto débil consista las exageradas reiteraciones sobre la autenticidad de las imágenes y la conspiración del gobierno por mantener oculta la información. Hasta cierto punto, repetir tantas veces que se trata de “algo real” hace que el espectador deje de creerlo; es como tratar de aferrarlo al suelo y limitarle el vuelo a su imaginación.
La película es un híbrido total pues no es propiamente una cinta de acción, ni de horror; Su ritmo es pausado, sin llegar a ser aburrido. Su entretenimiento está basado en la intriga sobre cómo Hans, el cazador de Trolls, se las arregla para eliminar a semejantes criaturas. Se trata de una imponente cinta recomendada para aquellos que gozan de la mitología escandinava.
Cuadro por cuadro
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