La necedad desplaza a la razón
¬ José Antonio López Sosa jueves 10, Nov 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Felipe Calderón nos demuestra un día tras otro que su necedad está por encima de cualquier razón o explicación. El temperamento de una persona iracunda, reaccionaria y sobre todo, ensimismada es lo que se deja ver desde la residencia oficial de Los Pinos.
Human Rights Watch (HRW) entregó a Calderón un informe sobre la situación en cinco estados del país afectados por el crimen. En síntesis han dado a conocer que hay un notable incremento en las violaciones a los derechos humanos, así como el hecho que la política del presidente ha sido un fracaso al no reducir la violencia.
José Manuel Vivanco, director par las américas de HRW lo entregó en mano al presidente Calderón. En el reporte se hace hincapié en que en Baja California, Chihuahua, Guerrero, Nuevo León y Tabasco las fuerzas de seguridad aplican torturas en forma sistemática.
La reacción de Calderón fue la acostumbrada, ante leer de forma oficial lo que se conoce desde hace tiempo en el país por buena parte de los ciudadanos, el poder de Felipe Calderón y su investidura presidencial no le alcanzaron para remover de su puesto a Vivanco -como lo hizo incluso a petición expresa, con el embajador de los Estados Unidos Carlos Pascual o como lo ha hecho con todo aquel funcionario que le contradice en algo- pero de inmediato procedió la descalificación.
Felipe Calderón aseguró a directivos de HRW que quienes violan los derechos humanos en México son los criminales. Estamos en el punto que el presidente en turno es capaz de contradecir cualquier estudio serio y reconocido internacionalmente cuando esté en contra de su política o de su extraña realidad mexicana, que sólo él y su gabinete vive.
Ante esta reacción de Felipe Calderón no nos queda más que sentarnos y esperar a que su administración concluya. No hay forma en que el presidente entienda, no hay forma que pueda aceptar a quien difiere de sus políticas y sobre todo, no hay manera alguna que acepte algún error.
En sus discursos Calderón pareciera el mandatario perfecto, sin errores, puras decisiones atinadas, medidas a tiempo y políticas oportunas. Nada de abusos, corrupción o medidas electoreras. Cualquiera que escuche a Calderón sin conocer México o su realidad se imaginaría un paraíso en medio de la tierra. Lamentablemente entre tanto discurso de utopía la realidad mexicana está en uno de sus peores momentos históricos, como ya lo han dicho desde fuera, al borde del estado fallido y con la peor crisis de inseguridad de la historia de la nación.
Ni hablar, a esperar al 1 de diciembre de 2012.
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