El rumbo de las coaliciones
Ramón Zurita Sahagún lunes 15, Mar 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Finalmente, serán seis de un total 12 estados en que derecha e izquierda marchen coalicionados con rumbo a las elecciones del cuatro de julio.
En los cinco restantes en que las alianzas no pudieron concretarse son pocas las posibilidades de triunfo de unos y otros, con todo y que en ellos se incluyen tres estados gobernados por esos partidos. En dos gobierna el PAN y en el restante el PRD.
Los partidos aliancistas apuestan a que con sus propias armas son capaces de ganar una elección para sostener los reductos en los que gobiernan, apoyados, además, con los magros resultados alcanzados durante la administración de alguno de sus militantes.
Con todo y ello parece que la apuesta resultará infructuosa, toda vez que los momios no los hacen favoritos en esas entidades.
Tlaxcala parece ser la entidad más representativa en cuanto a alternancia se refiere, ya que la entidad era gobernada hasta 1998 por el Partido Revolucionario Institucional, dándose en aquella ocasión la victoria del PRD, representada por un ex priísta Alfonso Sánchez Anaya. Seis años más tarde, el partido ganador resultó ser el PAN, claro que contando con un candidato que recién había renunciado al PRI, Héctor Ortiz Ortiz.
Hoy, la alternancia parece presentarse nuevamente en la figura de un priista que mantiene militancia, toda vez que el partido se posicionó nuevamente en las preferencias electorales.
Zacatecas, gobernado durante las dos más recientes administraciones sexenales por el Partido de la Revolución Democrática, se acerca a la posible pérdida de este bastión, donde el PRI muestra signos de recuperación, ante un escenario dominado por los conflictos internos entre militantes del partido del sol azteca.
El ex gobernador Ricardo Monreal Ávila y la gobernadora Amalia García Medina no lograron superar las amplias diferencias entre los grupos afines a uno y otro, por lo que el rompimiento puede hacer crisis en las urnas.
Aguascalientes parece perdido para los panistas que mantienen el gobierno estatal por dos administraciones sexenales y podrían entregarlo nuevamente al PRI.
Felipe González ganó por amplio margen a Héctor Hugo Olivares Ventura en 1998 y desde entonces el partido blanquiazul parecía imparable, ganando seis años después Luis Armando Reynoso, aunque ahora la plaza parece rendida en favor de los candidatos del tricolor.
Y aunque en esos estados panistas y perredista parecen claudicar a favor de sus eternos enemigos tricolores, en los siete restantes estados apuestan todo a que actuando en forma conjunta pueden arrebatar uno de esos territorios.
En los otros tres estados libres de alianzas, Veracruz, Tamaulipas y Chihuahua, las posibilidades de triunfo de derecha e izquierda son mínimas, resaltando el primero de los estados mencionados, donde si bien el candidato priista no es lo suficientemente fuerte, cuenta con un gobernador que si lo es y que se está convirtiendo en el principal operado de la estrategia electoral de su partido. En Tamaulipas, con todo y la gravedad de los problemas que se viven con la delincuencia organizada, el trabajo del gobernador actual es ampliamente reconocido y eso actúa a favor de su candidato y de su partido. Chihuahua marcha tranquila hacia una eventual victoria priísta, con todo y la difícil situación de inseguridad que se padece en Ciudad Juárez.
Los estados en los que gobiernan PAN o PRD, son de los menos favorecidos de los 12 en que los ciudadanos irán a las urnas el próximo cuatro de julio, ya que las principales gemas en juego se encuentran en manos de gobernantes priístas que buscan refrendar los triunfos electorales.
Veracruz es la máxima joya en disputa, seguida de Puebla, Oaxaca, Sinaloa, Tamaulipas, Chihuahua, Hidalgo, Durango y Quintana Roo, donde con la excepción de Chihuahua los opositores al PRI no han podido gobernar la entidad.
Ocho estados en los que los priístas mantienen dominio por más de ocho décadas, mientras que en el restante existió un intervalo de un sexenio en que los panistas gobernaron, pero lo hicieron tan mal que los priístas no tuvieron muchos problemas para recuperar el estado.
De las entidades en que derecha e izquierda van coaligados, Oaxaca, Durango y Quintana Roo, son las que más riesgo representan para los candidatos del PRI, toda vez que son en las que se centran las principales apuestas de los aliancistas.
Oaxaca representa la reivindicación de la razón de estas extrañas alianzas y una victoria en el estado significaría un paso adelante para lo que pudiera venir el año próximo, con la ratificación de las alianzas en una entidad considerada la más importante del país, en cuanto a número de votos, ingresos y significación política, como lo es el Estado de México.
Durango puede salvarse de la quema, dado que el PT se salió de la coalición de la derecha e izquierda y marcha con su cuota de votos por un camino que le puede resultar favorable al PRI.
Quintana Roo es el ejemplo de la prepotencia y excesos de un gobernante que pretende sembrar heredero y que en su absurdo puede representar la victoria para una alianza sumamente debilitada por carecer de candidatos bien posicionados o con reconocimiento ciudadano.