Bajo el signo de la muerte
¬ Augusto Corro viernes 4, Nov 2011Punto por punto
Augusto Corro
El próximo 13 de noviembre se efectuarán elecciones estatales en Michoacán para renovar gobernador, presidentes municipales y diputados.
El clima de violencia continúa incontenible en esa entidad. El miércoles en la noche fue ejecutado el presidente municipal de La Piedad, Ricardo Guzmán Romero, cuando participaba en un acto de campaña en la vía pública.
El edil panista recibió una bala que le disparó un sujeto (miembro de un comando, se dice) que viajaba en una camioneta Jeep negra, con placas de Jalisco. Hasta aquí el hecho que viene a sumarse a la ola sangrienta que ahoga a Michoacán desde hace cinco años.
Las acciones delincuenciales del crimen organizado eran esperadas por las autoridades de los tres niveles: federal, estatal y municipal. A pesar de que todo el estado está bajo el signo de la muerte, sólo siete áreas fueron marcadas como focos rojos.
Sin embargo, no hay fuerza pública capaz y suficiente para controlar, no digamos erradicar, los embates del crimen organizado, principalmente en Michoacán, donde “La Familia Michoacana”, “Los Caballeros Templarios” y “Los Zetas” ejercen su poder Bajo el signo de la muerte.
Desde el inicio de la contienda electoral local se pensó en los innumerables problemas a los que se enfrentarían los partidos políticos, debido, precisamente, al ambiente enrarecido por la delincuencia organizada.
En la recta final de las elecciones ocurre el asesinato del presidente municipal de La Piedad, acto que marca una serie de amenazas y presiones de los narcos contra los candidatos, de los diferentes partidos, que no son de su agrado o no les convienen a sus intereses.
Por lo menos, diez aspirantes a alcaldías renunciaron a participar en la justa electoral porque fueron intimidados por la narcodelincuencia. Claro, ellos argumentaron su abandono a las candidaturas por motivos “de salud” o “personales”.
Lo que ocurra en Michoacán debe ser analizado con la mayor preocupación, porque los grupos criminales buscan incursionar en la vida política de México. Aún es tiempo de evitar que la democracia se convierta en rehén de grupos del crimen organizado.
RENDICIÓN DE CUENTAS
México es un paraíso para la partidocracia. Esta hace lo que le viene en gana. Su poder es infinitivo y sus obligaciones nulas. Todos los partidos políticos tienen una cantidad determinada de dinero para sus actividades; pero deben presentar comprobantes de sus gastos. ¿Y qué creen? Ninguna de esas organizaciones cumple con ese requisito. Son beneficiarias del erario y no rinden cuentas.
Para el próximo año, el presupuesto para los partidos políticos será de 5 mil millones de pesos, más o menos. Son cantidades fabulosas de dinero que los políticos manejan a su antojo. Imagínese cuantas fuentes de trabajo podrían crearse con ese capital.
Sin embargo, a los partidos políticos poco o nada les interesa comprobar en que usan el presupuesto asignado.
Por ejemplo, en la revisión de gastos que hizo el Instituto Federal Electoral (IFE) a dichas organizaciones, se encontraron varias irregularidades: facturas inexistentes, proveedores con domicilios equivocados y cuentas bancarias sin reportar, etc.
Según se informó, el Partido Acción Nacional (PAN) “gastó 10 mil 440 pesos en tarjetas de felicitación, pero nunca entregó el comprobante que justificara dicho pago. El PRI contrató varias empresas que, al ser verificadas, resulta que no existen o dejaron de existir. El Partido del Trabajo compró palanganas, cubetas de barril, vasos, licuadoras, ollas para “regalos de campaña”, recursos que no estaban permitidos para ese fin. El PVEM falseó información. En el Partido Nueva Alianza se detectaron 97 cuentas bancarias por las que no presentó documentación”.
México es pues, un paraíso para los políticos. ¿Alguien rinde cuentas?
Si las organizaciones políticas se niegan a informar de los gastos que realizan, en los gobiernos de los estados, esa irresponsabilidad es algo común. Los saqueos del dinero público se convierten en escándalos temporales que luego se olvidan. Parece ocioso referirse a los ex gobernadores de Oaxaca, Puebla y Zacatecas.
En el caso de Oaxaca, en la administración de Ulises Ruiz Ortiz hasta el perico se robaron. En Puebla, mi “gober-precioso”, Mario Marín, disfruta de sus empresas aéreas. ¿Y las auditorías? Bien, gracias.
Los políticos viven en un mundo de privilegios; por eso tienen que alzar la mano para aprobar las alzas en los precios de las gasolinas, pues de otra manera esa fuente de dinero se agotaría y ya no tendrían los beneficios de una élite política consentida e irresponsable.
Vivir fuera del presupuesto es una locura, de ahí los pleitos entre los políticos que buscan sus beneficios personales, en el negocio productivo denominado democracia. No importa reflejar la imagen de ambición por los puestos públicos, lo que realmente interesa es entrar o permanecer en el circulo de los privilegiados, lejos del hambre y la inseguridad.
Feliz fin de semana.