¿Urgen las reformas?
Francisco Rodríguez jueves 27, Oct 2011Índice político
Francisco Rodríguez
Desde Monterrey, el lector Guillermo Sánchez me hace llegar la liga de un artículo publicado el más reciente 27 de agosto en el cotidiano argentino Página 12, en el que Tomás Lukin da cuenta de la reunión que en la ciudad alemana de Lindau sostuvieron 17 premios Nobel de Economía. Puede leerse ahí lo dicho por el reconocido egresado del MIT y hoy profesor de Columbia University, Joseph Stiglitz: “La teoría señalaba que uno de los problemas eran las rigideces en el mercado de trabajo. Pero hoy, los países donde se profundiza el problema del desempleo son aquellos que más desregularon ese mercado. En cambio, donde no se aplicaron esas políticas el desempleo es menor”.
Contrasta la opinión del experto con lo que aquí machacan un día sí, otro también, y ante cualquier pretexto el presidente Felipe Calderón y sus empleados, muy en especial Javier Lozano Alarcón, quien ocupa la cartera de Trabajo y Previsión Social.
Hace dos noches el gobierno se lanzó contra “los políticos” que hablan de modernizar al país, pero que no actúan en consecuencia a la hora de avanzar legislativamente en ellas.
Oportunidades no le faltan, pues, al ocupante de Los Pinos para reclamar que sus opositores no le permiten sacar adelante “las reformas que el país necesita”, cual reza la cantinela oficial.
Pero, de verdad ¿son necesarias esas reformas?
Ya nos dice el Nobel Stiglitz que “antes lo contrario”. Que los países que las han llevado a cabo son los que precisamente ahora sufren más desempleo.
No lo entiende así el poblano Lozano Alarcón quien, también hace un par de días, pero él en Ciudad Juárez, se lanzó contra los legisladores federales, por no aprobar la llamada reforma laboral.
“Me preguntan ¿cuál es la prisa de hacer la ley laboral? -comentó a los asistentes a un evento sobre competitividad, organizado por la patronal juarense-, y les respondo, pues la que tenemos se hizo hace 41 años…es obsoleta”.
Cuestión de mero añejamiento, simplemente. Nada dice Lozano de lo lesiva que, en caso de aprobarse, resultaría para los trabajadores, al tiempo que muy benéfica para las utilidades y bolsillos de los empleadores.
La reforma laboral que empujan el PAN, Calderón y Lozano contempla contratos a prueba y contratos de capacitación inicial, improrrogables, y que no se repitan en una misma empresa y con un mismo trabajador, sucesiva o simultáneamente ni en más de una ocasión, y trabajos de temporada, cuya terminación no implica responsabilidad patronal alguna, lo que pone en riesgo la institución laboral de la estabilidad en empleo que es el derecho del trabajador a permanecer en su trabajo mientras no viole la ley de manera tan grave que imposibilite el desarrollo o cumplimiento de la relación laboral; y que nuestro maestro el gran juslaboralista Mario de la Cueva, equiparaba al derecho de propiedad que tiene el trabajador, respecto de su trabajo.
En la propuesta de reforma también se propone derogar de la actual ley, la obligación del patrón de dar el aviso previo por escrito del despido al trabajador; y cuya omisión acaba de resolver la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que es una prueba de que el despido era injustificado; pues con la reforma se quiere ahora que ese aviso sea posterior al despido.
Agrega la reforma una nueva causal de rescisión de la relación laboral sin responsabilidad para el trabajador, que consiste en actos, conductas o comportamientos del patrón que menoscaben o atenten contra la integridad del trabajador; lo que resulta innecesario porque esto puede quedar comprendido en la actual causal de faltas de probidad del patrón.
Causa admiración la reforma que se pretende, de que los salarios caídos por una demanda por despido injustificado o por rescisión de la relación laboral, no podrán exceder de un año, contado a partir del día del despido o de la rescisión, o de la muerte del trabajador; aunque el juicio dure años.
También destaca la reforma el papel preponderante de los funcionarios de conciliación, pues los cambios también abarcan el que la llamada audiencia trifásica, de conciliación, de demanda y excepciones, y de ofrecimiento y admisión de pruebas, se divida en dos: conciliación, demanda y excepciones; y ofrecimiento y admisión de pruebas; y de que la conciliación se pueda realizar durante todo el tiempo que dure el procedimiento.
Así que, para dañar a los trabajadores, ¿cuál es la prisa señor Lozano?