Los niños sicarios
¬ Augusto Corro martes 25, Oct 2011Punto por punto
Augusto Corro
La delincuencia organizada golpea brutalmente a la sociedad al reclutar a menores de edad para convertirlos en halcones, informantes, en custodios de secuestrados, narcomenudistas, sicarios o capos de la drogas.
El último caso estuvo protagonizado por Jonathan “N” (a) El Gallito, de 15 años, quien confesó ser el jefe de la plaza en Isla Mujeres, controlado por la pandilla de Los Pelones.
El Gallito fue capturado por la policía y consignado ante un juez por el doble homicidio de dos mujeres, Irasema Domínguez Castellanos (a) Erika: y Analy Bautista Valente, de 23 y 28 años de edad, respectivamente, que se dedicaban al narcomenudeo en la isla mencionada.
La historia de Jonathan se suma a la de cuatro mil 44 menores detenidos de diciembre de 2006 a mayo de 2011.
Por cierto, el 60 por ciento de los capturados estaban vinculados a la organización criminal de Los Zetas y al cártel del Golfo.
El resto trabajaba para la Línea, brazo armado del cártel de Juárez; las bandas de Beltrán Leyva, La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios. Los menores entre 14 y 17 años ocupan el mayor porcentaje en las estadísticas.
Anteriormente, la opinión pública conoció el caso de El Ponchis, un adolescente de 14 años, capturado en el aeropuerto de Morelos, cuando intentaba huir rumbo a los Estados Unidos.
El detenido fue acusado de narcotráfico y según versiones oficiales, el menor confesó ser el autor de cuatro homicidios que cometió bajo el influjo de las drogas. Dijo que trabajaba para el cártel de Héctor Beltrán Leyva.
En agosto pasado, fue aprehendida una niña de 13 años después de un enfrentamiento entre la policía e integrantes de un grupo armado en un área rural de los Altos de Jalisco. La menor fue identificada como Perla o Niña Halcón.
Así pues, los niños que se dedicaban a robar espejos o a limpiar parabrisas cambiaron la forma de ganarse la vida. Las autoridades de todos los niveles poco o nada hacen para evitar que los menores caigan en las garras de la delincuencia organizada.
PANORAMA SOMBRIO
¿De qué sirvió trabajar como esclavo durante toda una vida si al final ya viejo y cansado vivirá en la pobreza?
Esta es la pregunta que se hacen miles de trabajadores que están a punto de jubilarse, pero que su pensión será raquítica, como para morirse de hambre.
Por eso, aquellos que tienen el derecho a la jubilación ya reciben una exigua pensión que promedia entre dos y cuatro salarios mínimos. Un universo calculado entre 28 y 30 millones de trabajadores carece de expectativas para pensionarse, pues solo un tercio de los económicamente activos cotiza en alguna institución de seguridad social.
Por eso, los expertos se pronuncian por la modificación de las leyes de seguridad social que beneficien a aquellos mexicanos (burócratas, obreros, empleados y oficinistas) que entregan sus mejores esfuerzos en el cumplimiento de su responsabilidad, de su trabajo, con la idea de una jubilación digna que les permita vivir dignamente.
Sin embargo, “la ausencia de un autentico y equitativo sistema de pensiones tiene a millones de mexicanos ante una realidad de pobreza vigente o en ciernes”.
Mientras, en México crece la población de personas de la tercera edad que tendrán que trabajar hasta que mueran, porque las pensiones, en caso de que las tengan, no les alcanzan ni para comer.
México será un país de viejos que vivirán en la miseria.
EL DESEMPLEO
Para seguir con los temas sociales, en las últimas noticias se destaca que México ocupa el primer lugar de desempleo en el mundo, con 40.9 por ciento. Le sigue Sudáfrica con el 25.7 por ciento y España con 21.2 por ciento.
Las cifras, frías como siempre, no reflejan el verdadero problema que padecen millones de mexicanos desempleados.
El gobierno federal panista no logró la creación de empleos que se necesitaban en nuestro país, como lo planteó en su campaña electoral Felipe Calderón Hinojosa, a quien nombraban, equivocadamente, el Presidente del Empleo. Terminó en el Presidente del Desempleo.
Desde luego, la falta de empleos alcanza principalmente a los jóvenes, luego a los adultos y de los adultos mayores ni se diga.
Por ejemplo, unos siete millones de jóvenes ni trabajan ni estudian. Son los denominados ninis, que, debido a diferentes factores sociales, no logran formar parte de la población económicamente activa. Tampoco tienen la oportunidad de realizar estudios de educación superior.
Y aunque se trate de profesionistas, de personas con títulos universitarios, estos también encuentran las puertas cerradas. Todos sólo tienen un camino: el comercio informal o el riesgo de formar en las filas de la delincuencia organizada.
El problema del desempleo es mayúsculo. El gobierno federal panista sigue, en la recta final, sin encontrar una solución. De vez en cuando, el secretario del Trabajo, Javier Lozano, con información falsa, se enorgullece de la creación unas cuantas fuentes de empleo, cuando son millones las que se necesitan.
Un funcionario de la SEP y los jefes de la policía ya dijeron que los jóvenes desempleados no tienen por qué preocuparse, pues hay fuentes de empleo en el comercio informal, en una de sus ramas como es la piratería; o en las plazas que se ofrecen en los cuerpos de seguridad.
No hay más sopas: ¿policía, delincuente, comerciante pirata o nini? Todo es cuestión de decidirse. ¿O no?