Cuauhtémoc Cárdenas
¬ Augusto Corro viernes 21, Oct 2011Punto por punto
Augusto Corro
Parece que aquello de genio y figura hasta la sepultura le viene muy bien a Cuauhtémoc Cárdenas por su tibieza, indecisión y ambición personal.
El michoacano dice que sí quiere participar como candidato presidencial y después duda y posteriormente manifiesta que no.
Afirma que no contenderá por la candidatura del Partido de la Revolución Democrática a la Presidencia de la República, a menos que los precandidatos, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, declinen y existan posibilidades reales de ganar.
Luego recomienda que el candidato (a la Presidencia) de las fuerzas progresistas sea alguien que pueda sacar al país adelante, que entienda el sentir progresista y democrático. Recalca: “Yo, entre muchos otros”.
La posición política de Cárdenas es como la de cualquier político que expone sus ambiciones y sus intereses; pero definitivamente, el michoacano actúa como un elemento que genera más división en la denominada izquierda, que se encuentra en la lona.
El perredista, en otras ocasiones, se refirió a la fractura que existe en el partido del sol azteca que amenaza con más divisionismo, cuando se trate de definir al abanderado presidencial de la izquierda rumbo a las elecciones del 2012.
Aunque Ebrard y AMLO juran y perjuran que no habrá problema alguno y que el uno apoyará al otro; en lo que se refiere a las ambiciones políticas no hay nada escrito.
Bueno, pues a esa disputa, vamos a suponer que se trata de una cuestión civilizada, que aún está por verse, Cuauhtémoc le huye. Dice que no competirá contra los precandidatos conocidos, pero tampoco se define por apoyar a alguno de ellos.
Con esa actitud, el líder moral perredista guarda su distancia, pero sí permite que sus seguidores coloquen mantas de apoyo a Cuauhtémoc en las principales vías de la capital. Es decir, quiere pero no quiere ser precandidato. ¿Quién entiende?
En las declaraciones de Cuauhtémoc no existe la palabra unidad, a pesar de que sabe muy bien que el partido, en el que supuestamente milita, es un rompecabezas difícil de armar.
JONÁS, SIN ESCAPATORIA
Jonás el hermano incómodo del alcalde de Monterrey, Fernando Larrazábal, sí cometió el delito de chantaje:
El dinero que recibió por la extorsión fue de un millón 135 mil pesos, más 30 mil dólares.
Lo anterior quedó asentado en el expediente del caso con las pruebas que recabó la Procuraduría de Justicia del Estado de Nuevo León. El representante legal del dueño del casino Red, Víctor Aldo García Gómez, precisó que se reunió cuatro veces con Jonás en las instalaciones del centro de apuestas.
El primer encuentro lo tuvieron el 7 de mayo y el hermano del presidente municipal le exigió la entrega de un millón de pesos a cambio de conseguir la apertura del local que había sido clausurado.
Agregó que horas después de sustraer dicha cantidad de la bóveda automatizada del negocio, personal del municipio llegó a retirar los sellos de clausura que habían instalado semanas antes.
Informó que el 30 de mayo del 2011 hizo el segundo pago de 100 mil pesos y una semana después, el 7 u 8 de junio, le entregó otros 20 mil pesos.
Precisó que “el último pago que realizó con la promesa de evitar la clausura y la suspensión definitiva de la Secretaría de Gobernación fue a las 17.00 horas del 19 de agosto y ese día le dio 30 mil dólares más 15 mil pesos”. (Milenio, 20 de octubre de 2011).
Bueno, pues los panistas ya tienen material suficiente para actuar contra su rebelde militante, el alcalde Fernando Larrazábal, quien es promovido por los regiomontanos para una senaduría y posteriormente lanzarlo a la gubernatura del estado de Nuevo León.
Con la figura abollada por la mala conducta de su hermano Jonás, Fernando tendrá que esperar mejores tiempos. El viacrucis de Jonás, en la cárcel de Cadereyta, apenas empieza.
MARTÍ BATRES
Más que compleja se vuelve la lucha política en el Distrito Federal, porque uno de los precandidatos de la izquierda al gobierno capitalino, les lleva una ventaja considerable a sus más cercanos competidores.
Nos referimos a Martí Batres, pues según una encuesta reciente de Beltrán & Asociados, el 41% de simpatizantes del Partido de la Revolución Democrática lo prefieren para jefe de Gobierno. Se dice que podría estar diez puntos arriba en las preferencias.
Como señalamos arriba, lo complejo del asunto estriba en que Batres no es el candidato de Marcelo Ebrard, quien, todo mundo lo sabe, se inclina por su secretario de Educación, Mario Delgado, que dicho sea de paso, no levanta.
No ocurre lo mismo con multicitado Batres, pues este tiene varios años metido en la grilla con el propósito de ser el próximo jefe del Gobierno capitalino. Tiene méritos propios y su manejo político le ha permitido realizar alianzas con los izquierdistas de otros partidos.
Ebrard no la tiene fácil. Tendrá que escoger entre Batres y Delgado. El primero demuestra que puede; el segundo está en veremos.
Feliz fin de semana.