Marcelo, Felipe, Norberto y Víctor Hugo
¬ José Antonio López Sosa viernes 14, Oct 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
¿Cuántos intereses distintos pueden conjuntarse en una mirada hipócrita?, ¿cuántas apariencias pueden guardarse en un abrazo o un saludo convenenciero?, ¿a cuántos ciudadanos se puede engañar al decir una cosa y hacer lo contrario?
Marcelo
Desde su llegada al gobierno de la Ciudad de México aseguró que no reconocería al presidente Calderón, evitó por años siquiera cruzarse con él en actos públicos por una especie de lealtad al movimiento de Andrés Manuel López Obrador.
Con Norberto el cardenal enfrentó dimes y diretes, hubo demandas de por medio y Marcelo aseguró estar del lado ciudadano y de los derechos más allá de los dogmas de fe y del pensamiento de unos cuantos religiosos. Marcelo sabe que Norberto protegió hasta su muerte al padre Marcial Maciel.
Todo ello se esfumó hace un par de días, los votos y los nuevos intereses colmaron a Marcelo, quien contra todos sus principios apareció ahí, entre aplausos y abrazos con Norberto y Felipe.
No tiene nada de malo, lo malo es pregonar una cosa y hacer lo contrario.
Felipe
El presidente indirectamente ha llamado populista a Marcelo, aplaudió con omisión cuando el entonces presidente Fox lo removió de la Secretaría de Seguridad Pública local. Su soberbia convirtió los desacuerdos ideológicos en trabas para el desarrollo de la capital del país hasta que decidió hacer las paces con Marcelo.
Felipe ha mantenido la congruencia: defendiendo pederastas católicos con omisión desde el estado, manteniendo su fe católica por encima del estado laico para el que trabaja, en fin, en ese sentido nada se le puede recriminar.
Norberto
El cardenal es todo un político, de esos que tiran la piedra y esconden la mano. Lamentablemente trafica con la fe de las personas para lograr sus perversos objetivos.
Lo mismo un día demandó a Marcelo y otro día le dio un abrazo. Criticó severamente a López Obrador y hace dos días le agradeció.
En síntesis demostró una vez más que la jerarquía católica sigue siendo un poder fáctico muy poderoso en México.
Víctor Hugo
A pesar que en las calles y los mítines llama espurio y pelele a Felipe, ahí estuvo para darle su caluroso aplauso.
A pesar que culpa al gobierno federal de tener al país con desempleo e inseguridad, con toda su “cercanía con el pueblo” ahí estuvo cerca de los poderosos en la foto y el discurso.
De pronto a Víctor Hugo se le olvidaron los discursos, las consignas y sus férreas críticas, en una palabra se neutralizó.
Todo esto porque dice Felipe, somos “guadalupanos”, o sea, seguimos siendo un pueblo tonto fácilmente manipulable, por lo menos eso creen los cuatro: Marcelo, Felipe, Norberto y Víctor Hugo, así los mostraron en la inauguración de la Plaza Mariana al norte del Distrito Federal.
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