La izquierda y su divisionismo
¬ Augusto Corro miércoles 5, Oct 2011Punto por punto
Augusto Corro
El divisionismo es el principal obstáculo que debe ser superado por los precandidatos a la Presidencia de la República para el 2012.
Nos referimos a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y a Marcelo Ebrard Casaubón (MEC), aspirantes definidos. También hay que agregar a Cuauhtémoc Cárdenas, quien no se siente descartado para la contienda.
Sin embargo, la lucha por abanderar a la izquierda será entre AMLO y MEC en condiciones difíciles para ambos, a tal grado que el primero llegaría a la contienda electoral apoyado por el Partido del Trabajo (PT) y su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y el segundo por el Partido de la Revolución Democrática.
La idea de que será candidato el mejor posicionado de ambos, no es más que un intento por manejar una imagen de unidad en la izquierda que cambiará, en cuanto se efectúen las encuestas para definir al ganador.
El domingo pasado, en el Auditorio Nacional, en la presentación del Morena, se notó el franco rechazo de los lopezobradoristas hacia el jefe del gobierno capitalino. Lo mismo ocurre con la militancia de izquierda que no duda en apoyar a AMLO.
De ahí, que los seguidores de MEC se pronuncien por una encuesta abierta y los lopezobradoristas por las entrevistas en los sectores de izquierda. Si la encuesta es general, la balanza estaría pareja para ambos contendientes. Si se pregunta a la izquierda, AMLO resultaría el ganador con una ventaja considerable.
Como se ve, la izquierda mexicana se encuentra en una encrucijada que si no llega a unificarse totalmente, su participación en las elecciones presidenciales sería catastrófica. El propio Ebrard reconoció que no tendría ningún caso participar si llegan divididos.
Los discursos y declaraciones de ambos frentes políticos no cesan y poco ayudan a mejorar el ambiente de confrontación que crece constantemente. Por ejemplo, anteayer, el ex dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Ortega, dijo que el apoyo del Morena no le garantiza a AMLO la candidatura presidencial.
Con su punto de vista, el chucho mayor pretende minimizar la fuerza del movimiento político en el que se apoya el tabasqueño y que es su orgullo. Además, se entiende que la camarilla que domina al partido del sol azteca no permitirá que AMLO los represente. Se trata, pues, del más puro divisionismo que al final de la justa electoral rendirá cuentas negativas. Y aquí es donde se encuentra el obstáculo principal.
Por eso, los analistas opinan que AMLO y MEC podría ir cada quien por su lado como aspirantes presidenciales. AMLO por el PT y su Morena, y MEC por lo que queda del PRD y con las esperanzas de que en el camino, el Partido de Acción Nacional, con pocas esperanzas de triunfo, renuncie a competir solo y se sume a su candidatura. Es decir, integrar una alianza partidista en la recta final de las elecciones.
En síntesis, se presenta la amenaza de un divisionismo mayor en la izquierda mexicana, sin posibilidades de acuerdos, arreglos o convenios que le auguren triunfos a sus abanderados.
No olvidar que esa pugna a escala nacional tendrá sus repercusiones en las contiendas electorales locales, incluidas aquellas para el cambio de jefe del gobierno capitalino, la renovación de las cámaras de Senadores y Diputados y las delegaciones políticas del Distrito Federal.
Aquí cabe la pregunta sobre quién será el candidato de la izquierda para jefe del gobierno en el DF. Si las dirigencias partidistas llegan a dividirse profundamente, los pleitos se extenderán a los partidos políticos. Por lo tanto, al no existir acuerdos para las candidaturas comunes, cada organización política de izquierda participará con sus propios aspirantes.
Por ejemplo, en la capital mexicana, bastión perredista, MEC ya tiene a su delfín, el secretario de Educación Pública, Mario Delgado, quien por cierto, dicho sea de paso, no levanta en las encuestas. Se encuentra mejor posicionado el procurador de Justicia, Miguel Ángel Mancera. Incluso, la propia Alejandra Barrales está en un mejor lugar entre los aspirantes, aunque se dice que ella podría irse al gobierno capitalino, una vez que MEC se marche a la campaña presidencial.
Decíamos pues, que MEC ya tiene a su candidato para sucederle en el cargo. AMLO no se ha pronunciado por alguno de su equipo para lanzarlo como aspirante al gobierno capitalino. Por lo menos, en este tema su reserva a opinar ha sido significativa. Ni siquiera protestó cuando uno de sus seguidores más importantes, Martí Batres, hoy ex secretario de Desarrollo Social, fue echado a la calle por MEC, al ser cuestionado por su acercamiento a Calderón.
Entre los izquierdistas que están muy cerca de AMLO y que tienen interés en participar como candidatos al gobierno capitalino, se encuentra el senador Ricardo Monreal, que en caso de ocurrir la fractura política, él sería uno de los hombres fuertes del tabasqueño para la contienda electoral.
La lucha por las demás candidaturas será a vencer o morir. El Distrito Federal se encuentra en poder del PRD desde que llegó Cuauhtémoc Cárdenas, continuó con AMLO y MEC. Tiempo suficiente para cimentarse, aunque, actualmente, los pleitos y las pugnas entre las tribus por las mejores posiciones políticas anuncian malos tiempos.
Desde luego, MEC protegerá y ayudará a los suyos y AMLO hará lo mismo y las pugnas se incrementarán en las bases, donde las tribus son dirigidas por políticos como René Bejarano “El Señor de las Ligas”, que, téngalo usted por seguro, será el primero en rechazar a los candidatos de MEC. Las izquierdas radicales, moderadas y suaves se verán la cara en una competencia electoral de pronóstico reservado, como dirían los clásicos.