Aviso a las fuerzas armadas
Ramón Zurita Sahagún miércoles 5, Oct 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Dos hechos recientes causaron preocupación dentro del sector militar, ya que sin estar involucrados elementos castrenses en dos sucesos violentos, éstos se desarrollaron a escasos metros de sus principales instalaciones.
Una balacera dentro de un restaurante que es frecuentado con gran regularidad por militares de diferentes grados, situado frente al Hospital Militar y a unos pasos de la Secretaría de la Defensa Nacional fue el primer aviso.
Pocos días después, dos cabezas dejadas en una camioneta, estacionada a pocos metros de las mismas instalaciones confirmaron la actitud retadora del crimen organizado.
Es cierto que en ninguno de los eventos estuvieron involucrados miembros de las fuerzas armadas, pero la actitud retadora inquieta a las autoridades civiles y militares, por las acciones atrevidas de los grupos delincuenciales.
Durante la presente lucha contra los cárteles de la droga, se ha suscitado una serie de bajas dentro del Ejército y la Marina como represalia por su incursión en esta batalla.
Militares de grados elevados (generales) han caído abatidos por el crimen organizado, algunos de ellos sometidos a excesos de tortura, para dejar muestras de lo que son capaces estos personajes del bajo mundo.
Los marinos también han pagado su cuota de sangre, aunque con personajes de menos rango dentro de la estructura naval, siendo el caso más sonado el de un elemento que fue abatido con todo y su familia, luego de que fuese filtrado su nombre como participante en la batida contra de uno de los grandes personajes del narcotráfico.
Los dos eventos sucedidos frente a las principales instalaciones del Ejército han sido minimizados, precisando que se trató de un cobro de cuentas entre robacoches y del segundo no se sabe nada.
De acuerdo con la información de las autoridades, tres muertos en uno de los eventos y dos cabezas encontradas en el segundo no son inquietantes, cuando menos para la seguridad militar, la que no sufre alteración alguna y realiza sus actividades normales.
Sin embargo, la duda se encuentra ahí, fue un simple aviso para los militares, se intentó inhibirlos o fueron hechos circunstanciales.
Y es que durante la participación de las fuerzas armadas en la lucha contra la delincuencia se han cometido errores, excesos que han dejado un sabor amargo entre la ciudadanía y entre las víctimas de los mismos.
En las semanas recientes se insistió en la existencia de escuadrones de la muerte o la aparición de cuerpos de paramilitares que actúan contra los grupos delincuenciales, aunque las autoridades lo han negado.
Incluso en la aparición de los 35 cadáveres dejados en la vía pública en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río, se presupuso que habían actuado esos cuerpos.
Una y otra vez la especie ha sido negada por las autoridades civiles y militares, aunque en algunos videos divulgados por estos presuntos vengadores dejan grandes dudas sobre su procedencia.
La ciudad de México se vanagloria de ser la más segura del país, donde no se presentan eventos de sangre como los de Veracruz en la actualidad o los de Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas en el pasado reciente.
Tampoco se le ubica como una zona de enfrentamientos como ocurren en Michoacán, Guerrero, Coahuila y tantas otras entidades del país.
Sin embargo, la cada vez más frecuente aparición de hechos de sangre, apuntan para quitarle el título que con tanto orgullo ostentó Marcelo Ebrard en su pasado informe de gobierno.
LA PREPOTENCIA DE ALBERTO SILVA
Extraviado totalmente en su pequeño reino, donde siente que su palabra es ley, el alcalde de Tuxpan, Veracruz, Alberto Silva, no encuentra la brújula que le señale el camino para gobernar.
Ostentándose como el heredero de Fidel Herrera Beltrán en cuyo gobierno fungió, al final, como subsecretario de Desarrollo Social, Silva se convirtió en un sujeto prepotente y asilado de sus gobernados.
Una muestra de ello es la celebración de su cumpleaños, cuando en forma imprudente le habló al gobernador Javier Duarte de Ochoa, para que acudiera a su celebración, sin importar que el gobierno estatal estuviera en fase de alerta ante el riesgo de la llegada de un huracán.
Eso no le importó a Silva quien le insistió en forma altanera, ya que se jactaba ante sus amigos de que seguro que viene, ya que yo fui su jefe, cuando ambos trabajamos para Fidel Herrera, quien me designó jefe del grupo que hoy gobierna al estado y donde se ubican, además de Duarte y Silva, el alcalde de Boca del Río, Salvador Manzur; el coordinador de los diputados del PRI en el Congreso local y el subsecretario de Gobierno, Eric Lagos, entre otros.
La actitud de Alberto Silva le generó un distanciamiento del gobernador, quien le hizo un severo extrañamiento por ese comportamiento.
Por cierto que en Veracruz, la disputa por las dos candidaturas priístas al Senado de la República motivan una rebatinga entre los políticos que aspiran a ocupar una plaza.
La disputa se da en todos los niveles, pero donde se generó una guerra sucia es entre los que buscan desplazar a la alcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales de esa posibilidad.
La guerra sucia se libra en su contra, aduciendo preferencias sexuales distintas, sin considerar si su trabajo en el ámbito político es bueno o no.
Otras mujeres con posibilidades son la alcaldesa de Veracruz, Carolina Gudiño y la dirigente del organismo estatal de mujeres Anabel Ponce Calderón.
Por el lado de los varones la lista es sumamente impresionante y en ella se ubican, entre otros, Salvador Manzur, Héctor Yunes, José Yunes, Fidel Herrera (aunque él la busca vía representación proporcional), el dirigente magisterial en el estado, diputado Calleja, el secretario de Gobierno, Gerardo Buganza, Ranulfo Márquez y muchos más.