Simular
¬ Claudia Rodríguez martes 4, Oct 2011Acta Pública
Claudia Rodríguez
Por supuesto que el llamado apagón del pasado 28 de septiembre en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), “Benito Juárez”, es más que un asunto de retrasos en las llegadas y salidas de los vuelos, y de las complicaciones a las que se enfrentaron alrededor de 14 mil usuarios que ya no pudieron cumplir con su itinerario planeado, ya fuera familiar, de asueto, de trabajo o de negocios.
Hay quienes insisten en llevar la falla eléctrica de tan importante plaza de servicio aéreo, al simple terreno de contratiempos en horarios y desplazamientos, como cuando lo hacen para notificar el tránsito vehicular que se provoca por una marcha que toma las calles de cualquier ciudad. Pero hay más.
Es cierto también, que un problema eléctrico no debía presentarse en una terminal aérea de importancia internacional, al grado de paralizar todas las operaciones en pistas, salas, mostradores y todos los servicios ahí emplazados. Pareciera increíble que el aeropuerto capitalino no cuente -tras su remodelación-, con un sistema eléctrico a base de módulos y dispositivos de emergencia. O que tal, una simple planta de luz alterna.
Ya se hizo del conocimiento público que de acuerdo al programa de modernización del alumbrado en las pistas aéreas, a partir de noviembre de este mismo año se dispondrá de 8 millones 800 mil pesos para que en febrero del 2012, la nueva iluminación de las pistas esté totalmente remozada. Lo que no nos han dicho es quiénes son los responsables del suministro y administración de la energía eléctrica del AICM.
Este, el asunto del suministro y falla de energía en el aeropuerto de la capital y de otros destinos, es una de las primeras vetas que no pueden quedar soterradas, pues se antoja ridículo y escandaloso que una obra arquitectónica en conmemoración del Bicentenario de la Independencia y un siglo de la Revolución Mexicana, conocida -y aún en construcción- como la Estela de Luz, tenga un presupuesto para concretarse de mil 36 millones de pesos, luego que en principio se destinarían 200 millones. Y pese a las anomalías en contratos y materiales, el proyecto sigue en marcha. Pero en cambio, la fatalidad mexicana en un asunto de seguridad aeroportuario y de seguridad nacional no contempla erogar ni el uno por ciento de lo que se gasta ya en una “obra a la corrupción”.
Pero las cosas no paran ahí. Lo sucedido en el AICM la semana anterior con el corte de energía, demuestra como la “guerra en contra del narcotráfico” iniciada en la administración calderonista, que tantas vidas ha cobrado -independientemente de ser criminales o inocentes-, no es más que una simulación.
Es inadmisible que el señor Calderón justifique la violencia y la muerte en nuestras comunidades para combatir a los delincuentes, cuando él y su “equipo” obvian -¿a propósito?- en la modernización de sistemas que detecten e inhiban con mayor certidumbre, el paso de sustancias, productos y dinero ilegal por uno de los puntos del territorio con mayor movimiento de pasajeros y carga. Simular es la acción que define al conjunto calderonista.
Acta Divina… Josefina Vázquez Mota, en busca de la candidatura panista por la carrera presidencial, manifestó que de llegar a su objetivo, seguirá adelante con la estrategia anticrimen del presidente Felipe Calderón, para lo cual buscará encarcelar a políticos y jueces corruptos, además que limpiará las instituciones.