Carambola política
¬ Augusto Corro miércoles 28, Sep 2011Punto por punto
Augusto Corro
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es el enemigo a vencer en las próximas elecciones presidenciales, declaró Humberto Moreira, líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Con lo anterior, el dirigente tricolor demuestra que conoce los secretos del billar, porque con su declaración provocó una jugada de tres bandas, de lujo.
En una de esas bandas se lleva entre las espuelas a Marcelo Ebrard Casaubón (MEC), jefe de gobierno capitalino, quien es uno de los aspirantes de la supuesta izquierda mexicana a la Presidencia de la República.
En las encuestas manejadas a modo, el funcionario aparece como el mejor posicionado en la aceptación de su candidatura rumbo a la contienda electoral del 2012. Pero eso ocurre en la teoría, porque en la práctica, Moreira, quien revisa las encuestas cada ocho días, opina lo contrario.
Así pues, MEC parado en la realidad común y corriente no tiene posibilidades de abanderar a su partido en la recta final, según se desprende de la apreciación formulada por el líder del tricolor, que hace a un lado los partidos de izquierda, pues señala directamente a AMLO como el adversario a vencer. No son las organizaciones políticas, es la persona.
Desde luego, la declaración de Moreira impacta directamente en la línea de flotación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), ya de por sí muy dañada por el divisionismo que practican las tribus perredistas, como una herencia maldita.
Sin lugar a dudas, las palabras del dirigente priísta agudizarán una mayor discordia al interior del PRD, con el fin de doblegar al lopezobradorismo que aún permanezca en esas filas amarillas.
En una respuesta rápida a los planteamientos del priísta, el ex presidente del PRD, Jesús Ortega, señala, al referirse a la declaración mencionada, que “el PRI quiere en 2012 un candidato presidencial perredista que no le signifique riesgo”.
El presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero, analiza “profundamente” las palabras de Moreira y exclama: lo que se afirma desde el PRI es “pura piña”. Es lógico que Calderón no piense lo mismo y menos ahora, que sus precandidatos a la Presidencia de la República se encuentran tan grises, como lo señalara en otra ocasión el ex embajador estadunidense Carlos Pascual.
El aspirante presidencial panista, Ernesto Cordero, sólo alcanza a manifestar que cualquiera de los aspirantes de su partido son mejores que los candidatos de otros partidos.
Moreira, al ubicar a AMLO como el adversario a vencer, obliga a los chuchos a cerrar filas en torno a MEC y a remarcar la divisa de la izquierda: el divisionismo.
Es pues, el dirigente del PRI un especialista en las jugadas de billar de tres bandas, que pone a pensar en serio a más de un político.
QUE SIEMPRE SÍ
Beatriz Paredes dijo que sí quiere competir por el gobierno capitalino. La tlaxcalteca, ex gobernadora y ex dirigente del PRI, y al principio señalada como posible candidata a la Presidencia de la República, decidió utilizar su capital político en la contienda electoral del Distrito Federal.
En el 2006 ya participó como candidata y perdió. En esa ocasión sus adversarios políticos fueron Marcelo Ebrard Casaubón, el triunfador; y el panista Demetrio Sodi de la Tijera. En esas elecciones, la tlaxcalteca obtuvo la mitad de votos del electorado.
Las condiciones políticas eran diferentes. AMLO tenía un buen cartel y posiblemente a ello obedeció, en parte, el triunfo arrollador de la izquierda.
Hoy, la realidad es otra. Salvo la presencia de AMLO, las demás figuras políticas del izquierdismo no alcanzaron a brillar con luz propia. De ahí que MEC sea el único contrapeso del tabasqueño, a pesar de que lo apoyan las tribus de los chuchos, con su desprestigio a cuestas.
Para empezar, en las filas perredistas no alcanzan a ponerse de acuerdo sobre el que será el candidato de unidad. MEC ya demostró en un sinnúmero de ocasiones que su candidato es el secretario de Educación, Mario Delgado, quien no levanta.
El “delfín” del jefe de gobierno capitalino no da muestras de tener el suficiente empaque para competir como abanderado de la izquierda. Otros aspirantes, sin proponérselo, se encuentran mejor colocados en las encuestas de preferencias de los amarillos.
Por ejemplo, entre los funcionarios que encabezan las listas de aspirantes, se encuentra el procurador capitalino, Miguel Ángel Mancera; la asambleísta Alejandra Barrales y Martí Batres. Se debe aclarar que es una vacilada manejar el nombre del ex rector Juan Ramón de la Fuente.
Por otra parte, la izquierda que no es perredista, aquella que milita en Partido del Trabajo, en el Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) o en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), tiene a sus propios candidatos. Aunque ven con simpatía a Batres, otros políticos son nombrados como posibles aspirantes al gobierno capitalino: ellos son el senador Ricardo Monreal y el diputado Gerardo Fernández Noroña.
En el Partido Acción Nacional, el hombre con más perspectivas para participar en la justa electoral es José Luis Luege Tamargo, quien se desempeña como director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Es un político, panista de hueso colorado, cuya experiencia ha sido desperdiciada en cargos administrativos. Parece que no tendrá tantos obstáculos para representar a su partido en las elecciones multicitadas.
Ese es el panorama que espera a Beatriz Paredes con un PRI que tiene amplias perspectivas de triunfo, aunque las huestes tricolores capitalinas no alcanzan a coordinarse debidamente.