Corrupción de policías municipales
¬ Augusto Corro martes 27, Sep 2011Punto por punto
Augusto Corro
La corrupción de las policías municipales no es un tema nuevo; sin embargo, poco o nada se hace para resolver ese problema que obstaculiza la lucha contra la delincuencia organizada.
En todos los hechos sangrientos registrados a lo largo y ancho del país, siempre aparece algún guardián de la ley inmiscuido en tareas delincuenciales: halcones, sicarios y hasta jefes de bandas delictivas.
Es la policía municipal el eslabón más débil de los representantes de las fuerzas públicas que participan en la guerra contra la narcodelincuencia en todo país.
Mal pagados y sin la preparación adecuada y sin el armamento necesario, la fuerza pública representa un escollo fácil de superar por los cárteles de las drogas.
Los “estímulos” económicos que pagan los delincuentes, son superiores a cualquier salario percibido por los policías. La instrucción física y de manejo de armas, si se lleva a cabo en los destacamentos de los uniformados, es deficiente. Y sobre las armas, lo mejor es no hacer la comparación.
Son pues, los policías municipales las ovejas negras en la guerra contra la delincuencia que empezó en el 2006. Cientos de supuestos guardianes del orden han sido echados a la calle por su relación con los delincuentes.
En las tragedias de Ciudad Juárez, en los crímenes de Durango, en la violencia de Monterrey y en las masacres de indocumentados de Tamaulipas, siempre aparecen miembros de las policías involucradas en esos hechos criminales.
No podrían ser la excepción las matanzas registradas, recientemente, en Veracruz. Resulta que algunas de las víctimas que aparecieron en la vía pública, en Boca del Río, fueron levantadas días antes por agentes policiacos, tanto del ámbito estatal como del municipal.
Así pues, la Procuraduría General de la República (PGR) en coordinación con la Procuraduría de Justicia de Veracruz (PJV) indaga el involucramiento de la policía en esos hechos sangrientos.
Entre otras investigaciones, las autoridades intentan saber qué fue lo que ocurrió con los vigilantes del tránsito vehicular, quienes no se dieron cuenta del cargamento de cadáveres arrojado en avenidas principales de Boca del Río, a plena luz de día.
Por cierto, no es la primera vez que se relaciona a policías con ilícitos de alto impacto en Veracruz, pues entre marzo y julio de 2010, la Policía Federal reportó la detención de alrededor de 100 municipales acusados de delitos como privación ilegal de la libertad, abuso de autoridad y extorsión, cometidos en la zona centro-sur del estado.
Expertos en seguridad pública consideran que el gobierno federal cometió el grave error de enfrentarse a la delincuencia organizada, sin antes haber depurado a sus cuerpos policiacos.
Por eso ahora, son cientos de policías que son investigados y dados de baja en las corporaciones. De esta manera, las autoridades libran un combate hacia el exterior contra los narcotraficantes y al interior de las corporaciones policiacas contra los corruptos.
Apenas la semana pasada, el Consejo de Seguridad del Estado de Nuevo León informó que eran investigados 113 policías del municipio de Santa Catarina por su presunta relación con la delincuencia organizada. De éstos, 44 fueron arraigados.
Nadie confía en los policías municipales, pero seguirán en funciones porque existe poco empeño en erradicar la corrupción.
SÓLO QUEDAN TRES
En el Partido Acción Nacional (PAN) sólo quedan tres precandidatos a la Presidencia de la República para el 2012: Josefina Vázquez Mota, diputada con licencia; el senador Santiago Creel, también con permiso, y el ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, delfín de Calderón.
La semana pasada, el gobernador Emilio González Márquez, en una actitud de sobriedad ejemplar, afirmó que ya no tenía inquietud alguna de participar en la campaña preelectoral de su partido en busca de la candidatura presidencial, porque todo su tiempo lo tiene dedicado a los Juegos Panamericanos que se efectuarán en Jalisco.
Los panistas respiraron tranquilos y le dieron las gracias al mandatario estatal por esa determinación de hacerse a un lado de la contienda electoral, porque independientemente de representar un estorbo, le restaba categoría a esa justa política.
Su controvertida actuación como gobernante lo tenía descalificado de entrada.
De los 11 precandidatos, la cifra se redujo a siete. Cuando esto ocurrió, Humberto Moreira, el líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), calificó al grupo panista como el de “Blanca Nieves y los siete enanos”. De estos últimos, ahora solo sobreviven los tres mencionados arriba.
De la noche a la mañana, Vázquez Mota apareció como la precandidata mejor posicionada en las encuestas de las preferencias electorales de los panistas. Dejó muy atrás a Santiago Creel, quien recibió ataques de los políticos de todos los colores, a raíz de la autorización para el funcionamiento de casinos, durante su gestión como secretario de Gobernación. Para colmo de sus males, en ese tiempo ocurrió el incendio del Casino Royale de Monterrey, en el que perecieron 52 personas.
Del grupo, Cordero es el más gris. Algo tiene el ex funcionario que no le permite crecer. Por ejemplo, el domingo pasado en un auditorio con 4 mil panistas, estuvieron presentes Vázquez Mota y Cordero. La primera se llevó los aplausos, el segundo la rechifla.
No hay que olvidar que Cordero es el delfín de Calderón, quien no escatimará apoyo a su candidato, aunque éste no dé señales de crecer. En este asunto aún no se dicta la última palabra.