Juego de primera intención
Francisco Rodríguez miércoles 21, Sep 2011Índice político
Francisco Rodríguez
En nuestro (todavía) bendito país, se podría escribir la antítesis del texto de Max Weber sobre la responsabilidad política: ante cualquier catástrofe ninguna “autoridad” se hace cargo de la situación. Unos a otros se echan la bolita. Y todos se hacen bolas.
Hoy son los casinos -y hasta los centros cambiarios de divisas-, como ayer fueron las guarderías, los antros, las discotecas…
Nadie ha respondido, por ejemplo, por las pésimas condiciones de seguridad de las viviendas en el estado de Hidalgo, ante las cuales Felipe Calderón grabó un spot publicitario hace unas semanas. Nadie responde por los muertos del Casino Royale, ni por los infantes de la guardería ABC, ni por los mineros de Pasta de Conchos, ni por los jóvenes del “News Divine”, ni por las parejas de “Lobohombo”… Nadie responde por nada. Campean ausencia de transparencia, corrupción e impunidad.
Es la hora, para más señas, de que Gobernación no tiene aún la relación de los dueños de los casinos. Y ahí está, premiado, Juan Molinar, a quien esperan el castigo divino y 49 querubines cuando llegue al más allá. Y por las mismas el empresario Larrea. O los Coppel que encerraban a sus empleadas muertas en el incendio de uno de sus establecimientos…
“Uno de los personajes más insoportables, efímero canciller de Vicente Fox, acaba de regañar al presidente por dos sucesos: uno, llamar al multihomicidio del casino de Monterrey acto de narcoterrorismo, y dos, echarle la culpa a Estados Unidos.
En efecto, la reacción del Presidente obedece más a su posición derechista que a la inaplazable urgencia de enderezar las baterías en la lucha seria y formal contra los orígenes de un sistema criminal causado por el desempleo.
“Considero -y así lo he expuesto desde hace muchos años a mis pocos lectores- que para manejar un aparato corporativo de contrabando de estupefacientes se requiere una gran estructura logística, excelente información de medios terrestres y satelitales, enormes cantidades de efectivo para la movilización y para sostener un ejército paralelo al regular que cuesta mantenerlo mucho más de lo que nos imaginamos.
“No me refiero, desde luego, a los delincuentes de quinto talón, que lo único que hicieron fue ejecutar una venganza, de parte de otro grupo de interés, contra los remisos que se negaban a pagar las cuotas criminales del derecho de piso, que se ha convertido en una gabela anticonstitucional que rige en todo el territorio nacional. Se les pasó la mano por inútiles, no porque tuvieran la intención decidida de hacer zozobrar la gobernabilidad y la tranquilidad de la sociedad mexicana.
“Me refiero a las bandas que se han repartido el país para sacar provecho no del simple traslado de la droga, sino de su promoción, distribución, venta y exportación que las han convertido, de golpe y porrazo, en estructuras criminales transnacionales, con un poder que rebasa al de cualquier dictadorcillo moderno y que, aquí esta lo grave, han arañado una parte de los 600 mil millones de dólares que recibían anualmente los big masters gringos.
“Formar, disciplinar, armar y operar ese gran ejército paralelo, más efectivo y depredador que el que se viste de verde olivo, sólo se logra con dinero, mucho dinero, cantidades enormes que deben fluir con disponibilidades espectaculares que poca gente poseen. Sólo los demasiado ricos. Podríamos decir que en México no hay 40 personas que alcancen esas posibilidades logístico financieras.
“A lo anterior hay que agregar las relaciones políticas que consiguen la impunidad total. Libre movilidad por todo el territorio y amplio margen de maniobra para comprar conciencias, jilgueros y medios de comunicación. Después, las relaciones internacionales con los grupos del gran poder, no sólo político sino con los jefes de ellos, con los dueños del dinero, con los que manejan los negocios más siniestros, los robos en gran escala, las invasiones bélico-químicas, los contrabandistas de armas y autopartes. “Luego, el manejo de los refugios fiscales, los grandes sistemas del blanqueo de dinero. Esta red, obviamente no la tienen ni en sueños, los chapos, ni los mayos, ni los beltranes, ni los azules, ni los carrillo. La tienen sus jefes.
“Que nadie se rasgue las vestiduras. Los ciudadanos de un país como el nuestro no podemos hacer nada. Las campañas de radio de la organización del viejo Aguirre que llama a orar a las 12 del día para conseguir un país mejor son patéticas. Las campañas televisivas llamando a los intelectuales a reforzar las conciencias es demagogia ramplona, pedestre, aldeana. ¿Somos víctimas de un sistema o somos culpables de sus fallas y omisiones? “Mientras, seguiremos siendo presa de los hígados que lucran con el terrorismo como pie de estribo del intervencionismo”.