Corridas de toros “descafeinadas”, una decisión “salomónica” que a nadie satisface
Miguel Ángel Rivera, Opinión lunes 17, Mar 2025CLASE POLITICA Miguel Ángel Rivera
El mítico rey Salomón alcanzó, hasta ahora, la fama mundial por una sentencia que definió un conflicto entre dos mujeres que se disputaban los derechos maternos sobre un niño. El monarca dictaminó que el menor fuese partido por la mitad y que, cada una de las partes se entregara a cada una de las supuestas madres; una aceptó y la otra dijo que no, que se la entregaran a su rival, lo cual puso en evidencia quién era realmente la madre, la que se oponía a la muerte del menor.
A partir de ese antecedente, los pueblos judeocristianos (no sé si también los musulmanes, que también comparten antecesores) elogian las decisiones sabias de los juzgadores, a las que se define como “decisiones salomónicas”.
Este calificativo revivió en días recientes en la política nacional, especialmente en la capital del país, luego de que la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, pareció encontrar una solución al ya añejo conflicto en torno a la llamada “fiesta de los toros” que, para sus detractores, es simplemente un espectáculo bárbaro.
En estas condiciones, la organización política llamada de las tres mentiras, pues no es partido, ni es verde, ni mucho menos ecologista (PVEM) que, como parte de la coalición que gobierna el país ha encontrado la manera de sustraerse de entrar en asuntos potencialmente conflictivos (para la llamada Cuarta Transformación), como luchar por el cumplimiento de los compromisos internacionales para reducir el calentamiento global que pasa por la modernización de las plantas refinadoras de hidrocarburos y de las plantas generadoras de electricidad.
Sólo por recordar una anécdota, nunca refutaron al ex presidente Andrés Manuel López Obrador cuando se manifestó en contra de las no contaminantes plantas eléctricas movidas por fuerza eólica (viento), con el simple argumento de que “afean” el panorama.
En cambio, los llamados “verdes” han tomado como bandera, la presunta “defensa” de los animales, como parte de las cuales lograron la “notable victoria” de prohibir que los circos presenten espectáculos con animales salvajes sometidos por sus domadores.
Después de ese “triunfo”, los verdes decidieron patrocinar a los grupos de “defensores de los animales” que desde hace tiempo emprendieron una campaña en contra de la “fiesta de toros” y que demandan proscribir lo que consideran un espectáculo de “salvajes”.
El asunto llegó hasta el llamado “Congreso” de la Ciudad de México, en donde a veces avanza y otras ocasiones parece avanzar para proscribir definitivamente las corridas de toros, a pesar de la inconformidad de los aficionados que alegan que no se trata sólo de un espectáculo aislado, sino que tiene detrás lo que se puede considerar una “industria” o, por lo menos, un importante sector económico del que dependen miles de familias de diversas partes de la República, desde los criadores de los toros, con sus miles de trabajadores, además de los empleados de las plazas de toros y otras actividades afines, por no mencionar sólo a los maestros, novilleros, peones, banderilleros, picadores, monosabios y demás personal que se moviliza para preparar una corrida, por no incluir a los restaurantes, taqueros, acomodadores y hasta revendedores que se mueven alrededor de las plazas de toros, en especial “la México”, establecida en la capital del país.
También hay intereses económicos no vinculados directamente con la actividad taurina, como son los simplemente comerciales.
El colega y amigo Rafael Cardona Sandoval, verdadero aficionado taurino, ha puesto en evidencia los grandes intereses económicos en torno a los predios ocupados por la plaza México y por el vecino estadio que originalmente era llamado “de la Ciudad de los Deportes” y que en los últimos años ha cambiado de nombre repetidamente según su inquilino, pues ha sido “Azulgrana”, sólo “Azul” y, ahora, “Azulcrema”.
Originalmente unas ladrilleras agotadas por las que nadie daba un peso, esos enormes socavones fueron aprovechados por ingeniosos empresarios e ingenieros que los aprovecharon para erigir los que durante muchos años fueron los principales escenarios deportivo y taurino del país. La plaza México es, todavía, la mayor del mundo.
En este panorama tan complicado, la iniciativa de ley para proscribir la fiesta taurina parece aprobada por los integrantes de la llamada Cuarta Transformación (Morena y sus rémoras del PVEM y PT), pero todavía no es definitivo y, por tanto, no es una ley obligatoria. Esto porque todavía faltan algunos detalles, pues como mencioné, aprobar las demandas de los enemigos de la fiesta o sostener el espectáculo tal como ha sido desde hace siglos, implica tomar partido por un sector y atraer la enemistad (¿eterna?) del otro bando.
Ante esta disyuntiva, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, la mencionada Clara Brugada, salió al frente para exhibir facultades que, según sus simpatizantes, la aproximan al bíblico Salomón.
La solución planteada por la gobernante capitalina consiste en mantener la fiesta taurina, “pero sin lastimar a los toros”, ni mucho menos matarlos.
Los simpatizantes y seguidores de la llamada Cuarta Transformación, en particular los incondicionales de Brugada Molina de inmediato lanzaron hurras por la “sabiduría” de la jefe Gobierno, quien en vez de “matar” a la fiesta decidió quitarle lo “cavernícola” y, así, descafeinada, ofrecerla a los aficionados.
Como señalé, en este caso, a pesar de los grandes elogios para la jefa de Gobierno capitalino, no vale la comparación con el bíblico Salomón, pues no dejó satisfecha a ninguna de las partes. Los antitaurinos encontrarán nuevos motivos de queja, mientras que los verdaderos aficionados no se sentirán satisfechos con una fiesta a la que le quitan su sabor. Los turistas seguramente serán los únicos en notar los cambios, pues, como acostumbran, se saldrán al segundo toro, porque para ellos será repetición de una película (o un video, para estar más actualizados) que ya vieron.
En este caso, vale precisar, tampoco influye la opinión de la, por otra parte, elogiada presidenta (con A) Claudia Sheinbaum Pardo, quien elogió a Brugada Molina por su “salomónica” propuesta.
«Me parece muy buena (la decisión de Brugada)… Una buena salida. Clara tendrá que sentarse a trabajar con otros para este esquema”, dijo la presidenta Sheinbaum en su mañanera.
Resaltó, indica una nota de La Jornada, que con la propuesta se busca respetar la Constitución, donde se establece claramente la protección de los animales. “Es difícil que se mantengan las corridas como estaban, y sé que hay gente que se dedica a esto y tiene una posición distinta”.
Pero “es muy buena salida, que se ha tomado en otros países, como España, justamente el origen de la tauromaquia. En muchas ciudades hay esta situación. En Barcelona está prohibido, me parece”, sostuvo.
Ahora que se repudian los efectos de las costumbres y las ideas traídas por los “conquistadores”, es lógico que, si bien Sheinbaum repudia lo que nos trajeron los españoles, olvida que otras dos naciones del “Viejo Continente” mantienen la tradición de la tauromaquia: Francia y Portugal, países que se han negado a proscribirla por ser parte de su legado cultural.
En Francia, las corridas están prohibidas en gran parte de su territorio, pero persisten en la parte sur, vecina a España y Portugal.
“Nos passions, notre indentité: liberté pour nos traditions”. Esa leyenda colgada de una considerable pancarta en un anfiteatro del Coliseo romano de Nîmes -ahora plaza de toros- resumía el espíritu rebelde del Sur de Francia, un 20% del territorio forjado, y blindado, de espaldas al resto del país, recuerda una nota del diario español El Mundo.
La Unión de Ciudades Taurinas de Francia ha sido impulsora junto con otras instituciones de diferente iniciativas destinadas a la promoción cultural de la tauromaquia.
Respecto de Portugal, la enciclopedia electrónica Wikipedia, menciona que “tras la decisión del ayuntamiento de Póvoa de Varzim de prohibir los festejos taurinos a principios del año 2019, en septiembre de 2019 el Tribunal Administrativo y Fiscal de Oporto declaró inconstitucional dicha decisión, por lo que en Portugal no están prohibidos los espectáculos taurinos”.
En Portugal no matan a los toros en las plazas, pero ya se hizo costumbre, no porque esté prohibido por ley.