Ahora, Veracruz
Ramón Zurita Sahagún martes 13, Sep 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La violencia forma parte de lo cotidiano en algunas entidades del país como Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo León, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, y hoy toca territorio veracruzano, donde pasa a formar parte del paisaje urbano.
Ausente de los grandes enfrentamientos entre las bandas del crimen organizado y los cuerpos que las combaten durante varios de los años que lleva esta lucha, el estado de Veracruz se encuentra sumergido en una burbuja de violencia, que asusta por la frecuencia y grado de incremento que se vive.
Los ciudadanos, especialmente los de la zona conurbada del puerto de Veracruz, viven en una constante zozobra, dado que los enfrentamientos se suceden en forma frecuente y la osadía de unos y otros los lleva a convertir en campo de batalla calles y avenidas de esa zona.
Pero la situación tan caótica provoca algo peor, el ocultamiento de la gravedad de los hechos, el recuento de los mismos y que la ciudadanía se queda sin conocer la información de lo ocurrido.
Los habitantes de esos municipios presencian los acontecimientos y cuando quieren constatar lo ahí ocurrido, nadie reseña los hechos. Los medios de comunicación guardan silencio.
Eso ha dado origen a que por medio de las redes sociales se usen los canales para transmitir situaciones de pánico, algunas de ellas veraces y otras carentes de ello.
Hoy se encuentran detenidas dos personas (Maruchi Bravo Pagola y Gilberto Martínez Vera) por un supuesto mal uso de esas redes sociales, cuando por Twitter reenviaron algunos mensajes en los que daban a conocer situaciones de enfrentamientos y muertos que, aparentemente, no sucedieron.
Sin embargo, los 16 muertos en hechos violentos del pasado fin de semana en Veracruz, dan cuenta de la gravedad de la situación y de lo terrible que resulta para los habitantes de la entidad la actual situación.
Sobre los hechos violentos circulan versiones distintas, algunas de ellas establecen que el actual gobierno estatal solicitó la intervención de las autoridades federales para combatir la inseguridad reinante y que debido a ello se han dado explosiones de mayor violencia.
Otras versiones apuntan a que es la lucha por el control del territorio entre dos de los grupos en pugna que buscan ampliar su mercado, unos y defender lo que consideran suyo, otros.
La realidad es que Veracruz ha sido un territorio sumido en la violencia y el desconcierto desde hace mucho tiempo y que la actual situación no se deriva de un cambio de gobierno, como el ocurrido el pasado 1 de diciembre, cuando Fidel Herrera Beltrán terminó su período y Javier Duarte de Ochoa inició el suyo.
Acontecimientos violentos existieron en el pasado y en el presente en la entidad, por lo vasto del territorio y lo propicio que es, por sus múltiples puertos de ingreso, para el paso de mercancía y personas.
Como esos se cuentan otros eventos ocurridos en la pasada administración, mientras que en la actual siguen sucediendo con la misma o mayor frecuencia que en el pasado.
El asunto de la violencia lleva a los integrantes de la pasada administración y a los de la presente a tocar fibras sensibles de uno y otro lado, extrapolando la situación y tratando de amarrar navajas entre Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa.
Dicen que el gobierno de Fidel Herrera fue inútil y tolerante ante la delincuencia y otros se atreven a asegurar que el entonces gobernador pactó con los grupos delincuenciales para dejarlos operar, bajo el condicionamiento de que la violencia fuese controlada, mientras que el actual gobierno decidió enfrentar a los grupos del crimen organizado, con las consecuencias de los hechos que hoy se viven en el estado.
Lo político no está exento de las versiones, ya que el anterior gobernador (Herrera Beltrán) busca por todos los medios ubicarse dentro de los prospectos para cargos de elección popular, con lo que, de aprobarse su nominación, restaría un sitio para otros aspirantes.
Son muchos los que quisieran ver a Fidel enfrentado con el gobernador Duarte o, cuando menos, que el llamado “Tío Fide” intentara manejar sus fichas en el estado, algo que no sucede, primero por el respeto entre uno y otro y segundo porque los tiempos de Fidel ya pasaron y el gobernador hoy se llama Javier Duarte.
Sin embargo, la realidad veracruzana es una y la violencia está presente en todas las zonas del estado, la norte, la centro y la sur, en unas más que en otras y el riesgo que se corre es enorme que en poco tiempo, Veracruz se convierta en una entidad tan o más peligrosa que Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua, Michoacán o Guerrero.
¿LLEGARÁN?
Ernesto Cordero Arroyo y José Ángel Córdova Villalobos renunciaron a sus respectivos cargos de secretario de Hacienda y de Salud, para buscar, el primero, la candidatura presidencial del PAN y la del gobierno de Guanajuato, el segundo.
Los dos van contracorriente, por lo que tuvieron que apurarse para inscribirse en una carrera donde se encuentran en desventaja. Cordero va detrás de Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel en la disputa presidencial, Córdova se posiciona en segundo sitio en la interna de su partido, donde Miguel Márquez, secretario estatal de Desarrollo Social, lo aventaja.
De no conseguir ninguno de los dos o alguno de ellos la anhelada candidatura, habría que ver si el presidente Calderón decide reintegrarlos a su gabinete o simplemente los dejaría correr su suerte, al fin que ya solamente faltarían ocho o nueve meses de su gobierno.