Las planicies de Saskatchewan, el final del recorrido
¬ José Antonio López Sosa jueves 8, Sep 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Saskatoon, Canadá.- Tras dos días de viaje y crónica a bordo del ferrocarril “The Canadian” de Vial Rail nos llegó la última mañana a bordo. El desayuno comenzó a servirse a las 6 y media de la mañana en el carro comedor, omelette de jamón con queso y champiñones, jugo de naranja, pan dulce y un delicioso café nos acompañaron hasta poco antes de las 8 de la mañana, cuando entre una ligera lluvia llegamos a la capital de la provincia de Manitoba, la ciudad de Winnipeg.
Durante casi 4 horas el ferrocarril hace escala por lo que los pasajeros tenemos suficiente tiempo de recorrer alguna parte de esta ciudad. Abordo se ofrecen recorridos guiados o bien, se puede ir por cuenta propia, así lo hicimos.
Salimos del amplio edificio de la estación clavado justo en medio de la ciudad, en frente el majestuoso hotel Fairmont se deja ver como un castillo entre modernos edificios. Justo a unas calles está el mercado Forks que representa hoy día todo un atractivo turístico. Nuestra buena amiga Magdalena Bermea -quien ha recorrido Canadá de este a oeste- nos recomendó comprar aceite de girasol, hay de diversas formas, tamaños y sabores, así lo hicimos.
La ciudad luce limpia y durante las casi 4 horas recorrimos algunas de sus calles. Al mediodía partimos de nuevo, el ferrocarril retomó camino entre grandes zonas de cultivo, muchos kilómetros de girasoles (ahí entendimos la recomendación entorno al aceite), maíz, trigo y demás cultivos, literalmente cruzamos entre el majestuoso granero de Canadá.
Alrededor de las 3 y media de la tarde dejamos atrás Manitoba y entramos a la provincia de Saskatchewan, al centro de Canadá. Pequeñas colinas en planicies que resultan infinitas al ojo humano, árboles que separan el cultivo de la ganadería. Búfalos, vacas, toros, caballos, puercos, en fin, toda clase de animales de granja se ven a nuestro alrededor. Los paisajes canadienses han cambiado para este punto y de pronto de un núcleo rural pasamos a una planicie virgen, con más lagos y ríos. El cielo azul, nubes que van y vienen se observan dese el carro domo.
Durante los desayunos, comidas y cenas, conocimos a gente de diversos puntos del orbe, esa es otra oportunidad que se tiene viajando en tren. Una pareja de Australia, una madre con su hija de la ciudad de Regina (capital de Saskatchewan), un par de viejillos enamorados de Boston, un matrimonio muy joven de Vancouver, incluso un par de empresarios mexicanos a bordo del Via Rail. Además de la tranquilidad y el paisaje, las conversaciones con los demás pasajeros resultan toda una experiencia de vida.
La comida y la cena fueron de primera nuevamente, al mediodía un “crap” de pavo con una ensalada elaborada con productos orgánicos y la cena un soberbio corte “prime rib” acompañado con un excelente tinto canadiense de la región de Niágara. Por la tarde hubo un par de músicos en vivo interpretando música canadiense, en la parte inferior del carro domo se organizó la jugada de bingo, en fin, las actividades no faltaron y por supuesto, los paisajes y la comodidad sobró.
Llegamos alrededor de las 9 y media de la noche a Saskatoon, nuestro destino final, no pudimos despedirnos de toda la tripulación y pasajeros porque en ese momento estábamos enlazados vía celular a nuestra emisión diaria Fórmula Confidencial en Radio Fórmula, sin embargo el adiós desde abajo del tren fue entrañable.
Casi la totalidad de los pasajeros siguieron hasta Vancouver, un par de días más les esperaba a bordo del Via Rail, en la parte más espectaculares, internándose al pasar la provincia de Alberta en las montañas rocallosas canadienses. Toda la información acerca de “The Canadian” está en la página www.viarail.ca donde hay inclusive una edición en español.
Así llegamos a Saskatoon, después de 2 mil 702 kilómetros a bordo del ferrocarril, una pequeña y preciosa ciudad al centro-norte de Canadá.
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