La lucha anticrimen
¬ Augusto Corro miércoles 7, Sep 2011Punto por punto
Augusto Corro
No se ve, por ningún lado, el fin de la guerra contra la narcodelincuencia. Calderón se encuentra empeñado en continuar su estrategia basada en la fuerza pública, a pesar de que ya se dio cuenta que ese no es el camino.
La lucha anticrimen refleja, por los resultados, por parte del gobierno federal un plan integral para enfrentarse a la delincuencia organizada. Es decir, a ese enemigo poderoso no se le va a vencer con discursos, ni con falsas promesas de cambiar la estrategia.
Los capos de los cárteles de la droga saben que tienen controladas a las autoridades, quienes, por temor, impotencia o ineptitud, se niegan a actuar a fondo donde más les duele a los hampones: su poder económico.
Todo mundo sabe que el negocio de la droga es exageradamente redituable y sus ganancias son suficientes para mantener a ejércitos de sicarios muy bien armados y remunerados económicamente.
Esas utilidades son intocables. De ahí que los expertos en la guerra contra la narcodelincuencia propongan ir contra la riqueza de los hampones que tienen mil maneras para protegerla, a través del lavado de dinero, casinos y empresas fantasmas.
Desde luego, no olvidar a los prestanombres que colaboran con la delincuencia, que deben ser también una cantidad mayúscula. Ese renglón delincuencial poco se ha tocado.
En el Congreso de la Unión se discute actualmente la aprobación de una ley sobre lavado de dinero. ¿Acaso el gobierno federal no cuenta con el marco jurídico para actuar contra los lavadores? Claro que sí tiene las armas legales para castigar ese tipo de delito. ¿Por qué no lo hace?
Y así como se ve debilidad del gobierno en el ataque a la economía de los cárteles de la droga, también se notan las deficiencias que existen en las aduanas ubicadas en las fronteras norte y sur del territorio nacional. Principalmente en la línea fronteriza norteña, por donde pasa el contrabando de armas.
¿Nadie podrá exigir a los aduaneros que se alejen de la corrupción? Y que no cumplir con su función de vigilantes honestos daña a México, profundamente. ¿Por qué no se entiende algo tan elemental?
Y como señalamos arriba, mientras autoridades de todos niveles continúen con su guerra de palabras, la delincuencia organizada seguirá con sus acciones criminales, en la impunidad total.
El otro punto está relacionado con la capacidad de la policía para proteger a la sociedad y combatir a la narcodelincuencia. Tenemos comprobado que las policías municipales y estatales no han sido preparadas para cumplir con sus funciones de preservar el orden y la seguridad.
Al contrario, se podrían sumar miles de representantes de la ley que se pasaron a servir en las filas de la delincuencia como halcones, sicarios y hasta cabecillas de las bandas. Los gobernadores prefieren “invertir” en otros rubros que en la preparación y capacitación de los cuerpos policiacos.
Y en lo general, las propias policías federales no han logrado disminuir la fortaleza de la delincuencia organizada. El Ejército y la Armada de México fueron convocados a participar en una guerra que no es de ellos, pero son los únicos que pueden contrarrestar los embates del crimen organizado. Su permanencia en la lucha será prolongada, hasta que México cuente con policías aptos para avalar la seguridad.
Se trata, pues, de una tarea titánica, cuyos resultados se contemplan muy lejos, porque la estrategia de Calderón va por otro lado.
IMPUNIDAD
A veces, es interesante entender la justicia a la mexicana. En estos días esa justicia sui generis se encuentra en todo su esplendor.
Hace varios días surgió la noticia de que un pillo, Néstor Moreno Díaz, había sido capturado en el aeropuerto de Toluca y llevado ante el juez. Pero, oh sorpresa, el detenido llegó y saludó al juez y salió a la calle a disfrutar de su libertad. ¿Quién es Néstor Moreno Díaz?
Moreno Díaz es aquel ex directivo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) investigado por actos de corrupción y enriquecimiento ilícito por beneficiar con contratos de manera ilegal a empresas de Estados Unidos.
Fue acusado de recibir sobornos de miles de dólares, un yate de 1.8 millones de dólares y un Ferrari de 297 mil dólares. Claro, la investigación se efectuó en Estados Unidos y allá fue donde se denunció el acto de corrupción.
Además, el ex funcionario mencionado arrastra una lista de acusaciones por acciones ilícitas, entre otras un quebranto de 16.2 millones de pesos y por otros delitos denunciados por legisladores panistas.
Pero como señalamos arriba, se dejó sentir la justicia a la mexicana y ahora Moreno Díaz, seguramente, recorre la ciudad a bordo de su Ferrari.
En tanto, el propio Calderón vuelve a manifestar su inconformidad por los actos del Poder Judicial. Al referirse a los presuntos delincuentes llevados ante la ley, se quejó: “Uno los agarra, los agarra, los agarra, y los jueces los sacan y los sacan”.
Dijo que hay una brecha entre la verdad real y la verdad legal, pues los criminales son liberados por cuestiones técnicas en los juicios; porque “la impunidad se da o porque no agarramos a los delincuentes, o porque en el juicio se encontró algún detalle”.
Finalmente, manifestó que “lo que importa al ciudadano, es que el señor (refiriéndose a la delincuencia en general) es un ratero y está libre y ahora volvió a matar a 52 personas, esa también es la impunidad que a mí me molesta, yo también le preguntaría al juez ‘por qué lo dejaste ir’, y que se le exija rendición de cuentas, no es que yo la traiga contra el juez, pero pues ya también uno empieza a cansarse”.
A la hora de escribir estas líneas se espera la respuesta de los representantes del Poder Judicial, que, seguramente, tendrán suficientes razones para defenderse de lo señalamientos planteados por Calderón. Mañana les platico.