No es un barco, no es un avión, ¡es un ferrocarril de Via Rail!
¬ José Antonio López Sosa martes 6, Sep 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Saskatoon, Canadá.- Dieron las 9 de la noche en la ciudad de Toronto, llegamos hasta la estación central y nos dispusimos a abordar “The Canadian”, el servicio de pasajeros que ofrece Via Rail desde esta ciudad y hasta Vancouver, en un total de 4 mil 466 kilómetros. Nosotros lo tomaríamos hasta Saskatoon, a 2 mil 702 kilómetros de Toronto.
La franquicia de equipaje por pasajero en carro dormitorio es de 6 maletas, pocos ocupan al cien por ciento este beneficio. Nos indicaron solamente quedarnos con una pequeña mochila con la ropa que usaríamos durante el viaje, las maletas se nos entregarían hasta el destino final.
Pensar en dos días de travesía en tren parecía muy largo ante una vida agitada como la que solemos llevar, desde antes de abordar en la sala de espera premier que tiene Via Rail en Toronto, nos preguntaron a los pasajeros la hora en que desearíamos comer y cenar durante el viaje, asimismo, nos informaron de todas las comodidades y facilidades que tendríamos a bordo. Nos parecía aún increíble llevar un cheff que fuese preparando los platillos para cada uno de los pasajeros vueltos comensales tres veces al día.
Dieron las 10 de la noche y abordamos, nos tocó el camarote A del carro 116, cerca de 10 carros dormitorio, cinco carros con domo, dos carros comedores y dos de clase económica conformaban el largo ferrocarril que se disponía a cruzar el continente de costa a costa.
Llegamos a nuestro camarote, una verdadera suite rodante. Dos camas junto a una gran ventana, un pequeño baño privado, un lavamanos y un clóset, aire acondicionado y ventilador, iluminación de distintos niveles y un sobrecargo encargado de la seguridad y requerimientos de los pasajeros por cada carro (en un carro son aproximadamente 8 camarotes de distintos tamaños).
Partimos de Toronto a las 10 de la noche y 10 minutos, con una puntualidad envidiable, nos dimos a la tarea de recorrer el tren que sería nuestro hogar por dos largos días. Los carros domos llevan dos pisos, el de abajo con café, frutas, galletas y jugos día y noche para los pasajeros que lo desean, algunas mesas con grandes ventanas y juegos de mesa. El piso de arriba con amplios asientos y un domo de cristal que permite una observación hacia prácticamente todos los ángulos. El carro comedor lucía preparado para recibirnos al desayuno la mañana siguiente, decorado como restaurante boutique con largos manteles y alfombras impecables.
Por el sonido general nos convocaron a los pasajeros al carro domo más próximo (que en nuestro caso era el penúltimo) para que el personal de Via Rail nos diera la bienvenida en lo que llaman “Bon Voyage”, un brindis con champaña para abrir este recorrido.
Con prácticamente todo incluido, con todos los servicios y comodidades de pronto sentados en aquel domo pensamos, esto no es un barco, no es un avión, es el ferrocarril de Via Rail en Canadá, ¿qué más podemos pedir?. El recorrido apenas comenzaba…
(Continuará)
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