El deslinde de Larrazábal
Ramón Zurita Sahagún lunes 5, Sep 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Lo que más le convendría al PAN es que el alcalde de Monterrey, Fernando Larrazábal, solicitara licencia de su cargo, ya que de otra forma el daño que le ocasionará a su partido será mayúsculo.
Catalogado como uno de los mejores activos con que contaba Acción Nacional en la plaza de Nuevo León, el alcalde regiomontano resulta ser una papa caliente para el partido que busca su permanencia en la Presidencia de la República.
Hasta unos días antes del incendio criminal que provocó la muerte de 52 personas y destapó la gran cloaca que todos sabían de su existencia, en torno a los casinos, Larrazábal estaba considerado como un estupendo organizador de grupos políticos.
Se sabía de sus buenas relaciones en las altas esferas del poder, donde concentró poder y dinero, aunque se cuestionaban algunos de sus pasos por la administración pública.
En Nuevo León logró permear en algunos sectores, por lo que se consideraba como el más seguro prospecto panista para el gobierno estatal, dentro de tres años, con una posible escala en el Senado de la República.
Y es que hace tres años, el actual alcalde de Monterrey fue compensado con esa candidatura, luego de que fue desplazado por Fernando Elizondo en la disputa por la candidatura al gobierno estatal, el que perdió por amplio margen el todavía senador.
La situación de escándalo del alcalde Monterrey, en la que se encuentran involucrados un hermano suyo (Manuel Jonás) y otros funcionarios del ayuntamiento, los que supuestamente incurrieron en protección, extorsión y prácticas de soborno a los casinos, disminuye la presión que pesa sobre el gobierno mediocre y distante que ejerce el gobernador Rodrigo Medina, del que desde hace tiempo se pide su dimisión.
Desde que asumió el encargo, el actual gobernador es señalado por negligente e incapaz, ya que desde el inicio de su sexenio la violencia se incrementó en forma desmesurada en Nuevo León y las acusaciones que pesan sobre supuestos actos de corrupción cometidos durante la administración de J. Natividad González Parás mantienen al Partido Revolucionario Institucional muy disminuido en la entidad.
Con Medina se tenían grandes esperanzas, aunque se mantenían dudas por haber sido empujado a la candidatura por el mismo Nati, sin importar su inexperiencia y por rodearlo de gente cercana al ex gobernador.
Las ilusiones se desmoronaron de inmediato y el primer informe de gobierno fue rendido en medio de bloqueos lanzados en una gran ofensiva por los grupos delincuenciales.
Por eso, la figura de Larrazábal contrastaba con la del priísta y con la de su antecesor en el cargo, Adalberto Madero, otro panista sospechoso de malos manejos como alcalde.
Y es que la plaza de Monterrey está dominada por los panistas desde que en 1994 se apoderaron de ella y solamente la han soltado en un par de ocasiones.
Sus alcaldes han sido sumamente cuestionados por los excesos cometidos que van desde poca transparencia en el uso de los recursos públicos, nepotismo, supuestos desvíos y otros más.
Con todo y ello mantienen las alcaldías de Monterrey y San Pedro Garza García, como los estandartes del blanquiazul en la entidad.
Pero si el escándalo Larrazábal debía ser un asunto que involucrara al alcalde y sus operadores, este pega directo en la línea de flotación del partido.
Resulta ser que el popular Fernando Larrazábal Bretón es pretendido por dos de los principales aspirantes presidenciales de Acción Nacional, los que ahora intentan deslindarse de él.
Coqueteó primero con el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, al que incluso recibió en Monterrey, solamente para pasar sus activos a la diputada Josefina Vázquez Mota.
La fuerza panista concentrada en Nuevo León por el alcalde de Monterrey, lo convirtió en una pieza sumamente apetecible para quien aspira a la candidatura presidencial de su partido.
Ahora el escándalo lo convierte en un político nada atractivo, del que todos se quieren deslindar, situación sumamente difícil de realizar, pero que ubica a su partido en desventaja.
La impopularidad de Rodrigo Medina puede ser el antídoto adecuado para que los panistas escuden la situación de fragilidad en que los puso el alcalde de Monterrey, su hermano y algunos funcionarios que se van hundiendo en un mar de mentiras y enredando más su situación.
Pero lo grave de la política en Nuevo León es que los ciudadanos ya no saben hacia qué lado hacerse, por una parte las graves omisiones y desatinos del gobernador Rodrigo Medina y por otra, los supuestos actos de corrupción y extorsión del gobierno municipal de Fernando Larrazábal.
Las opciones son pocas, ya que la izquierda en esa entidad carece de presencia y sería difícil que consiguiera un mejor posicionamiento para los comicios federales del año próximo, donde se involucran además los ayuntamientos y el Congreso estatal.
En los próximos días se conocerá el desenlace de estas historias, mientras que ciudadanos continúan manifestándose para pedir la salida del gobernador Medina, ante la impotencia, negligencia y desapego mostrado por éste para combatir los actos de violencia en la entidad y por los escasos resultados dejados por su administración.
DETENCIÓN
Un año después de que fue señalado públicamente por actos de corrupción, la policía mexicana decidió actuar en contra de Néstor Félix Moreno, ex directivo de la CFE.
Moreno está acusado de actos de corrupción en su función de servidor público y los supuestos actos de corrupción cometidos por él fueron denunciados en Estados Unidos, donde se mostraron parte de sus propiedades, las más de ellas suntuosas.