Malestar con la 4T
Freddy Sánchez domingo 10, Nov 20247-Nov
Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Diría un psicólogo: reconoce lo que eres, el daño que has causado y reestructúrate.
Los tres pasos de una terapia de sanación (de las distintas que hay) cuando alguien antes de seguir con su vida sabe que necesita ayuda.
Un asunto que los políticos podrían tomar en cuenta para ayudarse así mismos y corregir las fallas de sus quehaceres previos antes de volver a fallar.
Lo que viene a colación por el denodado empeño de los que en el gobierno de Morena insisten en emprender tareas que en su pasado no lograron los mejores resultados y, naturalmente, deseables y convenientes.
Se trata de competir o de plano desplazar a la iniciativa privada en actividades altamente sensibles para el interés colectivo.
La argumentación institucional de que la gente merece tener a mejor precio lo que le hace falta es sencillamente irreprochable.
De ahí que cualquier plan oficial para disputarle a los proveedores privados el mercado de consumo con tiendas para el bienestar y otros proyectos semejantes probablemente será bien recibido por la colectividad.
Ahora que tal cosa no hay que darla por hecho con la mera intención gubernamental de hacerse presente en abierta competencia con los establecimientos privados dedicados al comercio.
El sólo antecedente del abasto de medicamentos que en tiempos de Andrés Manuel comenzó con las deficiencias todavía sin resolver bastaría para que cualquier acción oficial para hacerle la competencia o anular al sector privado se someta a la más rigurosa planificación.
Como dice el dicho: “no dar paso sin huarache”.
Porque si bien no podría ser mal visto entre la gente el acceso a productos de consumo de la mejor calidad a un precio inferior de los que vende el comercio privado, algo diferente ocurriría con escasez de lo que se busca y encuentra actualmente en el mercado.
Dicho de otro modo: sería una pésima idea suplir con ineficiencia o torpeza el abastecimiento de bienes y servicios con intervención institucional sin la amplia capacidad operativa de los almacenes, grandes tiendas, cadenas de servicio y aplicaciones dedicadas a proveer, distribuir y vender las marcas comerciales que la publicidad ha colocado en la cabeza de los consumidores.
Porque hay que decirlo como es: las estructuras en las que descansa el sector privado del comercio no son las de un “changarrito” que cualquiera podría aventurarse a poner.
En ese sentido, hay los que opinan que si el aparato oficial no ha podido enfrentarse con éxito a las estructuras del crimen organizado, lo mismo puede suceder con el gran comercio privado.
O en todo caso: podría ocurrir que grandes capitales busquen otros mercados y dejen “con el niño atravesado” al gobierno federal en relación con el complejo compromiso de surtir al país de productos de consumo.
De ahí que de no reconocerse errores y remediarlos se corre el riesgo de que las tiendas del bienestar den otro lamentable motivo de malestar con la 4T.