Supremacía legislativa
Alberto Vieyra G. lunes 4, Nov 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En 3 décadas que viví como cronista parlamentario jamás vi en el Poder Legislativo el terrorismo político que hoy impera entre unos cerdos diputados y senadores de Morena y sus rémoras aliadas, los corruptos PT y Partido Verde.
Desde la 53 legislatura federal cuando Luis Donaldo Colosio Murrieta arribó como diputado federal y hasta la 61 Legislatura, jamás de los jamases vi que los diputados, senadores y sus coleguitas priistas en los Congresos estatales legislaran a ciegas. Hoy Morena está legislando a ciegas y a lo güey.
La histórica y demencial ley de la supremacía legislativa con la que Morena pretende que sólo sus chicharrones truenen por toda la eternidad eterna, ¿cuántos años durará esa dictadura? Ha sido aprobado en menos de 16 horas por los Congresos estatales morenistas sin saber lo que estaban aprobando y en los casos de Oaxaca, Zacatecas, Guerrero y Chiapas, entre otros bastarían solamente les bastaron entre 15 y 19 minutos para violar la Constitución.
Seguramente que los marranos serían más pulcros y tendrían un poquito de dignidad para respetar la Constitución General de la República, ésa que juraron cumplir y hacer cumplir y no avasallando, destrozando y humillando al Poder Judicial que ha tenido la dignidad de mandarle a Morena y a la señora Presidenta científica a la rechintola, pues ya son más de 800 juzgadores entre jueces, magistrados y los 8 ministros patriotas que han dicho NO a la elección de juzgadores. Sí, poco más de la mitad de los mil 800 juzgadores federales no se han prestado para ser comparsas de una reforma judicial del odio con la que Morena y doña Claudia pretenden mantener el control absoluto de los Poderes de la Unión, como ocurre en todas las dictaduras del mundo y han preferido el camino de la restauración de la dignidad y el decoro para la restauración de la República.
La arrogante y pomposa supremacía legislativa no es otra cosa más que el brazo armado de la Presidenta de México que sigue al pie de la letra los dictados de su antecesor. Esa demencial y espuria mayoría legislativa está dinamitando la Constitución, después de que la arrogante presidenta Sheinbaum desacató la orden de la juez Nancy Juárez, para retirar del Diario Oficial de la Federación la publicación de la reforma del odio que le encargó su patrón, ese que dicen que vive en un rancho de impúdico nombre en Palenque, Chiapas.
Nunca antes en la historia política y judicial en México se había visto una desobediencia o rebeldía para cumplir con lo que le ordenaba la ilustre juzgadora veracruzana. Ese desacato, esa desobediencia al Poder Judicial seria el clímax con el que México entró en una peligrosa crisis de constitucionalidad. Doña Claudia violó la ley de amparo y la Constitución en su artículo 136 que reza:
“Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su observancia. En caso de que, por cualquier trastorno público, se establezca un gobierno contrario a los principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá su observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido, serán juzgados, así los que hubieren figurado en el gobierno emanado de la rebelión, como los que hubieren cooperado a ésta”.
AMLO le dejó a la “emperatriz Carlota” muchos focos de infección política y ahora ella está haciendo otros, entre ellos el pleito con el gobierno norteamericano y la crisis en el INE donde la mayoría de consejeros están en pie de guerra contra la oficialista Guadalupe Taddei, cuya familia ya está agarrada de la ubre presupuestal en la 4T. ¿No es esto, acaso, corrupción pura?