México, ¿un país seguro?
Guillermina Gómora Ordóñez jueves 7, Nov 202429-oct
Caleidoscopio
Guillermina Gómora Ordóñez
La realidad alcanzó al “segundo piso” de la Cuarta Transformación. La semana negra que inició en Chiapas, con el asesinato del padre Marcelo Pérez, en San Cristóbal de las Casas; siguió en Sinaloa, donde los muertos se suman por decenas de septiembre pasado, y cerró con dos coches bomba que explotaron en los municipios de Jerécuaro y Acámbaro, Guanajuato y 19 muertos en Tecpán de Galeana, Guerrero. México está bajo fuego.
Informes de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana señalan que en lo que va de octubre se han registrado más de mil 800 homicidios; un promedio de 74.6 asesinatos diarios. Sinaloa, Chiapas, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Zacatecas, Chihuahua, Sonora y Jalisco encabezan la lista negra de la violencia en el país.
Además, la percepción sobre inseguridad en México al corte del tercer trimestre del 2024, registró que el 58.6% de la población urbana considera que vivir en su localidad es inseguro. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Inegi, destaca que Tapachula, Chiapas, se ubicó como la ciudad más insegura del país. El 91.9% de su población considera que vivir ahí es peligroso.
En la segunda y tercera posición de las ciudades más peligrosas se ubicaron Naucalpan en el Estado de México y Fresnillo en Zacatecas; donde 88.0 y 87.0% de su población dijo sentirse insegura. Las cifras de la ENSU mostraron que el 31.8% de los mexicanos que viven en zonas urbanas considera que la situación de inseguridad y delincuencia seguirá igual de mal. Y otro 20.0% incluso dice que empeorará durante los próximos 12 meses.
Un panorama nada halagador, pareciera que el crimen organizado les tomó la medida a los responsables de la seguridad nacional y los doblegó. En Guanajuato y Sinaloa mostraron el músculo y desafían al gobierno, luego del fracaso de la estrategia de “abrazos, no balazos” y a pesar del envío de fuerzas militares y de la Guardia Nacional, la violencia no cede, por el contrario, se recrudece.
En Sinaloa, desde septiembre, la guerra entre los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y los de Ismael “El Mayo” Zambada ha dejado cientos de muertos y pérdidas millonarias en el sector comercial de los municipios de Culiacán y Mazatlán, donde muchas personas han perdido sus trabajos, los niños no van a la escuela y se han incrementado el robo de vehículos, saqueos a negocios y los secuestros.
La inseguridad es tal, que los habitantes de Culiacán y Mazatlán han modificado sus hábitos de vida reduciendo sus salidas y horarios en la calle. Se han autoimpuesto un toque de queda ante las balaceras constantes entre los grupos criminales o las fuerzas de seguridad que los combaten. Sobreviven en medio del temor de perder la vida en un fuego cruzado.
Otro estado víctima de la violencia es Chiapas, la inseguridad va de la mano de la ingobernabilidad en que ha sumido a la entidad el gobernador Rutilio Escandón. En territorio chiapaneco operan varios cárteles del narcotráfico, que pelean el control de la frontera sur por su cercanía con Centroamérica, paso obligado para el tráfico de drogas y migrantes.
Los cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y Chiapas-Guatemala tienen el control en Chiapas. La Diócesis de San Cristóbal de las Casas, ha denunciado la falta de acción por parte de las autoridades: “porque cada día los criminales se hacen más fuertes en presencia de los militares y la Guardia Nacional… ¿Están protegidos por ellos?”.
Incluso la Diócesis condenó a los servidores públicos que, “en complicidad con el crimen organizado, diseñan estrategias para despojar a las comunidades de sus tierras y propiedades”. Sí, en este espacio hemos consignado el éxodo de los chiapanecos que huyen de sus pueblos por la violencia hacia Guatemala.
La denuncia de la iglesia católica, registra una víctima, el padre Marcelo Pérez, defensor de los derechos indígenas, que fue asesinado por el cártel de los “motonetos”. El cura que promovía la paz afirmaba: “La impunidad es lo que genera la violencia. Y precisamente en Chiapas lo que hay es mucha violencia, porque hay intereses de por medio”.
En efecto, los grupos del crimen organizado nos han tomado como rehenes en sus “ajustes de cuentas” o en sus peleas por el control del país. Es un poder fáctico que opera en todo el territorio nacional. México está bajo fuego, no es un país seguro. Reorientar la estrategia de seguridad será cuesta arriba. El punto de inflexión sólo tiene dos vías: recuperar la paz social o resignarse a la debacle desde el primer año de gobierno.
VERICUENTOS
Una piedra en la CNDH
La verdad no peca, pero incomoda. A Rosario Piedra Ibarra, que busca la reelección en la presidencia de la CNDH, le recordaron el fraude que la llevó al cargo que ostenta. Durante su comparecencia, el senador Ricardo Anaya le recordó como en 2019, la impusieron los legisladores de Morena sin tener los votos necesarios. La priista Claudia Anaya le dejó la siguiente propuesta: “déjenle el espacio a la presidenta Claudia Sheinbaum de tener una mejor acompañante en la CNDH, si es por un suelo, yo le regalo el mío”. ¡Tómala!