El estilo de gobernar
Ramón Zurita Sahagún viernes 11, Oct 2024De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Es muy pronto para que iniciemos las comparaciones entre el estilo de gobernar y las acciones de la administración de Andrés Manuel López Obrador y la de Claudia Sheinbaum Pardo.
Aquel tuvo cinco años y diez meses en que dejó huella por su personalísimo estilo de hacer política y gobernar. Algunos lo catalogan como malo su modelo, otros lo criticaban y para una gran mayoría su grado de aceptación fue enorme y lo llegó a catalogar como uno de los mejores Presidentes de México.
La mercadotecnia era inmensa y no requería de estrategas ni mercachifles que solamente cobran grandes cantidades de dinero y no aportan mayores cosas, ya que Andrés Manuel sabe vender su imagen, conectar con el pueblo mediante su grandilocuencia, sin importar que minimizará los acontecimientos que le eran contrarios.
Su estilo de comunicar dejó marca en las “mañaneras” que eran el símbolo de su actuación. Ahí descalificaba a sus oponentes, agredía a los sectores que le eran adversos y difundía lo que quería replicar en todo el país.
No se entendería la administración lopezobradorista sin el diseño de las mañaneras, eje central desde donde se establecía y marcaba el ritmo de las decisiones presidenciales.
Desde ese púlpito en Palacio Nacional se hablaba de todo, pero al ritmo que imponía el entonces Presidente. La historia, la política, la crítica, la economía, los cambios que requería o no el país, los halagos, el reconocimiento del trabajo presidencial, era cosa de todos los días. El Presidente aprovechaba el tiempo para decir chistes malos y escuchar la música que le gusta, además de usar palabras que ya ni siquiera en su estado son de uso común.
Los lisonjeros abundaban y se hacía notar, los periodistas de oficio eran desdeñados y las controversias se presentaban, pero siempre privaba la palabra presidencial.
El sexenio (cinco años 10 meses) de López Obrador estuvo marcado por los llamados floreros, componentes de su gabinete que no tenía ni voz ni voto. Poco se escuchó de los colaboradores presidenciales y su voz fue casi siempre acallada. Hablaban cuando eran invitados a la mañanera o cuando la indicación era que buscaran los medios electrónicos para hablar. ¿Entrevistas? Escasos fueron los que se atrevieron. El silencio se imponía, ya que solamente había una voz sonante, la del Presidente López Obrador.
López Obrador siempre supo lo que quería como gobernante y lo dejó claro. Con sus adversarios no mostraba cortesía alguna y hasta marcaba su distancia y les dejaba caer todo el peso del poder, sin importar posibles consecuencias.
Desoía ideas contrarias a su criterio y prefirió el entorno dentro de su país que salir al extranjero e intentar insertar a México ante otras naciones.
Su estilo personal de gobernar lo llevó a establecer vínculos con un pequeño grupo de países, donde México sobresalía por mucho sobre los demás. La diplomacia nunca le importó y en la economía consiguió el nuevo tratado de libre comercio con Canadá y Estados Unidos, pero muchas de las cifras ofrecidas por su gobierno no cuadran con la realidad de la economía nacional.
Sus obras insignias se lograron, aunque no han sido todo lo efectivas que se planteaba y su propósito de la reforma del Poder Judicial, a su modo, se logró en el último mes de gobierno.
El estilo muy personal de gobernar de López Obrador habrá de contrastar con el de Sheinbaum Pardo o, al menos, eso es lo que esperan muchos de los que no estuvieron de acuerdo con su administración de sexenio recortado.
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El panismo entra en efervescencia para la selección de su nueva dirigencia nacional, la que habrá de dirimir entre Jorge Romero y Adriana Dávila, aunque también se renovarán sus cuadros en algunas entidades del país, una de ellas es Puebla, en donde los actuales alcaldes de la capital y de San Pedro Cholula buscan la posición. Edmundo Tlatehui y Adán Domínguez son los favoritos… Mucho jaloneo en los nombramientos de las 26 comisiones de la Cámara de Diputados que serán presididas por Morena. Aunque el reparto fue equitativo con 50 por ciento para hombres y otro tanto para mujeres, en el reparto el grupo de Ricardo Monreal fue altamente favorecido.