Nuestra realidad
Carlos Ramos Padilla miércoles 9, Oct 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
¿Dónde estamos? En una cruda y siniestra realidad, tan es así que un ex pateador de balones y un expulsado de “La casa de los famosos” son los que determinan, entre otros, las reformas legales del país, es decir, los oportunistas, traidores, gente que ha abdicado a sus valores se reconstruyen como constitucionalistas para definir nuestro futuro jurídico pero sordos, eso sí, a las demandas cívicas.
Ya podemos afirmar que se agotó la “revolución de los ilustrados” para dar paso a personajes que subestiman a la opinión pública. Se entiende pues que cuando ingresa la política frívola a las instituciones acaban por destruirlas y más aún, cuando el Derecho no se aplica y falla la política, la alternativa inmediata es la violencia.
Es justo decir que hoy en día se anteponen los intereses partidistas a los de la nación y, por tanto, hay un franco enfrentamiento entre dos Poderes de la Unión contra el tercero.
El Poder Judicial no es una dependencia subordinada a la burocracia oficialista. Que la estructura legal del país requiere de modificaciones, adecuaciones, es cierto, pero eso queda suficientemente lejos de destruir. A la protesta legítima la están subestimando.
Se registra también indolencia ante el dolor social: corrupción, crímenes, hambre, violencia y extorsiones. El poder está cortado, invadido, por personajes de comprobada corrupción, gente inculta e improvisada.
Estamos al borde de perder el control nacional. Es pues imposible hacer que un necio deje de serlo. El terco no procede así.
Así como en Chilpancingo, México no puede acabar decapitado. No debemos caer en la venta falaz de que vivimos en un país “feliz”. México, entre mexicanos, ya no intercambia nociones acerca de sus planes, se agrede en sus propias presiones, se desgarra en sus frustraciones, en su invalidez constitucional.
Que nos informe la Presidenta que se abren carpetas de investigación ante tanto crimen no es algo extraordinario, es un trámite a seguir. Que García Harfuch nos informe que va a Culiacán por instituciones de la Presidenta no es más que una narrativa absurda, pues es su obligación o qué, si la Presidenta no le ordena no cumple con su trabajo.
Que desean crear un núcleo de inteligencia para vencer a los criminales, pues no convence a nadie: que simplemente le pregunten al gobernador Rocha, en Sinaloa, en dónde se esconden los capos, total se reúne con ellos (y por cierto que presente ya su pasaporte con los sellos de ingreso a Estados Unidos el día que “secuestraron” a “El Mayo” y que asesinaron al ex rector Héctor Melesio Cuén).
Otra fuente es la ex presidenta municipal de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, quien fue exhibida desayunando con sicarios —Celso Ortega— del grupo criminal “Los Ardillos” y que fue expulsada de Morena por ese evento.
Ahí tiene dos importantes fuentes de información que, por cierto, ambos personajes deberían de estar bajo prisión preventiva para, digamos, enriquecer las carpetas de investigación.