Nada nuevo, señora Sheinbaum
Armando Ríos Ruiz miércoles 2, Oct 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Histórica resulta la toma de protesta de Claudia Sheinbaum, como Presidenta de México, la primera mujer que alcanza ese peldaño. Desde luego, habrá de poner en examen sus capacidades para resolver muchísimos problemas en los que se encuentra inmerso el país, por desgracia, multiplicados durante los últimos seis años por un Presidente que se dedicó a incrementarlos sin congoja.
La señora llega en medio de una polarización ciudadana sin precedentes. con una criminalidad en su nivel más alto que nunca. Con una economía menguada que contiene una deuda de siete billones de dólares, nunca vista. Con un sistema de salud prácticamente inexistente, a pesar de los alardes del anterior mandatario, de ser el mejor del mundo y envuelta en una serie de retos que pondrán a prueba sus verdaderas capacidades.
Como quiera que sea, he escuchado expresiones de la ciudadanía consistentes en concederle el beneficio de la duda. La frase contiene una esperanza manifiesta desde antes. De que en cualquier momento decida despojarse de la tutela de su bienhechor, si en realidad quiere que las cosas mejoren en este país que parece olvidado de Dios.
Inició su discurso de toma de posesión en el que no dejó ver cambios que entusiasmen. Con un cúmulo de reconocimientos al Presidente saliente, “juzgado ya por los ciudadanos”, aunque aún no por la historia, en la que seguramente resultará reprobado, igual que la materia de Economía, que reprobó de manera sistemática durante muchos años en su carrera Universitaria.
Para ella fue el mejor. “El dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna. El Presidente más querido, sólo comparado con Lázaro Cárdenas. El que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo y para muchos millones, aunque a él no le gusta que se lo digan, el mejor Presidente de la historia.” Pero sí lo dijo. En algunas mañaneras y varias veces manifestó que fue reconocido como el mejor de todo el orbe, sólo después de Narendra Modi, el primer ministro de la India.
Con todo y el beneficio de la duda, es cierto que no habló de su futuro como la oportunidad de hacer cambios sustanciales. Sino de continuar con la misma herencia política, aunque igual que el anterior, también ofreció gobernar para todos los mexicanos. Dijo que la política se hace con amor. No con odio. Que garantizará la libertad de expresión, de prensa y reunión.
Ojalá y haga restituir en los lugares que fueron obligados a dejar a tantos. Algunos, inclusive obligados a dejar su país, por petición del hombre al que sustituye. Verbigracia, Carlos Loret, el historiador Francisco Martín moreno, los analistas Denise Dresser, Amparo Casar, Jorge Castañeda, Jesús Martín Mendoza, y tantos y tantos más sujetos a una persecución sin precedentes, que seguramente continuarán en las mismas, si permite la intromisión del que se va.
Otro rubro muy desesperanzador es el de seguridad, uno de los flagelos que parece no tener remedio. Igualmente, el que se refiere a la moderna Corte, que será sustituida con jueces, magistrados y ministros elegidos por el pueblo bueno, sabio y “muy conocedor de las leyes”, porque lo que desea es acabar con la corrupción, curiosamente ampliándola. El hecho de que lleguen los menos calificados elegidos por la ignorancia, reviste un acto de inmoralidad colosal.
Pero la seguridad, igual que antes, será combatida desde la raíz, con abrazos, según la herencia. Tal vez en su intención exista una manera más eficaz. Aunque particularmente, pienso que la violencia se extermina con métodos muy severos, como los que se emplean en países en donde no existe o casi no existe, por la dureza extrema con que son tratados los criminales.
La promesa no ofrece absolutamente ninguna solución. Desgraciadamente habrá que transcurrir más tiempo para ver, con toda seguridad, un México devastado por el crimen que, de no aparecer una solución pronto, pasará a formar parte del patrimonio de la delincuencia con todo y Primer Mandatario.