Ex presidente incómodo
Freddy Sánchez jueves 26, Sep 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Unos se preguntan si Claudia Sheinbaum será una buena presidenta.
Otros, si Andrés Manuel será un buen ex presidente.
Y de ambas cosas hay los que tienen dudas.
Sobre todo sobre lo que será el comportamiento del que cumplió su ciclo presidencial y no son pocos los que temen que seguirá queriendo imponer su voluntad en diversos asuntos de gobierno.
En ese sentido, los escépticos sobre una presidencia independiente de Claudia consideran que la figura del llamado lopezobradorato se mantendrá vigente hasta que la primera mujer en el poder ejecutivo demuestre que llegó para mandar.
Y sobre el particular, algunos comentaristas políticos hacen notar que prácticamente hasta el último día de su administración López Obrador se ha encargado de demostrar que no está dispuesto a dejar que su sucesora presidencial ejerza el poder sin la más mínima injerencia por lo que a él concierne.
En ese aspecto más bien se advierte una incisiva participación de AMLO en distintas acciones que supuestamente tocó a Claudia decidir personalmente.
En el caso de la designación de integrantes del gabinete y recientemente en los cambios directivos en Morena “la mano” del todavía primer mandatario es más que evidente como los conocidos trucos de un mago que dejó de sorprender a su público.
De ahí la duda de los que se resisten a creer que Andrés Manuel realmente está dispuesto a dejar que el segundo piso de la Cuarta Trasformación se realice sin su expresa voluntad de qué hacer y no hacer en los siguientes seis años de una Presidencia que no se tiene plena certeza que cambiará de manos.
Así que mientras no se perciba un claro alejamiento de López Obrador en las tareas a realizar por la primera Presidenta, difícilmente se aplacarán las especulaciones sobre un segundo mandato presidencial de quien ya no tendrá facultades legales para determinar lo que se debe hacer.
Es necesario reconocer que el presidente saliente goza de un amplio apoyo popular en virtud a la gratitud de millones de beneficiarios de los programas sociales lo que moralmente le da voz y voto en el gobierno de Claudia, pero no el derecho de imponer a su entera satisfacción los nuevos actos institucionales.
Y mucho menos a querer que como parece haber sido en el caso de su administración no se le cambie “ni un punto ni una coma” a lo que él desee que hagan los que visten los colores de Morena en cargos públicos y de representación popular.
En ese aspecto, podría considerarse como un afán político machista de Andrés Manuel si quisiera imponer su capricho y voluntad a Claudia Sheinbaum convirtiéndose penosamente en un ex presidente incómodo.