Denuncia de supuesta agresión puede costarle muy cara a Fernández Noroña
Miguel Ángel Rivera miércoles 25, Sep 2024Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Es, sin duda, un gran honor presidir el Senado de la República, ya que el agraciado(a) se ubica en lo más alto de la política nacional, pero lo hasta ahora poco sabido es que ese elevado cargo puede ser casi milagroso.
Esta deducción viene de la transformación de que ha sido objeto el actual presidente de la llamada Cámara Alta, el senador petista José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña.
Ese legislador se distinguió desde el arranque de su carrera política, como dirigente de la Asamblea Ciudadana en Defensa de los Deudores de la Banca, por su temperamento agresivo, que le llevó inclusive a la cárcel, por una protesta ante el entonces presidente de la República Ernesto Zedillo Ponce de León.
El encarcelamiento se derivó de una protesta en 1996 en Cancún, Quintana Roo, donde se encontraban el entonces presidente Ernesto Zedillo, acompañado de banqueros del país. Al final lo liberaron sin cargos y con una fianza pagada desde el PRD, partido entonces dirigido por Andrés Manuel López Obrador.
En mayo de 2000, los integrantes de la Asamblea Ciudadana de Deudores de la Banca encabezados por Fernández Noroña se encadenaron frente a la residencia oficial de Los Pinos para exigir al presidente Ernesto Zedillo un diálogo con los miles de deudores bancarios. En su larga lista de protestas llegó inclusive a Nueva York, a la llamada Torre Trump, donde se inconformó con la política migratoria pregonada por el propietario del edificio, el ex presidente y ahora nuevamente candidato presidencial de los Estados Unidos, el multimillonario Donald Trump.
En 1988, Noroña incursionó en la política mexicana como diputado federal por el Partido Mexicano Socialista y se unió al Frente Democrático Nacional (DFN), antes de que se convirtiera en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde militó hasta 2008 cuando renunció porque Alejando Encinas fue marginado como dirigente del partido por el llamado Grupo de Los Chuchos, que impuso a Jesús Ortega Martínez.
Después, Noroña se incorporó al Partido del Trabajo, del cual es todavía militante, desde donde se ha convertido en el principal defensor de la llamada Cuarta Transformación, a pesar de lo cual no ha recibido el reconocimiento del partido oficial, Morena, como lo demuestra el hecho de que no se le reconoció el tercer sitio en las encuestas para decidir candidato presidencial de Morena, lo que significaba ser coordinador de la bancada del partido oficial en el Senado.
El argumento para dejarlo de lado fue que no es miembro de Morena y, por eso, la coordinación se le concedió al también precandidato presidencial y ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández. Como premio de consolación, el ex dirigente de los deudores de la banca fue nombrado presidente de su Cámara, un puesto para el lucimiento personal, pero sin poder real, como el que disfruta el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), cargo reservado para el coordinador de los legisladores “morenos”.
En sus tres apariciones como diputado federal, Fernández Noroña se volvió la pesadilla de los representantes de la oposición, a los que llenaba de insultos al tiempo que descalificaba a los ex presidentes “neoliberales” y “conservadores”, especialmente al panista Felipe Calderón.
Pero toda su combatividad la dejó de lado en cuanto asumió la presidencia del Senado, pues ofreció actuar en forma imparcial.
El presidente del Senado de la República, Gerardo Fernández Noroña (Morena), ofreció ser imparcial en la conducción de ese órgano del Legislativo. En particular se refirió a la controvertida reforma al Poder Judicial apresuradamente aprobada por los legisladores oficialistas.
“No está de más decir que haré una conducción institucional, que promoveré el debate, el respeto de las diversas ideas, el que se profundice en el análisis de esta importantísima reforma, y que si mi posición está claramente definida y mi voto a favor de la reforma al Poder Judicial, esto no comprometerá ni nublará de ninguna manera la conducción que yo haga, que será absolutamente imparcial”, planteó.
El civilismo pregonado por el presidente del Senado no ha sido suficiente para calmar los ánimos desatados por su anterior comportamiento belicoso.
Esto se evidenció en un ataque que sufrió dentro de un salón VIP del aeropuerto capitalino. El legislador se quejó de supuesta agresión personal y pidió una acción penal de parte del Jurídico de la Cámara, pues presuntamente se lesionó su investidura como presidente del Senado.
Pero ese aparente cambio no ha sido reconocido por todos, ni su versión acerca de la agresión ha convencido.
Esto se manifestó especialmente en la primera de las dos sesiones efectuadas ayer por el Senado, en donde, nuevamente, el antes aguerrido legislador se quejó de la supuesta agresión que, según algunas versiones, no pasó del ataque verbal.
El agresor, aseguró el presidente del Senado, “un abogado de un despacho transnacional, ha sido justificado haciendo pasar su agresión por una manifestación y su condición como la de un pobre ciudadano víctima de la fuerza del Estado mexicano. Vale precisar que la agresión fue realizada por la aprobación de la reforma al Poder Judicial y por los intereses económicos que esta trastoque”, agregó el legislador al presentarse como víctima de violencia.
Fernández Noroña incluyó esa supuesta agresión como parte de otros eventos contra figuras de la llamada Cuarta Transformación, incluido el presidente López Obrador, por el lanzamiento de una botella de agua en Veracruz, por parte de un indignado trabajador del perseguido Poder Judicial. También mencionó otro presunto ataque contra la ministra Loretta Ortiz, incondicional del inquilino de Palacio Nacional.
“Desde el Senado de la República condenamos todo acto de violencia venga de donde venga, manifestó el ex dirigente de los deudores de la banca, quien enseguida hizo “un exhorto a todas las fuerzas políticas, sociales y a la ciudadanía en general a rechazar categóricamente la violencia como medio de expresión o de resolución de conflictos y a trabajar institucionalmente en unidad y con prudencia para conservar un entorno de paz y de respeto”.
Sea como haya sido, la condena a la violencia no tuvo efecto en todos los integrantes de la Cámara. Por ejemplo, la senadora panista Lilly Téllez, quien ofreció hacerle la “vida imposible” al flamante presidente del Senado, cumplió su amenaza y, para empezar, le restó validez a la versión de Fernández Noroña acerca del incidente en el aeropuerto y objetó la utilización de recursos de su Cámara para actuar contra el presunto agresor.
Muy a su pesar, el presidente de la asamblea, le concedió la palabra a la senadora panista, quien de inmediato dio elementos para justificar el temor del otrora combativo legislador.
“Aquí le traigo unos kleenex, senador Fernández Noroña, para que pueda llevar su hipersensibilidad acompañado de unos kleenex de calidad, porque me conmueve que usted sea de piel tan delgadita ante el repudio del pueblo.
“Ahora, a los mexicanos y a los Senadores, tengo algo importante qué decirles.
“No se pueden usar recursos públicos para defender intereses particulares como los del senador Fernández Noroña.
“La agresión que dice que tuvo, si es que la hubo, no fue al Senado. Y él, usted, no personifica al Senado.
“Nunca se querella a la institución cuando se increpa a un senador”, sostuvo la legisladora sonorense quien, solicitó “que se informe al pleno sobre las acciones jurídicas que el Senado ha interpuesto en contra del ciudadano que libremente expresó su repudio al senador Fernández Noroña.
Téllez recordó que el artículo 51 de la Ley Orgánica del Senado establece que la competencia federal en materia penal se da siempre y cuando el delito se haya cometido en el ejercicio de las funciones legislativas, “y usted, Fernández Noroña, no estaba trabajando, estaba botaneando en una sala VIP del aeropuerto y estaba en un evento partidista con rumbo a Saltillo”.
Además, la legisladora panista advirtió que podría haber consecuencias legales contra el Jurídico del Senado si faltó a la verdad ante el Ministerio Público, al presentar la denuncia penal. “Si se prueba que los hechos no sucedieron como el bellaco relató, ellos podrán ser penalmente sancionados”, remató.