En la votación de la reforma judicial, la danza de los impresentables
Roberto Vizcaíno jueves 12, Sep 2024Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
El conjunto reunido en el honorable y muy austero salón de plenos del Senado en Xicoténcatl, a reserva de ver que tan punible, enjuiciable penalmente era, sin duda fue un muestrario de lo que los psicólogos y psiquiatras, expertos en conductas humanas, sociólogos y politólogos podrían resumir como un catálogo de lo que es “la condición humana”.
En síntesis: de todo lo deleznable que desgraciadamente existe entre los humanos.
De lo menos que se les podía señalar a cada uno de ellos, es de ser traidores, y todo lo que ello significa. Ya sabe usted, acudimos a la Real Academia y esta indica que un traidor es. Una persona: desleal, infiel, renegado, desertor, delator, alevoso, felón, indigno, intrigante, ingrato, conspirador, judas, de reacciones imprevisibles, falso…
¡Uch¡
Al menos eso fue lo que yo vi en las transmisiones de TV durante el proceso de aprobación de la reforma del Poder Judicial.
El destino de esa votación estaba predestinado al ver quienes estaban en ese pleno, todos ellos senadores, comenzando por Félix Salgado Macedonio, único caso que yo conozco de un personaje que es a la vez legislador y gobernador de hecho de su estado Guerrero, donde tiene como encargada del despacho a su hija Evelyn, en una cínica simulación que todos dentro y fuera de su estado aceptan.
Nos llevaríamos todo este texto si narramos su historial personal y político. Con fuertes gustos por los licores al extremo, reconocido por su comportamiento impúdico es un acusado frecuente de violaciones sexuales y de meter manos donde no debe, para sobar cuerpos o desaparecer recursos.
Este legislador fue uno de los encargados de acompañar al veracruzano Miguel Yunes para dar su voto a la reforma del Poder Judicial a pesar de días antes había insistido en que lo haría en contra como lo harían sus ahora excompañeros del PAN.
El senador Miguel Yunes, su hermano Fernando y su padre, Miguel Ángel Yunes Linares, fueron acusados durante al menos los últimos 20 años por el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador y junto con él todos los militantes de Morena de todos los niveles, de ser lo peor de la escoria política, una familia que actuaba como pandilla de ladrones y abusadores de presupuestos públicos.
Hoy, los Yunes apoyan a AMLO y éste ya los incluyó en Morena con salvoconductos para sortear órdenes de aprehensión y otras denuncias.
La condición de traidores de los Yunes no puede ser ocultada por más que ellos lo intenten negar. No es sólo lo que acaban de a hacer, sino toda su historia: Yunes Linares, el padre amado ejemplo para sus hijos, viene de la traición: traicionó al PRI, traicionó a su comadre Elba Esther Gordillo, traicionó a Fox, traicionó a Calderón y ahora traiciona al PAN, a su ahora ex amigo Marko Cortés, que lo hizo gobernador de Veracruz, y a sus hijos, alcaldes, senadores y diputados. Toda una pandilla de traidores.
Por ahí cerca anduvo otro espécimen similar llamado Javier Corral, ex gobernador panista de Chihuahua, ahora neomorenista-lopezobradorista, y quien como otros muchos de los que estaban reunidos por ahí hablaba pestes de Andrés Manuel López Obrador.
En esa camada está el ahora senador morenista Alejandro Murat, ex gobernador priista de Oaxaca y ex compañero de cuarto de Alejandro Moreno, presidente del tricolor. Hijo de otro espécimen llamado José Murat Casab, cuya vida política podría competir con la de Yunes Linares en el muestrario de la transa y el agandalle.
Cerca siempre del líder Adán Augusto López, el poblano Ignacio Mier es otro ex priista ahora ferviente morenista-lopezobradorista, ex colaborador cercano, lanzado a la política por el ex gobernador Mario Marín.
Chaquetero profesional, Mier busca ahora estar siempre cerca de la toma de decisiones en el Senado.
Otro ex priista que sorprendió por su brinco a las filas de la 4T fue el yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín, quien, a la hora del reparto de cargos, al no verse beneficiado con lo que quería, dio el esquinazo a sus ex compañeros del tricolor y al día siguiente como el mejor de los chapulines traidores apareció al lado de los fervientes lopezobradoristas a quienes denostaba un día antes.
Días antes que el veracruzano Miguel Yunes Márquez, en el más feo estilo del chaquetazo centavero lo dio la joven senadora michoacana perredista Araceli Saucedo Reyes.
Ella llegó a la 4T junto al tabasqueño perredista José Sabino Herrera para acortar la distancia de 3 a 1 el faltante de votos de Morena, PT y Verde para alcanzar la mayoría calificada y poder hacer reformas a la Constitución.
Ambos recibieron el saludo y abrazo de bienvenida en su presentación como traidores al PRD y a la oposición senatorial, por la presidenta electa Claudia Sheinbaum en persona.
Así pues, que Miguel Yunes Márquez y su papá Miguel Ángel Yunes Linares deben sentirse cómodos entre el grupo de senadores neomorenistas al que ahora pertenecen, y donde ya han comenzado a recibir su maiceo ya sea en efectivo (hay quienes afirman que son cifras por muchos muchos ceros) o en prebendas, como el retiro de sus órdenes de aprehensión.
Caen en un conjunto en el que ya saben como moverse porque todos ellos son de la misma especie definida ya antes por la Real Academia de la Lengua.
Seguro que saben cómo prevenir el navajazo artero y la señal que advierte una deslealtad o una zancadilla política, porque ellos son expertos en eso.
Un grupo de análisis, sin duda.