De corta lealtad y memoria
Carlos Ramos Padilla jueves 12, Sep 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
Más que pasar como héroes o villanos, los Yunes (padre e hijo del mismo nombre: Miguel Ángel) pasaron de ingenuos al ridículo. Se les olvidó su historia y sus discursos.
Miguel Ángel Yunes Linares le debe su formación al PRI y como gobernador de su estado, Veracruz, llamó públicamente “loco”, “vividor” y “corrupto” a López Obrador, “solamente sabe agraviar y destruir, pero conmigo se va a topar con pared”.
El tabasqueño nunca se quedó atrás y calificó al veracruzano de “corrupto”, además de que su entonces partido, el PRD, lo señaló como saqueador en la Lotería Nacional, en el ISSSTE y en el gobierno de Veracruz, también de un grave caso de pederastia. Yunes Márquez había declarado hace unos días que votaría en contra de la reforma judicial, ¿por qué cambió?
En columnas periodísticas se publicó que hubo un trueque entre frenar órdenes de aprehensión a razón de apoyar la iniciativa presidencial. No lo dudo, muestras, argumentos y videograbaciones hay.
El revanchismo entre los Yunes y el presidente del PAN, Marko Cortés (otro impresentable por haber abandonado y luego gritado a Xóchitl Gálvez), deja colgada a la República.
Se sabía de antemano que los Yunes serían “los Judas”. Y por supuesto, escuchando, no su posicionamiento, sino su justificación, se percibe que los doblaron y hasta hincaron.
Los Yunes recibieron apoyo del PAN y de Cortés ante la persecución implementada por el gobernador Cuitláhuac García, las reuniones fueron en La Parroquia. Yunes Márquez enfrenta una acusación por falsificación de documentos. Fernando, su hermano, dos acusaciones, una de ellas por presunto daño patrimonial. Se vienen momentos muy duros para el país y no merecemos que por un sólo voto nos encontremos en la más grave crisis constitucional, de poderes y de equilibrios.
Tanto el Ejecutivo como el Legislativo se han empeñado en dinamitar al único garante de la seguridad jurídica de todos los mexicanos. Ahora hay personajes de baja monta en la Corte: una mujer acusada de plagio y otra impuesta por sucios acomodos políticos. Lenia Batres fue rechazada, pero impuesta por el Presidente, luego de fracasar en ternas.
Algo similar como el desconocimiento de las encuestas internas de Morena para rechazar a aspirantes e imponer candidatos, ahí quedan las declaraciones de Ebrard contra Sheinbaum.
Pareciera que los Yunes ignoran los señalamientos por irregularidades e ilícitos contra ya muchos cercanos al círculo íntimo del Presidente.
Ellos, los Yunes, están avalando directamente la corrupción insultante actual y por decir lo menos la complicidad de altos mandos con el crimen organizado o ¿qué, ignoran la grotesca suma de asesinatos de periodistas en Veracruz o los testimonios de irregularidades contra Nahle?
Para hablar de frente en una tribuna como el Senado se requiere de una limpieza política, una fortaleza ética y un vigor patriótico que los Yunes no han mostrado, argumentando prescripciones médicas para intercambiar espacios y fuero. Aprobar la reforma judicial va más allá de una iniciativa, es convertirse en cómplice de los culiacanazos, de la mentira de Ayotzinapa, del espectáculo del AIFA, Dos Bocas o el Tren Maya.
Es formarse en las filas de Bartlet o de Batres o de Mario Delgado. Es colgar el prestigio en un perchero de casa para convertirse en títeres coyunturales y regresar a casa a engañar hasta a la familia.
Compartieron la farsa, se integraron al circo, son infieles con sus propias declaraciones, participan de la perversidad e infamia dentro de la política, no conocen el honor que representa servir a la nación.
Que no se les olvide, que lejos de calificativos que se han ganado, han dejado en el desamparo legal a todos los mexicanos, entre estos a aquellos que tratan de demostrar su inocencia tras las rejas o quienes, qué vergüenza, aún se ven obligados a solicitar limosna en las calles por aquello de la llamada “justicia social”.