¿Por y para qué López Obrador provoca todo este desastre?
Roberto Vizcaíno viernes 6, Sep 2024Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
La idea más recurrente a esta interrogante es de que a Andrés Manuel López Obrador lo domina la sed de venganza. El rencor.
Y como la Suprema Corte, con Norma Piña Hernández como presidenta, y otros jueces en el país le han desechado sus reformas más importantes y obstruido sus obras más emblemáticas, ahora él va a destruirlos.
Frente a los intentos de AMLO, hay politólogo, investigadores, historiadores, columnistas que ven, en las iniciativas de reforma constitucional de AMLO, más fondo.
En lo que todos coinciden es en que la propuesta de reforma al Poder Judicial, con ministros, magistrados y jueces electos por voto popular, más la absorción de órganos autónomos por el gobierno siguiente, más otras iniciativas que anulan el amparo es con el claro fin de no sólo anular los contrapesos presidenciales sino darle curso a un régimen autocrático sin antecedentes en México.
Esto lo dicen entre otros el historiador, columnistas y novelista Héctor Aguilar Camín y el historiador y editor Enrique Krauze. Al menos yo lo he entendido así.
En mesas de análisis se ha hablado de un intento de AMLO por dar curso a una Presidencia bipolar en la que él continuaría gobernando detrás, o al lado, de Claudia Sheinbaum.
Hay quienes como el columnista Pablo Hiriart —quien es quizá uno de los analistas que más conocen la esencia y estructura de AMLO—, que piensan que todo su intento por destruir los contrapesos presidenciales tiene el objetivo de que él regrese en 2 años.
Para el experimentado columnista Raymundo Riva Palacio el objetivo de AMLO con todo este desbarajuste del fin de su sexenio, es el de:
“… aprovechar lo que le queda en Palacio Nacional para instalar un gobierno en la sombra” similar a los shadow cabinet, que las oposiciones establecen en algunos países industrializados para vigilarlos”. Según su perspectiva, AMLO ya lo intentó sin éxito en 2006.
El columnista ve además que todo este sainete finsexenal de López Obrador se complementa con la colocación de Luisa María Alcalde al frente de Morena para que se prepare desde ahí a ser “la continuidad de su legado en (la presidencial de) 2030”.
“Con la disposición de los aliados de Morena, el Partido del Trabajo y el Verde, (Ricardo) Monreal y Adán Augusto López, nombrado por López Obrador como coordinador de la bancada en el Senado, tendrán las presidencias de las juntas de Coordinación Política de sus respectivas cámaras por tres y seis años, lo que duran sus mandatos, que es una decisión altamente significativa. Las juntas controlan políticamente las cámaras, deciden la agenda, los tiempos, los asuntos, la distribución de comisiones y, sobre todo, el presupuesto. El cargo es por un año, pero al prolongárselos, su poder se amplía y reduce la capacidad de maniobra de (Claudia) Sheinbaum para hacer política parlamentaria, porque los coordinadores no le responden a ella, sino a López Obrador, y los asuntos que priorizarán —utilizando el dinero en sus cajas— serán los de él, no los de ella”, advierte Riva Palacio para señalar que AMLO es quién en verdad gobernará, y no su heredera.
Yo le sumaría que el mandatario tiene para ello el control de 23 gobernadores y las mayorías de las alcaldías y Congresos locales en el país. Su poder es total.
“López Obrador no está tratando a Sheinbaum como su sucesora, sino como la administradora del gobierno entrante. Las acciones que ha emprendido para amarrarla dificultan cualquier giro de Sheinbaum…”, agrega Riva Palacio.
El constitucionalista Diego Valadés cree que con la reforma al Poder Judicial AMLO no sólo tiene la intención de continuar al frente de un régimen autocrático, sino quitarse de enfrente a la Suprema Corte y acceder sin mayor problema a los 230 mil millones de dólares que tiene el Banco de México como reservas internacionales de México.
Sería el mayor saqueo de todos los que ya ha cometido Andrés Manuel López Obrador como Presidente de México.
Adán Augusto López y sus senadores, la última oportunidad
Cualesquiera que sean sus intenciones, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene hoy en su amigo de toda la vida, Adán Augusto López, su última esperanza. El coordinador del morenismo en el Senado y presidente de la Junta de Coordinación Política tiene hoy el reto de conseguir un voto entre 43 opositores que integran las bancadas del PAN, PRI y MC y que han salido a decir públicamente que votarán en contra de la Reforma al Poder Judicial. Y de todas las otras que intente AMLO sacar en este septiembre para ser promulgadas por él antes de irse el 1 de octubre.
Sin ese único voto, todo lo hecho y anhelado hasta hoy por AMLO y sus aliados en el Congreso se irá al caño de su historia.
¿Intentará ser secretario de la Defensa de Sheinbaum?
En este contexto, AMLO podría tener todavía una alternativa de trascendencia: ser designado como titular de la Defensa de Claudia Sheinbaum.
Esta posibilidad fue ventilada públicamente por él al subir a redes sociales a fines de junio un video en que comentó a varios amigos:
“…les voy a dar una exclusiva (venga, venga, le piden sus amigos a coro) yo hablé con la Presidenta Electa (Claudia Sheinbaum), he estado platicando ahora que estamos saliendo juntos, y entonces me empezó a decir de lo que había sucedido cuando la Segunda Guerra Mundial —por eso me acordé—, de que ya se había retirado el general (Lázaro) Cárdenas —guardadas las proporciones, desde luego—, y entonces viene la Segunda Guerra y el presidente (Manuel) Ávila Camacho lo llama y vuelve a ser —porque ya había estado— secretario de la Defensa… jejeje… entonces cuando me empieza a platicar Claudia sobre eso, le digo: no, no, no… esa historia ya me la conozco, pero no… no le sigas, no me veas, no va a haber regreso…”.
Luego de subir ese efímero video a redes, AMLO comentó que la única razón por la que él regresaría al Poder sería ante una guerra… o la descomposición e ingobernabilidad del país.
Algo así como el escenario que se está comenzando a configurar ahora.