Volvió el “Día del Presidente”
¬ Luis Ángel García miércoles 4, Sep 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Está en su ADN de priista, volvió a las viejas prácticas del presidencialismo del partido hecho gobierno, el populismo setentero que requiere de montar un escenario con multitudes acarreadas que lo aclamen como emperador romano. El 1 de septiembre volvió a ser el “Día del Presidente”; un Zócalo repleto escuchó el sexto y último informe de Gobierno, donde se presentó un México inexistente, pero que millones creen vivir. Describió un crecimiento económico que no se dio, habló del aumento al salario mínimo, pero no reconoció que la inflación anuló ese incremento, dijo que se crearon 400 mil empleos al año, pero eludió hablar de los dos millones de fuentes de trabajo que se perdieron durante la pandemia y el consecuente cierre de empresas porque el gobierno negó todo apoyo a los emprendedores. Reiteró que en ¡México se tiene el mejor sistema de salud del mundo!, aunque los derechohabientes tengan programadas citas e intervenciones quirúrgicas o pruebas de laboratorio hasta dentro de un año, o que la Mega farmacia sólo surta seis recetas al día. Hay 30 millones de mexicanos sin seguridad social a pesar del IMSS-Bienestar. La inseguridad sigue como el talón de Aquiles de la 4T.
Entre tantos logros se dio tiempo para hacer una consulta popular a mano alzada, donde los acarreados, al unísono, respaldaron la propuesta de reforma judicial del mandatario, mismos ciudadanos que votarán por desconocidos para jueces el año entrante. Ni la manifestación de miles de estudiantes de Derecho en la capital de la República y en varias ciudades del país conmovió al hombre que por venganza personal quiere desaparecer a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, único contrapeso constitucional con el que ahora cuenta nuestra democracia. Más aún, dio cátedra a los políticos norteamericanos mal citando el libro de Alexis de Tocqueville, “La Democracia en América”, sobre la elección de jueces en los Estados Unidos. El politólogo francés siempre defendió la independencia de los juzgadores como contrapeso de los poderes formados mediante el voto popular -el Ejecutivo y el Legislativo-.
Informar del estado que guarda la nación, como se ha hecho desde Guadalupe Victoria, ante el Congreso federal, pasó a segundo término. Lo importante era dirigirse a las masas, aunque fueran acarreadas, quería sentirse cerca de su pueblo “bueno y sabio” que ha respaldado todos sus desatinos como cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la CDMX como verdadero hub o la negativa a la construcción de una planta cervecera en Mexicali que generaría miles de empleos, entre otros despropósitos.
Mientras el inquilino de Palacio Nacional arengaba a sus fans, la titular de Gobernación, encargada del manejo de la política interior del país y responsable de la relación con el Legislativo, entregaba el citado informe, pero aprovechó la ocasión para perder la imparcialidad e increpar a la oposición.
A menos de un mes de entregar las riendas de la nación, el Presidente cuenta con abyectos legisladores que aprobarán sus iniciativas sin quitarles ni una coma. Y lo mismo sucederá en la CDMX, donde el jefe de Gobierno modificó la Constitución local para someter la propiedad privada al dominio de la nación, con lo que se justificará cualquier expropiación que quiera hacer el gobierno, ya nadie es propietario de su casa.
Así que volvió el “Día del Presidente”, el informe es un mero pretexto para dar un discurso para la tribuna, a la que se le dice lo que quiere escuchar. Regresó también el viejo populismo setentero, sólo faltó el acostumbrado besamanos de las fuerzas vivas en Palacio Nacional.