El falso Mesías y los changos
Alberto Vieyra G. miércoles 4, Sep 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
La degradación política en México es escandalosa. Una nueva mafia del poder mal gobierna a México con unos niveles de cultura tan bajos jamás vistos.
Fue electo por dedazo el siempre odiado Gerardo Fernández Noroña o “lloroña” porque para que le dieran la presidencia del Senado de la República tuvo que chillarle a Claudia Sheinbaum. Y ahí está y como, según él, goza de una inusitada popularidad, hará que se respete su investidura.
¿De cuál investidura habla ese chango? ¿Hablará de su investidura como un odiado comunista que cada vez que puede ultraja la dignidad de sencillos habitantes y que vive como un auténtico magnate comunista con todos los lujos y recomienda que el pueblo debe vivir en la honrosa medianía?
Nunca en los 200 años que lleva de vida el Senado de la República había escuchado a un estúpido exigir el respeto de sus compañeros de escaño. El respeto se gana. ¿Cómo? Con respeto a los demás y llevando a cabo obras y acciones como los grandes hombres de Estado.
¿El señor Fernández Noroña habrá leído y vaya que está obligado a hacerlo a aquél memorable discurso del senador chiapaneco Belisario Domínguez pronunciado el 23 de septiembre de 1913 en contra del usurpador Victoriano Huerta Márquez que le valió que le cortarán la lengua?
La muy lúcida y valerosa senadora sonorense Lilly Téllez ha definido mejor que nadie la llegada de Fernández Noroña al “liderazgo” del Senado al afirmar que “un cargo, no quita lo chango” y la legisladora debió pedir perdón a esos animalitos que jamás ultrajan la dignidad de sus iguales.
Pues sí, Fernández Noroña difícilmente se quitará ese apodo de “senador chango”. La llegada del “senador chango” como líder de la Cámara alta, igual que lo hizo hace solamente unos días la ilustre filósofa de la 4T, Ana Guevara cuando dijo que “todo lo que gano, me lo como y me lo unto en donde me da mi chingada gana” y pinta de cuerpo entero al régimen encabezado por un AMLO. Sí, vivimos los mexicanos una época política vulgar y corriente y sabrá Dios hasta qué punto nos quieran llevar esos comunistas que no ven ni oyen a miles de dentro y de fuera del país, que les dicen que es una locura lo que están haciendo con la reforma al Poder Judicial de México para tenerlo en sus manos y a su servicio.
En esos términos de bajeza política escuchamos una patética y grosera ceremonia de autoelogio del falso Mesías que ya se va a la rechintola y como el Poder Judicial y los trabajadores de ese poder están en paro, les llamó “paleros de la corrupción” y luego utilizaría a sus chairos como viles marionetas para que dijeran a mano alzada si están de acuerdo en que los jueces, ministros y magistrados sean puestos por el Presidente de la República y ratificados por el Senado o si están de acuerdo en que sean electos por “el pueblo bueno y sabio”.
Lógico que el maiceo tenía que dar sus frutos y el ultraje a la dignidad de quienes llenaban el Zócalo no se hizo esperar. Sí, respondió a mano armada, perdón a mano alzada, esa muchedumbre que abarrotaba el Zócalo chilango. Nunca antes se había visto a un gobernante manipular de la manera más grotesca y farsante a un pueblo.