Ante la aplanadora morenista, la oposición no acierta a unirse
Roberto Vizcaíno martes 3, Sep 2024Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Apabullados por el incesante golpeteo de sus propias disidencias y contendientes internos, las dirigencias de PAN y PRI, que comandan Marko Cortés y Alejandro Alito Moreno, no logran reponerse del tremendo desastre que les dejó la enorme derrota del 2 de junio y no aciertan a dar una respuesta común ante el apocalipsis que ahora se les viene encima en el Congreso, al que ambos pertenecen.
Movimiento Ciudadano, el tercero en desgracia, o logra tampoco sobreponerse al descontón que el INE y el Trife le dieron a su creador, dueño y jefe máximo, Dante Delgado, a quien arrebataron una senaduría para, bajo el principio de paridad, dársela a la ex perredista Amalia García.
El vanidoso político veracruzano, dicen, está en plena depresión al ver que hasta Alejandra Barrales logró colarse al lado de Luis Donaldo Colosio hijo al Senado, mientras que él deambula inconsolable por las baquetas de enfrente.
Y le sucede todo esto cuando tanto deseaba estar en esta legislatura, histórica por muchas circunstancias, en tanto el país se escurre sin sus debates y discursos en la tribuna senatorial hacia su caos.
Dentro de un orden natural, en el reparto del pastel de dirigir a MC desde el Senado cobra fuerza en el pupilo y aliado de Enrique Alfaro, el senador Clemente Castañeda, sobre quien —ante la ausencia de Dante—, ahora se posan reflectores mediáticos y micrófonos periodísticos, así como el poder de su firma en las mesas de negociación de acuerdos parlamentarios.
Es a Castañeda a quien le tocará negociar con Dante Delgado en qué comisiones podrán participar los muy pocos emecistas que lograron colarse al Senado.
El otro gran perdedor de esta circunstancia es el hombre de la sonrisa más fingida que se conozca en la política mexicana, el inútil esquirol Álvarez Máynez, quien por andar en la pachanga con su compadre Samuel —el de Nuevo León y pareja bonita— quedó fumigado y fuera de cualquier jugada.
Pero en este contexto, quienes en verdad están fritos son Alito y Marko a quienes como dirigentes formales reconocidos por las autoridades electorales vigentes son los únicos que debieron haber salido desde hace semanas a defender al pueblo de todo lo que les va a recetar el presidente Andrés Manuel López Obrador este mes de noviembre con sus mayorías sobrerrepresentadas para con la aprobación fast track y sin cambio de una coma de sus 20 reformas destruir al régimen democrático en que hemos vivido en México.
Hundidos en sus procesos de renovación de sus dirigencias nacionales, Marko y Alito —senador del PAN y senador del PRI, respectivamente—, viven un constante embate de sus personajes y grupos internos que, absurdamente, lo primero que les reclaman es alejarse de su alianza con uno y otro.
Esos opositores internos que les disputan liderazgos partidarios y los traen del nabo, saben perfectamente que en este momento y bajo esta circunstancia la única forma de medio pintar en la contienda contra las reformas de AMLO, al menos las más importantes —la reforma al Poder Judicial, la de desaparición de organismos autónomos, la que busca pasar a la Guardia Nacional a la Sedena y la que intentará desaparecer al INE, 200 diputados pluris y 28 senadores pluris— solo lo podrán hacer si van de nuevo juntos a esa pelea y además se tienen que jalar a MC sin Dante.
Esta pelea era un momento para que ellos salieron a las calles y plazas del país a motivar a los mexicanos a expresarse en contra de la destrucción del régimen democrático, de un sistema económico basado esencialmente en el T-MEC y de libertades perfectibles, pero que forman parte de un país que pese a todo lo malo que tiene es la doceava economía entre 150 naciones en el mundo.
Pero no. Están aturdidos. Y ahora quien ha tenido que salir a dar la pelea es la candidata perdedora Xóchitl Gálvez, quien ahora acompaña a la disidencia de jóvenes universitarios que son quienes se han puesto al frente de los trabajadores del Poder Judicial en un tardío intento por parar la reforma ya en curso en San Lázaro contra el Poder Judicial.
Gálvez tampoco ha mostrado gran capacidad de respuesta ni agudeza política y ha dejado de lado a sus aliados Ildefonso Guajardo y Enrique de la Madrid, quienes podrían —creo yo— ayudarle a vincularse con sectores empresariales e internacionales, que en este momento son esenciales en esta batalla contra AMLO.
Adán Augusto concerta comisiones en Senado
Y mientras todo esto ocurre en la vida política de México, el coordinador de los senadores de Morena en el Senado, el tabasqueño Adán Augusto López, inicia su tarea de concertar la integración de las 56 comisiones ordinarias que le corresponden a esta cámara.
Ayer se reunió para ello con la queretana panista Guadalupe Murguía, coordinadora de la bancada blanquiazul a quien informó que de acuerdo a sus porcentajes a los panistas les toca presidir 10 de estas comisiones.
Cada comisión requerirá de unos 20 legisladores de todas las fracciones, pero preferentemente de la bancada mayoritaria que es la de Morena seguidos por PT y Verde.
En los siguientes días se verá cómo el coordinador de Morena, Adán Augusto López, buscará realizar un reparto que deje satisfechos a los suyos y sus aliados del PT y Verde, sobre todo ahora que el Senado es presidido por el impredecible Gerardo Fernández Noroña, a quien le tocará dirigir la Plenaria donde se deberán ratificar esos nombramientos.
En San Lázaro, el zacatecano Ricardo Monreal, coordinador de la bancada retemayoritaria de Morena, vive su propio infierno al tener que tramitar conforme a debido proceso las reformas más urgentes para Andrés Manuel López Obrador, mientras que tiene que participar en la Junta de Coordinación Política en las negociaciones para el reparto de Comisiones con los coordinadores de los otros grupos a fin de no dejar cabos sueltos.
Así las cosas en el Congreso.