Prensa vendida
¬ Luis Ángel García lunes 2, Sep 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El viernes pasado se vivió uno de los más tristes episodios del periodismo mexicano. Abyectos seudo reporteros que “cubren” las mañaneras dieron un vergonzoso espectáculo al recibir al inquilino de Palacio Nacional con vítores y corear “es un honor estar con Obrador”. Ello demuestra que no son comunicadores y mucho menos “comunicadores independientes” —como se auto proclaman—, porque una de las premisas del periodismo es la objetividad e imparcialidad, lo cual no observaron al asumir el papel de militantes de la 4T o empleados del gobierno. Son escribanos lacayos que ocupan los espacios del Salón Tesorería para desplazar a los verdaderos periodistas, quienes desde hace tiempo no pueden cuestionar al mandatario; son simples lectores de las preguntas a modo que les preparan antes de las conferencias y que recitan con cinismo.
Como premio a su lealtad, les ofrecieron un curso donde les agradecieron servir de dique a los embates del verdadero periodismo y ser difusores y panegiristas de la narrativa oficial, aunque la terca realidad tenga otros datos. Pero más felices que en sus quince años, disfrutaron de un lonch de huevos fríos con cátsup y pan duro; ni Judas se vendió por tan poco.
El signo distintivo de este gobierno fue la polarización de la sociedad y la estigmatización, satanización y descalificación de las voces críticas del periodismo, quienes fueron impedidos de ser tribuna de la opinión pública. Para garantizar la divulgación del proyecto político de la 4T se utilizó a las mañaneras como vehículo de propaganda para obnubilar a las masas y tuvo buenos resultados. La mayoría de la sociedad acepta a pies juntillas la distorsionada realidad de los otros datos.
Nunca fue tan atacada la prensa como en esta administración, ni en la época de Luis Echeverría o de José López Portillo con sus conflictos con Excélsior o el retiro de la publicad gubernamental a los medios críticos. “No pago para que me peguen” decía JOLOPO.
Sin embargo, la escalada de descalificación que han sufrido los periodistas y opinadores no tiene parangón. El gobierno no parece percatarse de que atacar a la prensa debilita a la democracia; la libertad de expresión requiere de un Estado que posibilite el ejercicio periodístico crítico, es sano para la gobernanza y fortalece a las instituciones. Los seudo periodistas demeritan la función de gobernar, la cual requiere del contrapeso periodístico para no caer en los regímenes autoritarios o totalitarios.
Al igual que Luis Echeverría y José López Portillo, presidentes populistas, la 4T atacó a la prensa crítica hasta desaparecerla o ahogarla por falta de publicidad gubernamental. Eliminaron a la agencia estatal de noticias Notimex, quitaron la barra crítica de canal 11 y canal 22 para convertirlos en aburridos espacios de noticias oficiales o encadenarse para trasmitir, como la Hora Nacional, las mañaneras. En la época del Echeverriato se decía que en canal 11 se podía cometer el crimen perfecto porque nadie se enteraría, pues lo acaban de asesinar. Pero el abyecto director del Sistema Público de Radiodifusión, otrora periodista de Proceso —a quien también aniquilaron como medio impreso—, ya fue recompensado con un cargo en la nueva administración, aprendió rápido que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error. La Jornada, refugio de muchos de los corridos de Excélsior, merece un mejor futuro que convertirse en el periódico oficial como lo fue El Nacional, el cual a pesar de todo contó con muy buenas plumas.
Esperemos que en el sexenio que está por iniciar, comprendan la importante función social que tienen los medios de comunicación y su papel par el fortalecimiento de la democracia y contrapeso del poder público. La prensa debe ser crítica del poder y no servir al poder. La opinión pública, en toda democracia, requiere de una tribuna donde se expresen todas las corrientes y se escuchen todas las voces. La democracia no necesita de la prensa vendida.