Claudia, en la jaula de los rinocerontes
¬ Francisco Reynoso martes 27, Ago 2024Triple Erre
Francisco Reynoso
Con mucho cuidado, como el que tienen los empleados del zoológico de Chapultepec cuando se meten a la jaula de los rinocerontes para darles de comer, la presidenta Claudia Sheinbaum arma su gabinete.
Evidentemente ha tenido que hacer concesiones e incluir a los recomendados del gran jefe cabellera de nieve. Sin embargo ha tenido carácter y talento para que algunas piezas estratégicas del rompecabezas sean de su equipo de confianza.
Ayer nombró a Víctor Rodríguez Padilla como director de Petróleos Mexicanos. Finalmente logró ganarle en las vencidas a López Obrador.
Mucho se habló en los corrillos políticos que el presidente quería que Octavio Romero Oropeza repitiera en la empresa, no obstante que durante el primer trimestre del año reportó pérdidas por 13 mil 600 millones de dólares que, al tipo de cambio actual: 19 pesos, representan un boquete económico de casi 270 mil millones de pesos.
La terquedad de López para defender a Romero es comprensible. Es ingeniero agrónomo, pero poco se ha dedicado al campo. Nació en Tabasco en 1956 y desde hace muchos años ha sido “compa” de Andrés Manuel. En el gobierno del Distrito Federal, el entonces “peje” lo nombró oficial mayor. Es decir, le confió todas las compras de bienes y servicios y la relación con proveedores.
Así pues, Octavio Romero sabe de qué pie cojea el presidente López Obrador. Y no hay duda de que en Pemex, como en el gobierno del DDF, le fue muy útil, siempre comportándose con lealtad a ciegas, como le gusta al Pejejito.
Pese a todos esos y otros méritos de Octavio Romero, el presidente López no logró convencer a Sheinbaum de que lo confirmara. La Presidenta optó por el ingeniero Rodríguez Padilla, con más de 20 años de experiencia en asuntos petroleros y energéticos. Dijo que Romero seguirá en el equipo de gobierno, pero aún no sabe en qué área. Ya lo pensará y decidirá. Lo seguro es que no quedará en la primera línea del gabinete ni del gabinete ampliado.
La designación del nuevo director de Pemex fue difícil. El jaloneo con López Obrador estuvo intenso. Pero Claudia Sheinbaum resistió y con toda diplomacia, decencia, consideración y afecto a su maestro, lo doblegó.
Buen triunfo de la Presidenta, sin lugar a dudas.
En otras posiciones tuvo que ceder y perdió con el gran jefe. Gobernación, por ejemplo, la entregó a Rosa Icela Rodríguez, actual secretaria de Seguridad Pública. Quizá para ese lugar hubiera querido para una figura más cercana a ella y de toda su confianza. Pero López apretó. La presidenta accedió, pero metió a Lázaro Cárdenas Batel como jefe del gabinete y, desde que lo presentó, anunció que se encargaría de las relaciones con gobiernos estatales, partidos políticos, poderes legislativo y judicial y con los empresarios.
A la secretaria de Gobernación, recomendada de López, la hizo a un lado. A su debido tiempo la removerá. No tiene prisa.
Se busca secretario de Defensa
El jaloneo que la presidenta Sheinbaum ha tenido con su jefe y guía moral sería pecata minuta frente al regateo que ha tenido con el alto mando de los generales de la Secretaría de la Defensa Nacional y con los almirantes de la Secretaría de Marina.
Por lo que se sabe, la señora presidenta tiene la intención de recortar poderío al Ejército. López Obrador entregó a las águilas y las estrellas negocios de muchos millones de pesos. Les concesionó la construcción del aeropuerto, carreteras, el manejo de aduanas, el transporte de medicinas y, fundamentalmente, el combate al crimen organizado — quiérase o no, la relación con los grandes capos de los cárteles.
Por supuesto, los generales del ejército no querrán soltar lo que ya tienen en las manos. Ahora la Cámara de Diputados les acaba de entregar el mando de la Guardia Civil, es decir, a toda la policía federal con presencia en las 32 entidades de la República.
Y seguramente el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, sin duda uno de los colaboradores más cercanos y queridos de la presidenta, se queda como el chinito: “nomás milando”. A la presidenta ese desmantelamiento de la Secretaría de Seguridad no le habrá gustado, pero tuvo que aguantarse.
Para la elección del nuevo secretario de la Defensa tendrá que negociar con la élite militar el acotamiento de sus funciones. Y es donde la puerca tuerce el rabo.
En democracias como la de la cuarta transformación, y otras, como las de Nicaragua, Venezuela y Cuba, la estabilidad del gobierno descansa en el ejército. Si los generales están contentos y satisfechos, el presidente puede dormir tranquilo… con la conciencia en paz.
Todo eso lo sabe la presidenta Sheinbaum y por eso negocia con cuidado, con diplomacia… teje fino. Y ya demostró que tiene talento para domar a los rinocerontes, como los empleados del zoológico de Chapultepec.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos