De China a México
Armando Ríos Ruiz lunes 26, Ago 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
A veces resulta inevitable comparar lo que ocurre en otros lugares del mundo con lo que deviene en el nuestro, porque nos gustaría decir a los cuatro vientos que tenemos uno insuperable. Con un gobierno digno de presumirse en cualquier parte. De veras preocupado por el bienestar de sus gobernados. Dedicado en cuerpo y alma al desarrollo en todas las actividades y con la mirada en un futuro halagador y no en el aniquilamiento de nuestra República.
No es posible, sencillamente, porque estamos conscientes de que es todo lo contrario. Tuve oportunidad de viajar a China o al otro lado del mundo, en donde se vive un día después que en el nuestro, no sólo porque la luz del día lo ilumina antes, sino porque todo está más revolucionado en el mejor sentido. Desde la forma de gobierno hasta los adelantos alcanzados en todos los rubros.
Sabemos que, desde mediados del siglo pasado, Mao Tse Tung inició una revolución en contra de los llamados Nacionalistas y acabó por imponer el socialismo con el nombre de República Popular China, que gobernó hasta 1976 o hasta su muerte. Fue sucedido por varios más, que se encargaron de desarrollar una gran economía desde 1979 y hoy ha alcanzado niveles que la llevan a competir con Estados Unidos, con el segundo lugar en el mundo.
Asentada en casi 10 millones de kilómetros cuadrados y con una población descomunal que alcanza los 1,400 millones de habitantes, sólo superada por La India, con mil 500 millones, resulta increíble saber que, en todas partes, en ciudades más habitadas que la capital mexicana, no saben lo que significa “tasa de violencia” porque no la padecen.
No es posible decir que no hay delitos, pero la tasa es tan baja, que ni siquiera se notan. ¿Y saben por qué? Porque, como respondieron varios consultados, es preferible estar muerto que en la cárcel, en donde el trato es implacable, porque se trata de inhibir la comisión de delitos. Exactamente lo mismo ocurre en Dubái, el país más reciente del mundo con adelantos sorprendentes. No se diga en Singapur, con tasa cero de criminalidad.
Lo anterior quiere decir que es mentira que la violencia no debe combatirse con violencia. Que son necesarios los castigos ejemplares. En China existe la pena de muerte por la comisión de varios delitos, como el asesinato y la corrupción, por citar sólo un par. En México, ambos actos son premiados.
Y no sólo premiados. Se recomiendan además abrazos para quienes se dedican a segar la vida de enemigos y de gente inocente, además de reconocer sus intervenciones intimidatorias, de secuestros y de asesinatos en tiempos de elecciones, con palabras de aliento para los criminales.
Hay que decir que el gobierno comunista implantado por Mao Tse Tung, fracasó. Me imaginé un cuadro pintado con muchas manchas, que los sucesores fueron borrando para llenar ese espacio con mejores colores, hasta llegar a estos días en que el actual primer mandatario, Xi Jingping, un dictador diferente a los que conocemos en América Latina, es altamente apreciado y aclamado con verdadero júbilo por sus habitantes.
Todas las grandes ciudades, con más de 20 millones de pobladores y una con más de treinta, han convertido a esa inmensa nación en el verdadero país de los rascacielos convertidos en viviendas dignas y en oficinas. Un moderno automóvil que se mueve con electricidad cuesta un promedio de 200 mil pesos mexicanos. Por lo tanto, no es difícil tener uno. Aquí se recomienda uno viejito.
La electricidad es un auténtico regalo, suministrada por la presa más grande del mundo, denominada De Las Tres Gargantas, que alimenta del fluido a 95 por ciento de la inmensa población o a casi mil 400 millones de chinos. Aquí se agudiza su falta en tiempos de calor, gracias al crecimiento de la población, pero más al descuido de las autoridades, como ha ocurrido durante los últimos años.
Aunque en China gobierna el Partido Comunista Chino, nada tiene de comunista. Se trata de un país a todas luces capitalista.