El futuro inmediato del PRI
¬ Luis Ángel García viernes 16, Ago 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La profunda crisis que vive el PRI debe verse en el contexto de la obsolescencia del sistema pluripartidista mexicano. El centenario partido que fundó Plutarco Elías Calles para hacer de México un país de instituciones no puede desaparecer por las ambiciones dictatoriales de un locuaz y corrupto político. El Partido Comunista Mexicano, por muchos años en la clandestinidad —de la que mejor no hubiera salido—, sucumbió por las ambiciones sucesivas de una frívola izquierda que abandonó los principios de sus ideólogos, mentes brillantes que fueron permisivos en el ingreso de tránsfugas del PRI y de pálidos socialistas hasta devenir en lo que hoy es Morena. Al PCM no le sentó bien la reforma política de Jesús Reyes Heroles, quien le dio el registro y posibilitó la participación de la oposición en el Congreso. Trotskistas y estalinistas se perdieron entre institutos políticos como el Partido Mexicano de los Trabajadores, el Partido Socialista de los Trabajadores, el Frente Cardenista, el Partido Socialista Unificado de México, entre otras siglas, por lo que desapareció el PCM. De ese amasijo, junto con la Corriente Democrática del PRI y los tránsfugas del Partido de la Revolución Democrática, salió el proyecto político de la 4T, que no es sino un populismo setentero que sirvió para catapultar a un líder autoritario que instauró una presidencial imperial o el inicio de un régimen totalitario.
Recientemente, surgió una crisis en el sistema de partidos; los ciudadanos dejaron de creer en ellos, cansados de promesas incumplidas y corrupción rampante. El PRI, partido hegemónico que gobernó por casi ochenta años al país, olvidó su plataforma ideológica, su declaración de principios y el respeto a sus estatutos. Al igual que los demás institutos, abandonó o traicionó las causas ciudadanas y ambicionó el poder por el poder mismo. Todos los partidos en el mundo aspiran a arribar al gobierno y perpetuarse en él, pero bajo una ideología afín a las demandas ciudadanas para convertirlas en políticas públicas que satisfagan las necesidades del electorado. Pero, actualmente se presentan guerras intestinas por la ambición de poder para corromperse en él. Abandonaron las causas sociales y ahora los votantes se lo cobran. El PRD, cuna de Morena -cuyo ADN es el PRI-, perdió el registro nacional.
Sin embargo, el Revolucionario Institucional merece otro destino. A pesar de las fallas de los estadistas emanados de él, dejaron instituciones que acreditan un razonable reparto de la riqueza. Fueron regímenes priistas los que crearon el Banco de México, la banca de desarrollo, el IMSS, el ISSSTE, el Infonavit, el Fonacot, el Banco Rural, expropiaron el petróleo y nacionalizaron la industria eléctrica, crearon la infraestructura de un país moderno, impulsaron la educación pública, alentaron la autonomía de las universidades y crearon instituciones como el IPN, el Conacyt, el CIDE, el Colegio de México y el INAP. Otorgaron el voto a la mujer, fortalecieron los sindicatos -ahora traicioneros que se vendieron a la 4T-, la apertura democrática posibilitó las asociaciones gremiales independientes, las reformas políticas permitieron la creación de más partidos y su representación en el Congreso, además de ganar municipios y gubernaturas. Esos son algunos de los logros del vetusto PRI, ahora desvirtuados por la 4T.
En esa crisis de partidos, un ambicioso y pueril líder, “Alito”, pretende perpetuarse en el partido para hacer y deshacer a su antojo, cuando no pudo retener el gobierno de Campeche, además de perder casi todas la gubernaturas, Congresos y municipios.
Al más puro estilo estalinista, expulsa a los grupos o personajes que se oponen a su arbitraria reelección y convertirse en un moderno Fidel Velázquez. Abandonó la fuerza territorial, despreció a la militancia y prefirió negociar con el gobierno los votos en el Congreso o la entrega de las gubernaturas. Ese no es el PRI que heredó y no merece ser el enterrador de un partido que forjó el México democrático y moderno que todavía disfrutamos. Al PRI le urge una refundación, sin la presencia del campechano.