El Taquito
Carlos Ramos Padilla viernes 16, Ago 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
Conozco a Marcos Guillén y a su hermano Rafael de muchos años atrás. Gente trabajadora, honrada, emprendedora y heredera de uno de los comederos de mayor tradición e historia en la CDMX: El Taquito.
En cada pared y en cada rincón del establecimiento se refleja el semblante de muchos personajes que han cincelado nuestra historia social y política.
El Taquito, en sus 107 años, vio desfilar a personalidades de la talla de “Cantinflas”, el Papá Juan Pablo II, John F. Kennedy, María Félix, Marilyn Monroe o Pedro Infante, así como a grandes comunicadores y políticos del país.
Marcos Guillén, dentro y fuera de su restaurante, me había manifestado su inquietud por la degradación acelerada del Centro Histórico.
El creciente ambulantaje, invadiendo las calles, no permite el tránsito vehicular en la zona, además de la venta de todo tipo de producto y mercancía ilícita; la abierta prostitución en el lugar; la cínica complicidad de la policía con los delincuentes; la violencia permanente; es decir el desorden absoluto tolerado y fomentado por las autoridades, justo atrás de los muros de Palacio Nacional y la Secretaría de Hacienda.
Las calles Del Carmen y República de Bolivia se han convertido en un mercado callejero sin control. “Estamos volviendo a la época de hace 30 años cuando esto era un desorden total; ahorita otra vez es un desorden que no nos permite trabajar, venimos con gusto, con amor; no podemos pasar”, expresó Marcos Guillén, al informar del cierre del establecimiento. Prácticamente fueron expulsados del lugar.
Este próximo mes de septiembre El Taquito ya no estará más en el Centro Histórico. Las ventas de los comercios han caído casi en un 90% y el problema del ambulantaje y su vendimia potencialmente se incrementó, luego del paso de la pandemia y la llegada de comerciantes chinos que se han apoderado de bodegas repletas de mercancía que evade todo tipo de registro y pago de impuestos.
Antecedentes del abandono de empresarios se han documentado como la Hostería de Santo Domingo, que durante 160 años operó en la Calle Belisario Domínguez 72. Otro más es la cantina La Vaquita, en Mesones e Isabel La Católica, operando desde 1920.
Marcos Guillén me comentó que hicieron todo lo posible para favorecer el rescate del Centro Histórico, pero que la corrupción gubernamental deja al descubierto enormes mafias que mueven sus intereses por sobre las leyes.
El Presidente de México o nos engaña o vive engañado. La capital está sumida en el chantaje burocrático, el dominio de “halcones” de narcotraficantes, la extorsión por derecho de piso, la prostitución, la violencia, evasión de impuestos y la tolerancia a mafias como la coreana o la china que regentean a mujeres y viven de la trata de personas, basta con caminar por La Merced.
Pero no es solamente eso, Marcos Guillén, co-propietario del lugar expuso: “Tenemos una invasión de indocumentados: cubanos, venezolanos, colombianos… les dan mercancía a los ambulantes para que ellos la vendan e invaden la vía pública”.
Ahí, en el Centro Histórico, se vive y se refleja lo que el gobierno oculta: la protección a las mafias delincuenciales que se han apoderado de la capital y que practican la amenaza y extorsión a las casas y establecimientos legalmente establecidos. Son vendedores que se roban la energía eléctrica, comercial con mercancía ilícita y se han apoderado de la vía pública pagando fuertes cantidades a sus líderes y gobernantes en turno.