El desprecio al “cuarto poder”
¬ Luis Ángel García viernes 9, Ago 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
En la administración de la 4T, uno de los sectores más golpeado, vilipendiado, exhibido, llevado al patíbulo popular fue la prensa. A pesar de la importante función social de los medios, el todavía inquilino de Palacio Nacional se encargó de poner a la opinión pública en su contra; su estrategia de polarización a largo de seis años de gobierno tuvo eficientes resultados. La sociedad ve con recelo la información y acepta “los otros datos” como supuesta verdad.
Si existe el fenómeno de la post verdad, ese lo ha creado el tabasqueño. En México, la obnubilación de las masas ha creado un efecto mediatizador, donde desde las mañaneras se dicta lo que debe saber la gente y se crea un tribunal popular donde se descalifica a los periodistas, analistas y opinadores, a quienes se les imputan delitos sin pruebas, se exhiben sus datos personales y se rechaza la veracidad de la información publicada, sin que se compruebe lo contrario.
La propaganda suple a la verdadera información y desde el Salón Tesorería se dicta la realidad que debe aceptar la población; los medios masivos tradicionales y los digitales pasan a un segundo plano porque no se puede contravenir los designios de la 4T. Sin duda, la comunicación es fundamental para la gobernanza de un país y no se puede suplantar la labor periodística, lo saben y por eso financian periódicos como La Jornada o utilizan el Sistema Público de Radiodifusión para difundir el proyecto político de la 4T. Medios que no son afines a su estrategia son presionados a través de la cacería fiscal, las presiones para despedir a reporteros o comentaristas o desaparecen la agencia de noticias del Estado mexicano, Notimex, cuya directora fue una quinta columna con sus pares y una vez utilizada, como Kleenex, fue desechada y desacreditada, hoy en el cajón del olvido.
El resultado de las pasadas elecciones demuestra la eficiencia del aparato propagandístico del gobierno; la gente está a gusto con este proyecto político y cree a pie juntillas todo lo que dice el líder, el mesías. Pero las democracias requieren de un “cuarto poder”, de un sistema informativo independiente que sea caja de resonancia de las demandas sociales y dé cabida a todas las expresiones. Cierto, no todas las prácticas periodísticas son éticas, pero ello se puede erradicar, tanto con los dueños de los medios como entre periodistas. Quien deformó la relación prensa-gobierno fue la autoridad. Pero el mandatario pensó que para acabar con las malas prácticas era necesario matar al mensajero. Desmanteló la comunicación social y se enfrentó con los periodistas. A pesar de la función social de los medios, el gobierno quiso aniquilarlos y casi lo consigue. Sin embargo, las democracias requieren de una prensa fuerte, independiente, autónoma no supeditada a las esferas de poder, como lo pretende hacer el Presidente: estás conmigo o contra mí.
El futuro incierto de los medios debe cambiar en el próximo sexenio y si no es porque haya una nueva política de comunicación gubernamental, la prensa misma debe redimensionarse. Las autoridades no deben molestarse por señalar sus errores, por el contrario, deben alentar la crítica constructiva y fundada y actuar en consecuencia. La democracia exige el fortalecimiento de la prensa libre y erradicar la opacidad de la función pública. Esto no lo entendió el régimen y lo único que provocó es que México fuera el país más peligroso para ejercer el periodismo y donde menos apertura informativa hay, lo que nos coloca como un Estado casi totalitario. Es momento de que regrese la función social del “cuarto poder”, con nuevas reglas, un código ético y libertad para comunicar.