El gran Pepe
Carlos Ramos Padilla miércoles 7, Ago 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
Lo conozco desde hace muchos, muchos años. Afable siempre, de humor fino y de bote pronto, culto muy culto, inteligente, con enorme categoría y clase. Es líder en diferentes ambientes.
José Narro ha participado en las posiciones más interesantes e importantes dentro de la UNAM, dirigiendo y administrando la inteligencia de la nación.
Ha promovido cambios sustantivos dentro del sector salud, inyectando ideas innovadoras en el sector público. Siempre abierto al debate, pero primero a escuchar.
Dentro del campo profesional y personal hemos pasado por muchos eventos, gran parte de estos cargados de mucha energía y emoción.
Hemos intercambiado razones en diferentes temas. Se aprende durante sus planteamientos. Las circunstancias nos han unido en momentos agradables y en otros no tanto.
Hombre de valores, de principios y escrúpulos que sabe defender su lealtad y fidelidad. A eso se llama congruencia.
Les comento: cuando aspiraba a ser rector de la UNAM, luego de una entrevista para la TV, llegamos a platicar de frente, como siempre.
Él era director de la Facultad de Medicina y el tema, su aspiración a conducir los destinos de la Máxima Casa de Estudios.
Le expresé dos planteamientos, le dije: “Pepe, la amistad es muy elástica, en ocasiones estamos muy cerca, en otras nos alejamos pero la lealtad es una y no negociable”, más adelante le señalé:” por tus méritos no sé si seas rector, pero la UNAM sí necesita a un rector como tú”.
Más tarde, ya en Rectoría, fue privilegiado, de los primeros en acercarme a él. Me dijo que quería mantenerse con un perfil bajo, a lo cual me opuse: “Pepe, tienes que dejarte ver, ir al estadio, visitar las facultades e institutos, que los muchachos te vean, que lancen gotas juntos, motívalos y motívate” y me contestó: “Si a la UNAM le va bien al rector también”.
Y así, hemos hablado de administración pública, de gobierno, de política… y lo sostengo, el país y nuestra alma mater deben estar agradecidos por su entrega, valor, disciplina y talento. Nació para dirigir, sin duda.
Hoy, los momentos no son nada gratos. Transita por el más injusto y doloroso proceso que, como él lo subrayó, “no hay ni palabras para definirlo”.
Pero es el momento de la cercanía, del cobijo, de la entrega. Y me confío: “si algo estoy aprendiendo es que hay que cultivar a la familia y siempre decir te quiero”.
Por ello es el gran Pepe, y recordarte las plantas que me regalaba otro grande como Jorge Zúñiga Campos: “con grandeza vive quien hecho a grandeza está”. Salir de lo ordinario es su reto. Pepe Narro hoy, debe y tiene que estar tranquilo, ha sido ejemplo y guía, no hay duda.