Justas injustas
Freddy Sánchez martes 6, Ago 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Desde hace mucho tiempo el olimpismo mundial ha venido cargando un estigma por demás ofensivo para las competidoras: “el marimachismo”.
Una afirmación “a la ligera”, (insulto ruin muchas veces), dicho para cuestionar la condición de mujeres de quienes siendo atletas con evidente fuerza física son vistas con una apariencia que a algunos críticos y comentaristas del deporte les parece incompatible con el sexo femenino.
Así las cosas como en otros momentos de los Juegos Olímpicos, actualmente en los que están por concluir en París se han hecho presentes las suspicacias de que hay mujeres compitiendo con ventajas inadmisibles por tener un desarrollo preponderantemente masculino que jamás podrán alcanzar otras competidoras.
Eso justamente sucedió con una boxeadora que en 48 segundos, en el primer round de una pelea, anuló a su rival.
Y siendo también esta noqueadora la que el año pasado mandó al hospital a una boxeadora mexicana.
Así que los comentarios no se hicieron esperar para repudiar lo que algunos consideran dar ventajas reprobables a competidoras que podrían haber desarrollado facultades masculinas de fuerza física superior a otras mujeres y en contraparte redargüir de falsas o ignorantes y mal intencionadas dichas afirmaciones.
Cuánto entonces hay de razón en una u otra postura quizás no se sabe a ciencia cierta y por ello es preciso que se sigan dando avances en las evaluaciones de estas consideraciones y estudios respecto a lo que se piensa sobre diferencias que disminuyen o aumentan el potencial competitivo de algunas damas sin posibilidad para otras de emparejarse con el mismo esfuerzo y voluntad de alcanzar el máximo de su capacidad para competir.
En ese aspecto, se ha mencionado que efectivamente hay mujeres que por tener más cantidad de hormonas masculinas que el promedio pueden desarrollar una fortaleza física superior a otras damas y eso se ha tratado de evitar en las competencias entre representantes del sexo femenino.
Y para lograrlo métodos de revisión y control en las competencias para damas han tenido cambios que permiten cada vez mejor determinar una igualdad de condiciones entre deportistas del “sexo débil”.
Esto último, una suposición más que fuera de moda y de realidad habidas cuentas de lo que hoy se ve en el desempeño de las damas en actividades otrora exclusivas para hombres y como parte de dichos menesteres el deporte que por décadas fue ajeno a las damas en diversas ramas.
La cuestión es si en verdad desde tiempos remotos y hasta nuestros días en los Juegos Olímpicos pudo haber y sigue habiendo competencias disparejas entre mujeres o lo que sería lo mismo: justas injustas.