¿Cuál soberanía? Manotazo gringo
¬ Luis Ángel García lunes 29, Jul 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El gobierno de la 4T obnubiló a los mexicanos durante seis años, entre otras cosas, con grandes dosis de chauvinismo o nacionalismo patriotero para justificar o rechazar las críticas que le hace la prensa extranjera. A la menor provocación, AMLO y su gabinete se envolvían en el lábaro patrio y arengaban a la población a defender a ultranza al mandatario en versión moderna de “mexicanos al grito de guerra…” e impedir se mancillara a la patria encarnada en la figura presidencial. Esa práctica recurrente e innecesaria se utilizó en temas como las denuncias de corrupción gubernamental, incluso de la familia del Ejecutivo, o por la connivencia con el crimen organizado. A las autoridades no les cae nada bien que los tilden de narco-Estado o Estado fallido, por lo que rechazan esas acusaciones con el brete de la soberanía nacional, que ya no somos colonia y apelan a la autodeterminación.
Hace más de dos años, el Pentágono denunció que se había perdido la gobernanza en al menos la tercera parte del territorio mexicano a manos de la delincuencia. Durante el mandato de Donald Trump y en la administración de Joe Biden exigieron el compromiso de México para convertirse en virtual tercer país seguro para detener las caravanas de trashumantes, lo que lograron —incluso el republicano se ufana de haber humillado a nuestro mandatario y a su canciller—, y combatir de forma determinante a los cárteles de la droga.
Si no está acreditada la connivencia de funcionarios de primer nivel del gobierno, cuando menos la fallida estrategia de abrazos, no balazos muestra una clara omisión. Actualmente, el tráfico del fentanilo es un problema no sólo de salud pública para los gringos, sino de seguridad nacional, por lo que advirtieron al gobierno que debería actuar con firmeza.
Legisladores norteamericanos pretenden declarar a los cárteles mexicanos como terroristas y autorizar la intervención militar para extraer a los barones de droga y juzgarlos allá. La vicepresidente Kamala Harris vino a entrevistarse con el todavía inquilino de Palacio Nacional para exigir una acción más fuerte contra las mafias y frenar el paso de la droga sintética, sin mucho éxito. Nuevamente, el mito de la soberanía —en un mundo cada vez más globalizado—, de que ya no somos colonia y el consabido argumento de la autodeterminación cuando nos conviene.
Colmaron la paciencia de los güeros. Trump, más allá de declaraciones electoreras, definió a nuestro país como un Estado fallido, donde la delincuencia organizada puede derrocar al gobierno en dos minutos. Insistió en que, si las autoridades mexicanas no combaten a los narcotraficantes, ellos lo harán. Y lo hicieron.
La semana pasada elementos americanos detuvieron al enigmático narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada en territorio nacional y se lo llevaron en una aeronave a El Paso, Texas. Como dijo el neoyorquino, AMLO ya no es Presidente para los gringos y por eso no le avisaron del operativo ni pidieron permiso para que las agencias americanas capturaran al legendario barón de la droga, perseguido por cuatro décadas.
Para la Casa Blanca primero está la salud y la seguridad nacional estadounidense que el consentimiento a un gobierno rebasado por el crimen organizado. La lucha contra el narcotráfico ya no es cuestión de soberanías. Ahora no les dieron tiempo de envolverse en la bandera nacional y tuvieron que apechugar. Gane quien gane en noviembre, los norteamericanos mantendrán su política intervencionista y si apuran a los congresistas se legitimará el uso de militares para incursionar y atrapar delincuentes. Esto no es nuevo, lo hicieron con Rubén Zuno —cuñado del ex presidente Luis Echeverría— y el doctor Humberto Álvarez Machain por el caso “KiKi” Camarena.
Apostilla: En tierras mexiquenses intentan opacar los resultados en salud de la secretaria Macarena Montoya Olvera, quien desde su llegada enfrentó el oportunismo de seudo líderes sindicales como Antonio Monroy. A través de notas amarillistas o falsas, el sedicente lidercillo pretende desprestigiar a la titular de Salud. Monroy busca encabezar un sindicato que nació de los más resentidos del SNTSA.