El buen juez
Freddy Sánchez jueves 25, Jul 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Destierro o cárcel.
Qué suelen hacer los que quedan a cargo de un nuevo gobierno para demostrar quién manda.
Algunos no se “andan por las ramas”, dejando constancia de que el que se fue dejó de tener “la sartén por el mango”. Y sus consejos podrán tener un buen peso, pero de ningún modo convertirse en mandatos a obedecer “ciegamente”, haciendo ver a quien llegó al mando como “pelele”.
Algo indeseable, que para evitarse dio lugar a “ponerle un alto” a los afanes injerencistas del jefe del Ejecutivo saliente con medidas rigoristas. Como llegó a ser “echar lejos del territorio” al que se cree con ínfulas para seguir mandando o en su defecto recurrir al encarcelamiento de algunos de sus cercanos colaboradores, anteriormente influyentes del gobierno que cambió de mando.
Los ejemplos de acciones sobre el particular se remontan a muchos sexenios atrás.
El destierro de Calles cuando llegó a gobernar Cárdenas y tiempo después algo similar con Díaz Ordaz y Echeverría en los mandatos del propio LEA y después López Portillo.
Por lo que a los encarcelados de la política se refiere cuando comenzaba un nuevo régimen, igual pueden citarse múltiples ejemplos.
Los más recientes: la aprehensión de “la Quina”, quien alardeaba diciendo que los presidentes tenían que ser amigos del sindicato petrolero “por la buenas o por las malas”.
Y Carlos Salinas lo mandó a la cárcel para asombro de muchos e inclusive temor de la clase política. Lo paradójico fue que después le tocó “pagar con la misma moneda” al creador del poderoso “salinato”, con la reclusión de su hermano Raúl Salinas en tiempos de Ernesto Zedillo.
Y en una época más reciente se podrían mencionar diversos casos de quienes sirvieron como una especie de “estate quieto” para los presidentes salientes o políticos que ejercieron un gran poder sexenal, suponiendo ilusamente que lo podrían conservar.
De ahí entonces que sirvieran de muestra para apaciguar ánimos de confrontación contra el poder en turno, entre otros sucesos, el encierro de la otrora “intocable” Elba Esther Gordillo, que pisó el reclusorio en la administración de Peña Nieto, y Rosario Robles, quien de Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y secretaria de Estado, en el anterior régimen, terminó tras las rejas una buena parte del presente sexenio.
Al respecto, cabe mencionar que en casi todos los casos penales hubo acusaciones de delitos que no pocos consideraron “golpes políticos” para que los antecesores presidenciales y sus colaboradores de primer nivel “le midieran el agua a los camotes” si se obstinaban en seguir queriendo mandar.
En este contexto, hay que esperar lo que hará la presidenta Claudia y también si actuará sólo contra sus adversarios políticos o comenzará por “la propia casa”, como el buen juez.